El exministro y expresidente valenciano Eduardo Zaplana, montó en la sombra un imperio económico basado en comisiones y sobornos según la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que alcanzó los 10,5 millones de euros. Una estructura en la que fueron fundamentales un matrimonio de amigos de Zaplana desde la infancia y un abogado uruguayo vinculado a los papeles de Panamá y que ya apareció navegando en las aguas del caso Lezo.

Para empezar su entramado, el exministro se habría aprovechado durante más de dos décadas de su amigo Joaquín Barceló Llorens, compañero de la infancia en Benidorm y a quien Zaplana se empeñó siempre en ascender en paralelo a su carrera. Y, mientras Barceló hacía política, también creó una red de empresas dedicadas al sector inmobiliario que Zaplana habría usado después para blanquear los 10,5 millones de euros que escondió en su entramado offshore.

Según cuenta El Confidencial, esa estructura tenía ramificaciones en Uruguay, Panamá, Reino Unido, Luxemburgo y Andorra. Y en su creación fue fundamental el abogado uruguayo Fernando Belhot, responsable del bufete South Capital Partners, con sede en Montevideo y especialista en crear entramados en paraísos fiscales.

Belhot es un viejo conocido para periodistas y guardias civiles. Por un lado, aparece vinculado a los Papeles de Panamá. Y la UCO se le encontró en la investigación del caso Lezo, precisamente charlando con Zaplana para coordinarse para cerrar un trato comercial con Ignacio González.

En febrero de 2017, los tres llegaron a un acuerdo para comprar la licencia de un producto químico para depurar agua. Aunque las conversaciones apuntaban a que el objetivo es usar ese negocio para repatriar dinero “de origen ilícito”.

El propio Belhot ha confirmado, tras la detención de Zaplana, que conocía al político desde hace años y que fue él quien le presentó a Ignacio González. Belhot incluso abrió una oficina en Madrid en febrero de 2016 para estar más cerca de sus clientes y sus potenciales negocios.