Hacía mucho tiempo, casi desde “Canción triste de Hill Street”, que no veíamos en televisión a unos policías como los de “La delgada línea azul”, el extraordinario drama policial sueco serie sueca, que en España emite Filmin.
Sus protagonistas no son superhéroes, ni investigadores que resuelvan macabros crímenes o complicadas investigaciones. Más bien al contrario, se trata de gente común y corriente… seis agentes que patrullan las calles de Malmö, en Suecia, enfrentándose cada día y a veces no con la suficiente templanza a malos tratos, drogas, prostitución, xenofobia o violencia callejera. Su labor diaria es el prisma perfecto para mostrar esa retahíla de problemas sociales consecuencia de la desigualdad, la pobreza y la marginación y para los que hay difícil solución.
Al llegar a casa eso sí, tratan de mantener la estabilidad evitando cómo pueden verse afectados por lo vivido en su trabajo. No les es fácil y menos cuando a menudo su actuación es cuestionada y criticada en las redes sociales, algo de lo que deja buena constancia la serie. Cada una de sus polémicas intervenciones concluye con “poderosos” tuits de los ciudadanos sobreimpresionados en pantalla, en una composición de planos, músicas y enérgicas frases magistrales.
La creadora de la serie, Cilla Jackert (“The Restaurant”) quería plantearse la pregunta de cómo se puede mantener la cabeza perfectamente amueblada, en medio de todas las desigualdades y problemas que azotan al mundo actual. Descubrió un perfil de Twitter que contaba sin aspavientos, el día a día de la policía sueca, mezclando desde actos muy mundanos, a otros extremadamente peligrosos. Esa cuenta resultó ser una mina, que originó una serie que tras arrasar en toda Escandinavia, ya ha sido renovada por una segunda temporada.
Las tramas de ‘La delgada línea azul’ son tan reales y palpables como la vida misma. Unas son más intensas, dolorosas y tristes que otras, pero todas están marcadas por la tensión, la peligrosidad y la calamidad. La tragedia y dramatismo que sacude y rodea cada secuencia y cada uno de sus 10 episodios, solo se consigue gracias a un buen guion, actores de primera y una impecable realización. Esta última tira muy acertadamente de cámara en mano en las distintas escenas exteriores y sobre todo, en las frenéticas persecuciones y detenciones.
Dentro de un reparto lleno de actores desconocidos con los que se perseguía y se consiguió dar más realismo a la historia , destaca el trabajo de la enorme actriz Gizem Erdogan. Conocida en nuestro país gracias a su maravillosa interpretación en la popular serie de Netflix ‘Kalifat’, en esta ocasión cambia de religión, y pasa de fundamentalista musulmana a devota judía.
