El audiovisual español despide hoy a Javier Manrique (Lima, 1968), actor de largo recorrido en televisión, cine y teatro, fallecido a los 56 años. La noticia fue comunicada por la Academia de Cine a primera hora de la mañana a través de sus canales oficiales, lo que inmediatamente desató una oleada de condolencias de amigos y aficionados que crecieron al calor de sus trabajos más populares, tanto en la gran pantalla como en la pequeña.
Manrique fue uno de esos intérpretes que el espectador identifica al instante: secundario de lujo en varias películas de Álex de la Iglesia -entre ellas El día de la bestia, Las brujas de Zugarramurdi y Mi gran noche- y presencia recurrente en series que marcaron época. En televisión, dejó huella como Lorenzo, el ordenanza de la oficina en Cámara Café, y como José Antonio “Chachi” en A las once en casa; además, protagonizó en el año 2000 Jacinto Durante, representante, una comedia de culto para muchos espectadores de RTVE. Antes de consolidarse en ese ecosistema mainstream, ya había asomado en Farmacia de guardia y en Turno de oficio: diez años después, demostrando desde los noventa una versatilidad para el gesto, la réplica rápida y la comedia costumbrista que tantos directores le celebraron.
Muere el actor Javier Manrique a los 56 años.
— Unión de Actores y Actrices (@uniondeactores) October 3, 2025
Desde la Unión, nuestro más sincero pésame a los familiares y amigos del actor.
Descansa en paz 🕊 pic.twitter.com/m805Trx1Dn
Su trayectoria en cine arrancó también en los noventa, con títulos como Todo es mentira (Álvaro Fernández Armero), Así en el cielo como en la tierra (José Luis Cuerda) y Más que amor, frenesí (Alfonso Albacete, David Menkes y Miguel Bardem). Ya en la década siguiente, Manrique se integró con naturalidad en el universo de Álex de la Iglesia, donde supo explotar su vis cómica y ese perfil de personaje entre cándido y deslenguado que le permitió brillar en el reparto coral de Mi gran noche. Esa suma de apariciones cimentó una fama discreta pero firme: quizá no siempre encabezó carteles, pero estaba en todas las conversaciones sobre el cine popular de los últimos treinta años.
Nacido en Lima (Perú), emigró joven y desarrolló su carrera en España, enlazando trabajos en platós y escenarios desde los 20 años. A esa faceta se añadió, ya con experiencia y redes consolidadas, una pata empresarial: desde hace más de una década compatibilizaba su trabajo como intérprete con la representación de actores a través de Manrique Management, un detalle que habla también de su respeto por los oficios de la industria y por la necesidad de cuidar las carreras de otros.
En televisión, la huella de Cámara Café resulta indiscutible. Aquel formato de sketches en el que la cámara fija retrataba, con sorna, las pequeñas miserias de una oficina, se convirtió en fenómeno social a mediados de los 2000. Allí, Lorenzo, el personaje de Manrique, aportaba una mezcla de ternura y absurdo que funcionaba como alivio cómico y contrapunto de otros roles más histriónicos. Uno de los papeles más queridos por el público, junto a su protagonismo en Jacinto Durante, representante y sus apariciones en A las once en casa.
Para una generación de espectadores, su nombre quedará anclado a recuerdos domésticos: risas en la sobremesa, frases repetidas en el instituto, escenas vistas y revistas en reposiciones o plataformas. Para el sector, a la fiabilidad del compañero que llega sabiendo el texto, mide el tiro y suma. El vacío que deja es, por eso, doble: el de un actor reconocible y el de un profesional respetado que supo moverse también en el lado invisible de la industria, representando a otros intérpretes y entendiendo el oficio como trabajo colectivo.
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