Las llamas asolan Galicia. En este momento, hay 105 fuegos activos, 15 de ellos con situación dos, es decir, que suponen un riesgo real para núcleos poblados. Los incendios se han cobrado la vida de dos personas y, según ha confirmado el primer ministro de Portugal, Antonio Costa, hay otros cinco fallecidos, al que habría que sumarle otra persona que perdió la vida en un accidente de tráfico cuando intentaba escapar de las llamas. El desastre está llamando a las puertas gallegas y las imágenes y la deslucida gestión del Gobierno del Partido Popular, tanto a escala nacional como autonómica, evocan otro desastre: el hundimiento del Prestige en 2002.

Los primeros focos se iniciaron el sábado. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, estuvo desaparecido hasta domingo que, a través de tuit, mostró su preocupación, y no fue hasta las 12:00 de la noche cuando emitió sus primeras declaraciones públicas sobre el asunto. Tardó 24 horas en reaccionar y 48 en convocar al gabinete de crisis, que se ha reunido durante la mañana de este lunes (en torno a las 09:15) horas.

La respuesta ha sido tardía y la sociedad civil se ha organizado a fin de ayudar a paliar los efectos de las llamas, así como a intentar sofocar algunos incendios. Las imágenes de ciudadanos llevando cubos de agua y formando cadenas humanas evoca a la Galicia de 2002, cuando los gallegos acudieron a la costa a limpiar los restos de petróleo del Prestige, que se partió en dos, vertiendo más de 67.000 toneladas de crudo.

 

Mariano Rajoy, quien ya ha confirmado que viajará este lunes a Galicia, fue el encargado de gestionar la crisis ya que en noviembre de 2002 ocupaba el cargo de vicepresidente y portavoz del Ejecutivo. Ciudadanos de toda España y agentes políticos criticaron que Rajoy no informó del desastre medioambiental adecuadamente. El Prestige se hundió un 19 de noviembre y el 23 de ese mismo mes, cuatro días después, Rajoy aseguró que el vertido afectaba “a una parte importante de A Coruña” pero que no se trataba de una “marea negra”, al tiempo que subrayaba que el fuel era “el menos tóxico de todos cuantos vertidos había sufrido Galicia”. Además, el 4 de diciembre, sin pudor alguno, aseguró que el crudo no había llegado a las Rías Baixas mientras se podían ver imágenes de marineros intentando ayudar con sus propios medios.

Pero si hubo una declaración o postura del ahora presidente del Gobierno que marcó su torticera gestión del Prestige fueron los “hilitos de plastilina”. Mariano Rajoy, en una rueda de prensa, señaló que del navío salían “pequeños hilitos. Regueros solidificados con forma de plastilina en estiramiento vertical”.

De momento, Rajoy no ha hablado de “hilitos de plastilina”. Lo que sí que ha hecho ha sido esperar a que acabara el partido de fútbol que enfrentó al Betis contra el Valencia (3-6) y felicitar a Sebastian Kurz, el ganador de las elecciones en Austria.