Sergio Ramos, el histórico capitán que durante más de una década lideró al Real Madrid desde el césped, irrumpió este fin de semana en el mundo musical con una declaración sonora tan emotiva como crítica. Su primera canción en solitario, Cibeles, salió a la luz el domingo 31 de agosto a las 19:00 en España, hora en la que se activó en las principales plataformas de streaming como Spotify y YouTube. Lejos de ser un simple capricho artístico, el lanzamiento se convirtió en una carta pública cargada de nostalgia y reproches hacia su abrupta salida del conjunto blanco en 2021.

La campaña previa fue tan calculada como enigmática. Durante varios días, una furgoneta recorrió la emblemática Plaza de Cibeles con el mensaje “Tú me pediste que vuele…” escrito con las letras “SR93”, una firma que alude a sus iniciales, al mítico minuto 93 de Lisboa y al dorsal que lleva actualmente en Rayados de Monterrey. El gesto encendió las especulaciones en redes sociales y en los medios deportivos, que pronto confirmaron que se trataba del preludio de su debut musical. La expectativa se multiplicó: Ramos no solo se disponía a cantar, sino a desnudar en forma de canción una etapa clave de su vida deportiva.

Cibeles es, ante todo, un homenaje al lugar donde el Real Madrid celebra sus títulos, pero también un testamento de los días de gloria que el defensa sevillano atesora con cariño. Sin embargo, bajo esa capa de gratitud y épica se filtra un tono de reproche. Frases como “Te puse corona, tú me pusiste alas, no sabía que eran solo para que me alejaras” o “Un partido dura 90’, y te di 93 más de la cuenta” convierten la letra en un relato envenenado que remite directamente a su final en Chamartín. Incluso en otro pasaje apunta: “Espero que te vaya bien, aunque sin ti me siento mal, menos mal que yo me marché, porque no me trataste igual”. Es difícil no leer en esas líneas un destinatario implícito en la figura de Florentino Pérez, con quien Ramos rompió su relación profesional en medio de tensiones por su renovación.

El videoclip refuerza esta narrativa. Alterna imágenes de la fuente madrileña con recuerdos de su paso por el Real Madrid: goles decisivos, trofeos levantados y celebraciones multitudinarias. Pero el desenlace sorprende con una metáfora visual impactante: la estatua de Cibeles resquebrajándose, como símbolo de una relación rota que aún duele.

El proyecto musical de Sergio Ramos no está improvisado ni en lo artístico ni en lo empresarial. Detrás de Cibeles se encuentra Rimas Entertainment, la misma discográfica que gestiona las carreras de figuras internacionales como Quevedo, Bad Bunny u Ozuna, lo que sitúa al excapitán blanco bajo el paraguas de una de las compañías más influyentes de la industria urbana. La producción del tema ha corrido a cargo de Ovy On The Drums, productor colombiano responsable de éxitos globales como Tusa de Karol G y Nicki Minaj, mientras que el videoclip ha sido realizado por Little Spain, la productora audiovisual vinculada a C. Tangana, que ha marcado tendencia en la última década con piezas de gran impacto visual y narrativo.

Este fenómeno no es aislado. En la industria musical contemporánea, las canciones de reproche se han convertido en armas públicas para ajustar cuentas, airear viejas heridas o lanzar indirectas con nombres y apellidos. Ramos no inventó el recurso, pero lo trasladó al terreno futbolístico con una fuerza inédita. Si Shakira convirtió un desamor en hit mundial, el exdefensa andaluz aprovecha el micrófono para revisar su biografía deportiva y colocar sobre la mesa una herida que nunca terminó de cicatrizar. Cada verso funciona con doble lectura: melodía para unos, dardo para otros.

La reacción en redes sociales fue inmediata. El estreno se convirtió en tendencia en X y en otras plataformas, con una oleada de memes y comentarios humorísticos que oscilaron entre la sorpresa y la burla. “Prefiero una de sus entradas por detrás”, ironizaban algunos usuarios, aludiendo a su estilo combativo sobre el césped. Pero más allá del humor, la mayoría coincidía en que Ramos había logrado lo que buscaba: no dejar indiferente a nadie.

El trasfondo de este debut no es improvisado. Ramos ya había mostrado interés por la música con colaboraciones junto a artistas como Niña Pastori, Canelita o Los Yakis, e incluso participó en canciones como “Otra estrella en tu corazón” en 2018. Además, músicos como Carín León lo han elogiado públicamente como “un artistazo” con capacidad para cantar y componer, llegando incluso a anunciar posibles colaboraciones. Su nueva faceta no surge, por tanto, de la nada: es el resultado de una inquietud artística que ahora cristaliza en un proyecto más personal y mediático.

Cibeles no es solo una canción, sino un ejercicio de memoria y desahogo. Es un recordatorio de que Ramos no se marchó del Real Madrid como habría querido y que aún guarda en su voz un eco de lo que considera una despedida injusta. Al mismo tiempo, es un intento de perpetuar su vínculo con el madridismo, con ese público que lo idolatró por sus goles, su entrega y su liderazgo en el campo.

El exfutbolista que disputó 671 partidos, marcó 101 goles y levantó cuatro Champions, cinco ligas y un sinfín de títulos, se atreve ahora a levantar la voz desde un escenario distinto. Puede que no se convierta en un fenómeno musical de masas, pero su irrupción añade una nueva capa a su figura pública: la del jugador que eligió un micrófono para ajustar cuentas y, al mismo tiempo, rendir homenaje a los mejores días de su carrera. En definitiva, Cibeles es más que un sencillo: es la confesión cantada de un héroe del madridismo, una melodía que habla de gloria, dolor y despedida.

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