En un país en el que el mero hecho de llevar 10 minutos en esto de la música es digno de admiración, haber pasado 10 años grabando y actuando merece una celebración por todo lo alto.

En eso está Dani Flaco. El cantautor catalán anda de gira para conmemorar su década sobre los escenarios agarrado a una guitarra acústica. Una gira en la que repasa sus temas más importantes y que le llevará el próximo 11 de marzo a la Sala Sol de Madrid.

Con la parquedad de palabras, y a veces de ideas, con las que los críticos suelen catalogar a los artistas, Flaco ha sido definido como “el nuevo Sabina”, algo que choca cuando se piensa que ya tiene seis discos en el zurrón. Flaco justifica la comparación en que “al principio tenía el mismo manager que Sabina tuvo durante 20 años” y aunque el apelativo le “honra, por otro lado Sabina es mucho Sabina”, declara enigmático. Quizá sea porque su modelo es todavía más clásico. “Mi ídolo, arriba y abajo del escenario es Javier Krahe”, al que considera el ejemplo que hay que seguir “aunque sea inalcanzable”.



En esta gira, Flaco se ha propuesto el difícil reto de sorprender al público cuando la única arma es una guitarra acústica y una banda igual de analógica. Su secreto será “pasármelo bien y cantar cada canción como si fuera la primera y la última vez”, declara. En este repaso por su carrera, advierte que podrá distinguirse su evolución como músico, esos diez años que le han llenado de experiencia, de “la paciencia para terminar los temas, lo que hace que las canciones más modernas estén más trabajadas que las antiguas”.

Esta gira será el calentamiento ante la grabación de su nuevo disco del que ya tiene parte escrito y para el que prefiere delegar la elección de las canciones que lo compondrán a ellas mismas, “que serán las que elijan si quieren ser incluidas o no”, explica con esa fantasía que solo es comprensible para los artistas. Eso sí, no piensa volverse loco, en plan lanzarse a la electrónica ni nada así, su rollo seguirá siendo el acústico “que es el estilo que más me gusta”, confiesa.



Pese a ello, Dani Flaco no es un tipo clásico. Está muy atento a las nuevas formas de consumo de la música y también de financiación, no en vano creó un crownfounding para sufragar los gastos de grabación de ‘Versos y Madera’, realización de vídeo clip y esas cosas que comporta poner un elepé en la calle. En cuanto al entorno digital, Flaco prefiere “ser optimista y pensar que la era digital va a ser beneficiosa para la música. Creo que debemos aprovechar los avances tecnológicos para hacer mejor esta industria tan dañada”.

Tampoco esquiva Flaco el tema catalán, sobre el que puede hablar con cierta autoridad, toda vez que ha grabado discos en catalán y en castellano. Propone una visión muy romántica y lógica si se relaciona con sus letras. Para él se trata de tomarlo como “la relación entre dos personas. Si se hablan las cosas, en lugar de gritarlas, se pueden llegar a entender y a respetar. Y después, se puede tomar la mejor decisión para las dos partes”. Un argumento que, así dicho, suena tan sólido que resulta sorprendente que nadie lo haya pensado.

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