Mariano Rajoy en la Audiencia Nacional sentado a la derecha del Tribunal Gürtel respondiendo a preguntas relativas a la presunta financiación ilegal de su partido. Una imagen que, a pesar de que no contará con la presencia de Francisco Correa, el cabecilla de la trama, marcará un antes y un después. Todo un presidente del Gobierno declarando en un juzgado por corrupción. Es la primera vez en la historia de España que el presidente del Ejecutivo en activo tiene que declarar ante un tribunal. Será la primera vez, pero, ¿habrá más?

Rajoy tiene que declarar este miércoles en el marco de caso Gürtel, una investigación que indaga en la presunta financiación ilegal del Partido Popular. Los populares acudían dopados a las elecciones gracias, presuntamente, a las mordidas aportadas por empresarios que, a cambio, recibían licitaciones públicas a dedo. El empresario Francisco Correa (quien da nombre al caso -Gürtel significa ‘correa’ en alemán) hacía las veces de intermediario y conseguidor. Un auténtico macrocaso de corrupción que ha provocado largas colas de procesados del PP agolpados a las puertas de la Audiencia Nacional. Y es que, dos décadas de caja B dan para mucho.

El caso Gürtel se instruye en 12 piezas separadas. Rajoy será interrogado por la que investiga la primera etapa (1995-2005). El presidente del Gobierno lleva varios días encerrado con sus abogados preparando el interrogatorio. Hay tres argumentos que se barrunta que utilizará. En primer lugar, el ya conocido “yo no sabía” o “no me consta”. Por otro lado, dejará todo en manos del siguiente en desfilar por la Audiencia, el presidente del Senado, Pío García- Escudero, el encargado de la campaña electoral de 2003, que se financió con fondos de la Gürtel. También puede recurrir al “yo eché a Correa”. Sin embargo, esta última tesis puede suponer un arma de doble filo para Rajoy. Si le echó es porque le conocía y podía estar al tanto de actividades irregulares, lo que podría provocar que Rajoy entrara al Juzgado como testigo y saliera como investigado, en cuyo caso, veríamos a Rajoy desfilar por la Audiencia Nacional más a menudo.

Rajoy y la maldita caja B

Como decíamos, hasta 12 son las piezas que componen el grueso del caso Gürtel. Una de ellas es la relativa a los Papeles de Bárcenas que detalla la entrega de sobresueldos a cargos del PP, entre ellos el propio Rajoy. Unos pluses, o “gastos de representación”, tal y como los llamó la actual tesorera del PP, Carmen Navarro, cuyo origen era ciertamente irregular: se recaudaban fondos a través de donaciones en negro realizadas por empresarios a cambio de la adjudicación de contratos públicas. Las mordidas de toda la vida.

El nombre de Rajoy aparecía en esos documentos y el propio Bárcenas confirmó que “claro que conocía [Rajoy] la caja B. ¿Cómo no la va a conocer si Álvaro Lapuerta le entregaba sobres?”. El presidente se sienta para responder por la pieza separada relativa a la primera etapa, pero podría esperarse también fuera citado en la pieza separada que investiga la caja B y los Papeles de Bárcenas. El tribunal gürteliano le citó alegando que necesita recabar toda la información posible y Rajoy debía tenerla “por los cargos que ocupaba”. En el caso de los Papeles de Bárcenas, se podría aplicar el mismo argumento.

En consecuencia, y siguiendo con la premisa de que por los sillones que ocupaba tiene cierta información que seguro que al tribunal le resulta interesante, Rajoy podría ser citado en alguna de las otras 10 piezas puesto que tomó las riendas del Partido Popular en 2005 tras la designación cesarista de José María Aznar, y las investigaciones exceden ese año.

La Púnica

Lo mismo ocurre en con el caso Púnica. El modus operandi es semejante: mordidas a cambio de adjudicaciones de contratos públicos. Lo que cambia son los nombres propios: en este caso, eran Francisco Granados, ex alcalde de Valdemoro y exconsejero de Esperanza Aguirre, y el empresario David Marjaliza -entre otros muchos-. Según la investigación de la Guardia Civil, entre ambos enarbolaron una estructura societaria dentro y fuera de España. Tanto Granados como Marjaliza estaban acusados de “formar parte de una organización criminales dedicada a perpetrar delitos de blanqueo contra la Hacienda Pública, falsedad documental, cohecho y tráfico de influencias”.

La Operación Púnica es otro de los casos de corrupción que asolan al PP, en este caso, al PP de Madrid. Un caso diferente, pero el argumento de que por los cargos que ocupaba Rajoy debería declarar durante la investigación, es igualmente válido.

Comisión de Investigación sobre la caja B del PP

Estaba incluida en su acuerdo de investidura con Ciudadanos y votaron a favor de su creación. Sin embargo, desde que se configuró, el PP no hace más que intentar dinamitar la Comisión de Investigación sobre su presunta financiación ilegal. Su última treta consistió en recurrir al Tribunal Constitucional presentado un recurso de amparo. Entre tanto, la oposición está decidida a hacer desfilar a varios altos cargos del PP. Ya han desfilado por sede parlamentaria cinco de los siete tesorero del PP: Luis Bárcenas, Ángel Sanchís, Rosendo Naseiro y Carmen Navarro (Álvaro Lapuerta fue citado pero no acudió alegando demencia sobrevenida).

PSOE, Podemos y Ciudadanos han acordado que, de entre toda esta ristra de altos cargos populares, acuda, como no podía ser de otra forma, el propio Mariano Rajoy. Eso sí, en este caso se exigirán responsabilidades políticas, no judiciales. En otras palabras, el resultado no es vinculante.

Sea como fuere, Mariano Rajoy declara este miércoles ante un juez por la corrupción del partido que preside, y dado que la sombra de la corrupción del PP es alargada, puede ser la primera, pero no la última.