En los últimos tres años, Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977) encadena best-seller tras best-seller, encandilando a una masa insaciable. Se ha hecho un hueco entre los escritores más exitosos del panorama nacional. El 5 de noviembre publicó Rey Blanco, la última novela (hasta la fecha) de la exitosa serie que comenzó en 2018 con Reina Roja con los queridísimos Antonia Scott y Jon Gutiérrez como protagonistas.

La primera novela de esta trilogía (por el momento) ha alcanzado la cifra de 56 ediciones. Una auténtica salvajada. Pero Reina Roja y sus sucesivas no surgen de la nada, sino de una idea gestada hace doce años, con la publicación de El Paciente en 2014, la primera piedra de lo que ha bautizado como La Trama.

Pero Juan Gómez-Jurado no sólo siente pasión por los libros, sino también por el cine, las series y los cómics, como lo demuestra en los podcast que coprotagoniza junto a Arturo González-Campos, Javier Cansado y Rodrigo Cortés. Entre el fragor de la multitarea, Juan aparece por ElPlural.com para charlar sobre su último libro o su debut en televisión el próximo 7 de enero (El Condensador de Fluzo, La2).

 

Pregunta: Woody Allen tiene a su Olympia, Stephen King, su despacho... ¿Qué tiene Juan Gómez-Jurado?

Respuesta: El Valle de los Caídos (ríe). Es un monte… Es así. Lo he contado más veces. Me gusta mucho irme allí porque es un lugar de total aislamiento, soledad y concentración. Entiendes por qué los monjes se apartan del mundanal ruido, pero ya sea allí o en Silos. Me iría ahí o cualquier otro monasterio. Sabes que no tiene nada que ver con la política. Me gusta mucho el sitio

P.: ¿Cómo llegaste a la conclusión de que era tu sitio?

R.: Me lo recomendó Arturo González-Campos. Yo tenía en Galicia un sitio donde escribía con Manuel Loureiro. Él tenía una casa perdida en el monte y nos íbamos allí muchas veces. Cuando me volví a Madrid le dije a Arturo que no tenía sitio para escribir y me dijo que por qué no me iba al Valle de los Caídos, que estaba barato y que ahí se iba Javier Fesser a escribir… Así pasó.

 Tenía la certeza de hacer algo que no se había hecho nunca, que era encerrar una historia dentro de una continuidad más grande de forma que tú no supieras nada hasta el final

P: ¿Cómo de importante es para un creador encontrar y atenerse a un entorno o a un método concreto?

R.: El libro se produce dentro de tu cabeza y de tu corazón, lo que tienes que estar es tranquilo, sin agobios y sin preocuparte si molestas a alguien o no. Es un sitio perfecto. Me dan de desayunar, comer, cenar y alojamiento por 75 euros al día. Es maravilloso y la gente es encantadora. Es un personal muy profesional. Me tratan muy bien y me  cuidan mucho. Lo único que tengo que hacer es estar centrado en mi trabajo.

En casa, quieras que no, que si pasear al perro, que si los deberes de los niños, que si vete a comprar unas lentejas… Yo cuando escribo tengo que desaparecer completamente.

P.: El Paciente es el inicio de ‘La Trama’. Me gustaría adentrarme en el proceso de creación. ¿Cómo se gesta una historia que se desarrollará durante doce años?

R.: No sabía que iban a ser doce años (risas). Tenía en la cabeza hacer una cosa un poco particular. Tenía la certeza de hacer algo que no se había hecho nunca, que era encerrar una historia dentro de una continuidad más grande de forma que tú no supieras nada hasta el final. En las entrevistas he mentido como un bellaco porque era la única forma de hacer esto. Llevo doce años haciéndome el tonto. Y hasta ahora…

Ha sido un proceso muy divertido, muy bonito. Estoy convencido de una cosa. Mi papel principal es comunicar la pasión por la cultura y, sobre todo, por los libros. Me flipan los libros, las películas, las historias, los cómics… Los amo con locura y toda esa pasión que llevo dentro la tengo que sacar. Siempre pienso en formas con las que entusiasmar a la gente y ésta era una más.

