El 6 de mayo acudí a la presentación de este título en la librería Traficantes de Sueños. Los ponentes o presentadores, Daniel Álvarez Prendes (editor de Hoja de Lata), María Rosa de Madariaga (quien traduce y firma el prólogo de la obra) y Gonzalo Fernández Parrilla (profesor de Estudios Árabes de la UAM), nos convencieron de la necesidad de leer esta trilogía a quienes no sabíamos nada de Kanafani. El resto del público estaba formado por personas entregadas, gente extranjera en su mayoría, que de alguna manera habían contactado con el entorno del escritor, que llevaban años buscando sus obras en castellano sin fortuna (las antiguas ediciones están descatalogadas).


Algunos miembros del público también intervinieron en el debate y, entre todos, nos resumieron la importancia de Kanafani, nacido en 1936 en Acre y asesinado en 1972 en Beirut por una bomba de los servicios secretos israelíes. Su obra en conjunto es un reflejo del exilio palestino, con hombres y mujeres que sufren y se enfrentan al desierto.


En Hombres en el sol (1963), narrada en tercera persona, nos encontramos con Asad, Maruán y Abu Qais, tres individuos que tratan de escapar a Kuwait atravesando el desierto en un camión cisterna. Creen que en Kuwait lograrán salir del pozo de miseria en el que están hundidos: trabajando y enviando dinero a sus familias. Esta novela breve, de estilo realista, quizá sea la más conmovedora de las tres, con estos hombres empeñados en dar un giro a su destino, sometidos a las decisiones del granuja que se dedica a pasar emigrantes clandestinos por la aduana.


En Lo que os queda (1966) Kanafani opta por un giro radical y, allá donde antes había realismo y sencillez, nos ofrece ahora una narración más compleja, con influencias de William Faulkner y protagonismo de figuras inanimadas como el tiempo o el desierto, el desierto como una especie de monstruo y nuevos personajes cuya meta vuelve a ser la huida, para que todo comience de nuevo. En esta novela las voces de varios narradores casi se confunden y nos invitan a una experiencia distinta al primer título.


En Um Saad (1969) el autor regresa al estilo de la primera entrega. Um Saad simboliza, en palabras de su traductora, a "la mujer trabajadora y la tierra, Palestina", y el narrador es el propio escritor, quien desde la perspectiva que da la distancia nos cuenta el mundo de Um Saad, acostumbrada a contarle "sus penas, sus alegrías, su cansancio".


Esta trilogía ayuda a entender la lucha del pueblo palestino. En sus páginas hay poesía, hay lucha, hay derrota, hay esperanza, hay muerte y hay, sobre todo, conciencia.