Suele decirse que Rosalía es, a menudo, puente. Entre lo sacro y la carne, la sutileza y lo comercial, el dogma y la flexibilidad. También entre quienes la componen y la celebran. Porque ella se sigue en instagram con Obama pero también con El Mini.

Durante su reciente paso por La Revuelta, la cantante ha dejado claro su don de gentes, ganándose con su amabilidad y elocuencia al público general, que ha consumido Lux hambriento de lo nuevo de la catalana. 

Pero hay que recordar que lo primero que Rosalía conjugó en el panorama no fueron palabras divinas. La catalana inició su carrera en la escena underground y el trap español que la vio expandirse antes de convertirse en una de las artistas más influyentes del panorama musical internacional. A finales de la década de 2010,  Rosalía apareció en un momento en el que el trap, el flamenco experimental y las nuevas corrientes urbanas estaban ganando fuerza de la mando de colectivos como Corredores del Bloque o Kefta Boys. Su apuesta por fusionar las raíces del flamenco tradicional con sonidos urbanos contemporáneos como el trap, el R&B o la electrónica la posicionó rápidamente como una figura a tener en cuenta dentro de una escena underground de la que Rosalía bebió como cualquiera. 

Raíces callejeras y códigos del trap

Rosalía fue parida de una escena nacional independiente y sucia a principios de los 2010, cuando todo era nuevo y la cuestión era aniquilar lo conocido. Fue en ese tablero de juego, en la industria que aun no era industria, donde el nombre de la catalana se volvió tangible, escuchado. En ese momento, su talento e inclinaciones folclóricas servían para tender lazos y poner esa sazón con los chavales del urbano, quienes probablemente supieron de su talento antes que nadie. Durante esta etapa, junto a Alizzz y C.Tangana, la cantante lanzaba Llámame más tarde y Antes de morirme; esta última, cambiaba el rumbo del urbano nacional para siempre. Ambos temas se grababan en el taller mecánico del padre del productor, en un contexto endogámico y exaltado que se abría ante dos figuras especiales que desafiaban los moldes establecidos. 

Del barrio al mainstream 

Una lista de artistas como Dano, Yung Beef o la propia Zowi, pertenecientes al urbano español que en ese momento se encontraba en plena ebullición, son algunos de los nombres con los que Rosalía compartió espacio y tiempo como parte de un movimiento nuevo que rompía con todo lo anterior. Casi como un easter egg, a la creadora de Lux se la puede encontrar en videoclips de la época, como ocurre con el del tema Saturno, de Dano, grabado en el año 2014.

Unos años más tarde, la catalana definía a Yung Beef como un artista "puro", mientras que él aseguraba que "a Rosalía siempre la he visto en nuestros ambientes. Siempre ha estado en nuestro rollo", cerciorando que el nacimiento de la estrella blanca de Lux se trazó en las calles de El Raval. Ella, que ya se había posicionado como joven promesa nacional con el pelotazo de Malamente, se mostraba inquieta por empezar a explorar el movimiento en el escenario en lugar de actuar sentada. El granadino le decía que "tenía poderío de sobra" para hacer eso. 

De hecho, algunos de los máximos exponentes de esta generación trap aparecen acreditados en piezas relevantes de su trayectoria, como es el caso de C.Tangana, que lo hace en 8 de los 10 que componen su obra maestra, El Mal Querer (2018). También ocurre en el tema Bulerías, perteneciente al disco de Motomami, donde Daniel Gómez Carrero, conocido como Kaydy Cain, aparece como letrista. Esta tampoco es una unión novedosa, ya que el propio madrileño firmó también el sencillo de la cantante, Juro que, publicado en enero de 2020.

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