P.: Era un proyecto complejo….

R.: Era una locura. Todo el mundo me decía lo mismo. Era costoso y al principio no salía del todo bien. Era complicado que la gente entendiera los cambios y progresos que estaba haciendo. Estaba lleno de riesgos por todas partes.

Me flipan los libros, las películas, las historias, los cómics… Los amo con locura y toda esa pasión que llevo dentro la tengo que sacar

P.: Y lo estás rompiendo. La Trama está en plena ebullición con su reciente Rey Blanco. Pero en las últimas fechas, Reina Roja, la primera novela de Antonia Scott y Jon Gutiérrez, ha alcanzado su 50º edición...

R.: Llevamos 56 ediciones. No lo he dicho por Twitter y no me ha llegado aún la 56º edición. La vi ayer en la librería de debajo de mi casa. He pedido que dejen de mandármelas. Me tienen que mandar diez libros por cada edición y les he dicho que los envíen a una biblioteca porque no puedo tener tantos en casa. 56 ediciones ya… Es una cosa muy loca.

Rey Blanco va por la quinta y la primera fue de 150.000 ejemplares. Dijimos que la primera lo haríamos así para asegurar que no tenemos que reimprimir hasta después de Navidad… Pues no. Hemos hecho cuatro ediciones más de 35.000 ejemplares cada una. Lo de Reina Roja ha sido en dos años.

P.: ¿Cuándo empezaste a gestar la historia, ¿se esperaba algo así?

R.: Si, claro que me lo esperaba (ríe). ¿Cómo me lo voy a esperar? Cada edición que hacemos pienso que ya hemos tocado techo y no. Me da mucha alegría. En España llega un momento en el que, cuando ya has vendido determinado número de libros, significa que estás llegando a todo el mundo. Tienes la gente que lee, a la que le gusta leer, a la que regalan libros y gente que lee el libro que puede comprarse… Cuando llegas ahí, es increíble. Estás alcanzando a gente a la que no llegarías de otra forma.

Estoy tan convencido de la necesidad de que podamos comunicar la pasión por la lectura y más en estos tiempos en los que hay tantas opciones. Todas buenas, ojo. Antes las opciones eran Sálvame o los libres. Ahora puedes ver una serie en HBO, estar enganchado a un streaming de un youtuber que es extremadamente bueno… Yo también quiero defender lo mío.

P.: Eres un autor que se preocupa mucho por facilitarle sus obras a quienes no pueden acceder a ellas, ya sea a través de precios bajos o, incluso, regalando ejemplares. Un comportamiento que pocas veces se ve.

R.: Es ser persona. No es otra cosa. Yo me comporto como me enseñaron mis padres. Hay que echar una mano a la gente que lo necesita. Decía Schwarzenagger que lo primero que tienes que hacer cuando llegas a la cumbre es darte la vuelta y ayudar al que viene detrás de ti. Hay que hacerlo. Hago lo mismo con los escritores autopublicados. Intento ayudarles lo más que puedo. Esta pandemia he regalado 100.000 libros. Esto es muy fácil. Lo tengo que hacer porque está bien y si no sirviera para nada más, lo seguiría haciendo porque la sociedad ya me ha colocado en un sitio estupendo. Yo también tengo que devolver, además del 43% de impuestos que pago, que yo tributo en España, no como otros. Te tienes que portar bien con las personas. Que alguien no se pueda permitir un libro es muy jodido, por eso siempre les pido que me escriban. Tampoco creo que tenga tanta importancia.

En España llega un momento en el que, cuando ya has vendido determinado número de libros, significa que estás llegando a todo el mundo

P.: Muchos de tus lectores ya te han pedido más historias de Antonia y Jon. ¿Piensas en darles un descanso? ¿O les tendremos pronto de vuelta?

