Cuando se habla de madurez en relación con un grupo de rock parece que se está emitiendo un halago, aunque en muchas ocasiones la intención real es poner el primer clavo en su ataúd. Sin embargo, es complicado encontrar otro sustantivo para definir el momento de Izal.

Porque tienen las cosas muy claras. Y eso se transmite en cada uno de sus actos. En la conciencia de controlar su propia carrera, de conocer bien a su público, de prestar menos atención a la crítica y sobre todo en 'Autoterapia', su nuevo trabajo. Un disco de cierta continuidad, para no decepcionar, pero con fases de experimentación, para continuar con su evolución.

“La grabación de este disco fue un poco diferente. Después de siete años rodando juntos decididos darnos un tiempo de vacaciones, para echarnos de menos”, comenta sonriendo Emanuel Pérez Gato. “Mikel ya había compuesto casi todas las canciones antes de separarnos, así que volvimos con los deberes hechos. Nos no centramos tanto en el local de ensayo, sino que machamos más en el estudio. Muchas de las cosas que probamos ahí han ido directamente al álbum”. Una vez más confianza.

“Siempre hemos tenido afán de experimentar”, apunta Mikel Izal. “Ahora además podemos llevar esa inquietud a los discos. Tenemos mejores medios, más tiempo y más compenetración”. El resultado en “Autoterapia suena más ambicioso, más sólido sin perder el transfondo rock y las letras de aire literario.

Un trabajo que desgranan de forma conjunta, transmitiendo la impresión de funcionar como un sistema planetario en el que cada miembro de Izal tiene su personalidad pero funcionan unidos por la fuerza de gravedad que los hace moverse al mismo ritmo.

Los discos anteriores los ensayamos mucho, quizá demasiado”, interviene Alberto Pérez. “Llegábamos a la grabación y en realidad no nos habíamos escuchado”. Todo ese proceso se ha trasladado esta vez a la grabación para aportarle frescura y directo.

Una vez que el disco empieza a girar, llama la atención la elección de singles. Primero 'El Pozo' con un sonido más clásico de la banda y después 'Pausa', un medio tiempo menos identificable. “Siempre intento que las canciones sean diferentes. Que cada nuevo tema no sea igual a otro que he escrito”, advierte Mikel. “Es nuestra filosofía”, apunta Gato. “Somos cinco personas con inquietudes distintas. Cada uno aporta su estilo y su idea a las composiciones de Mikel”. Aunque el orden de salida de ambos temas fue un elemento de disputa entre los miembros del grupo que se resolvió “democráticamente, aunque yo estuviera en el bando perdedor”, explica Alberto Pérez.


En cualquier caso, la elección de 'Pausa' habla de un grupo que tiene el control de su carrera. Que puede elegir un single no especialmente comercial y un tanto alejado de su estilo. “Muchas veces subestimamos al público”, sentencia Mikel. “Pausa” parecía un riesgo pero no lo es. Hemos tenido una avalancha de comentarios positivos. El público nos ha demostrado que no necesita una estructura tradicional estrofa estribillo. A veces pensamos que el público demanda una cosa y en realidad es mentira. Tratamos de huir del cliché, de quitarnos los miedos de qué funcionará y qué no”. Y sí, para Alejandro Jordá, poder elegir un tema así de single es un lujo “pero un lujo que nos hemos trabajado todo este tiempo”.


Una vez más, funcionó la democracia. Las dos canciones han entrado con fuerza en las listas de las plataformas de reproducción, una muestra de lo que está por venir. Pero eso no les genera vértigo. “¿Vértigo? No, no, más bien felicidad”, concreta Iván Mella. “Felicidad extrema. La acogida en Spotify o Youtube ha sido increíble. Eso sí, tienes responsabilidad porque ves la que se está formando y el gusanillo de salir a tocarlo en directo y ver la acogida.”

Un directo con el que volverán a girar por los principales festivales del país. A cuento de este asunto y dado que la conversación se celebra el día 8 de Marzo sale el tema de la reducida participación femenina en los festivales. Pero es un diálogo de seis tipos en una sala hablando de mujeres y feminismo. El discurso, hasta entonces seguro, se llena de dudas. “No me explico por qué la diferencia”, afirma Mikel. “No me cabe en la cabeza que alguien no contrate a una banda buena porque sea de mujeres”, continua. “En el conservatorio hay más mujeres que hombres”, recuerda Mella, “pero sí es verdad que luego la mayoría de bandas están compuestas por tíos”. “El rocanrol siempre ha sido un género masculino”, apunta Gato. “Lo cierto es que nos sorprende, aunque habría que entrar en cuáles son los motivos reales”, acierta a acotar Mikel. “Hablamos de música, pero lo que sucede es que estamos por civilizar en el aspecto del feminismo. La discriminación que sucede en las empresas, por ejemplo, seguro que también existe en el mundo de la música”, sentencia el cantante.

De vuelta al grupo, Izal es un buen ejemplo de la distancia que a veces hay entre éxito de público y de crítica. “Antes sí me afectaban las críticas”, confiesa Mikel, “los palos me hacían preguntarme si realmente valía para esto. Pero ahora procuro que no me afecten las críticas. Ni las malas ni las buenas, porque también tienen su peligro”, concluye Mikel Izal.