R.: Mira, el libro salió el 5 de noviembre. Domingo 8 de noviembre. 16:00 horas. Voy a sacar al perro. Llevaba un abrigo largo, gafas de sol, mascarilla… Me agacho a recoger la caca del perro. Tengo la mierda caliente en la bolsa. En un momento de mayor intimidad, pasa a mi lado un señor que me dice: ‘Juan, ya me lo he leído. ¿Pa’ cuando el siguiente?’. ¿Cómo me has reconocido? (ríe). No tenía sentido aquello. Es un acoso importante. Yo he depositado en los lectores el que me digan cuánto quieren que regresen y cuánto lo van a regalar por navidad y por Reyes. Va a tardar tiempo en pasar eso porque ahora tengo otras historias en la cabeza. Sólo les pido que confíen en mí. A ver qué pasa…

P.: ¿Veremos alguna de tus novelas adaptadas al cine o a la televisión?

R.: Lo vería muy bien. Quién no querría la fama y el dinero de una adaptación audiovisual. A eso no se le puede decir que no, pero es complicado. No he parado de fracasar en ese aspecto. Lo he intentado una y otra vez y no hay manera. Pero seguiremos fracasando.

P.: La última vez que hablamos, me dijiste que tenías una novela a punto de caramelo…

R.: Pero luego fue un fracaso…

Que alguien no se pueda permitir un libro es muy jodido, por eso siempre les pido que me escriban

P.: En el caso de materializarse algún proyecto, aunque creo suponer la respuesta, ¿quién te gustaría que lo dirigiese?

R.: Obviamente, la respuesta es Rodrigo Cortés. Me gustaría que fuera un director español. Admiro mucho su trabajo. Lo están petando cada vez más. Piensa en Bayona, en Rodrigo Sorogoyen, en Rodrigo Cortés, en Álex de la Iglesia, en Jaume Balagueró, Paco Plaza… Es una maravilla. Hay mucho material. Si algún día hago algo, me gustaría hacerlo en España y con gente española. Rodrigo Cortés sería un sueño, pero tiene muchas cosas que hacer. Es un tema complicado porque está el dinero, el calendario…

JUAN GOMEZ JURADO  ©JEOSM (59)
El escritor y periodista, Juan Gómez-Jurado. Penguin Random House.

P.: ¿Hay algo de Juan Gómez-Jurado, además de tus iniciales, en Jon Gutiérrez?

R.: ¡Te has dado cuenta! Eres la primera persona que se da cuenta (ríe). Hay mucho. Es un trasunto mío. Tiene mi sentido del humor, mi necesidad de proteger a Antonia por encima de todo… Yo lo creé para acercarme a Antonia. A esta tía no la entendía y me pregunté cómo hacer para entenderla y cree a Jon. Hay infinidad de cosas metaliterarias. Algunas serán un secreto siempre. Si te las contara te volarían la cabeza. Hay otras que son más obvias. Esta puede ser la entrevista número 200 sobre Antonia y Jon y te has dado cuenta ahora tú. En lo metaliterario es una cosa muy bonita porque es el autor dialogando con su creación.

Y me dirás, pero Juan si tú no eres ni vasco ni homosexual ni mides dos metros… Por eso lo hice, para esconderlo (ríe). Jon es un tío estupendo. Es la persona que me gustaría ser a mí. Es un tío encantador, aunque luego tiene sus complicaciones.

P.: ¿Has conocido a alguna Antonia Scott?

R.: Sí, claro. Diagnosticadas, las tres personas más inteligentes del planeta son mujeres y nadie piensa en ellas de primeras. Se te vienen a la cabeza siempre hombres. Stephen Hawking, Einstein, Bethoveen… Es fascinante cómo casi todas las mujeres eminentemente inteligentes han tenido que ocultar su inteligencia porque no estaba bien visto. Este es uno de los temas fundamentales de los libros. No quiero decir más porque entro en el terreno de los spoilers. Sólo te diré lo mucho que me gusta estar con gente más inteligente que yo.

P.: Hombre, enriquece.

R.: Pues, mira, sí. Está bien.

El personaje de Jon, en lo metaliterario,  es una cosa muy bonita porque es el autor dialogando con su creación

P.: Haces best-sellers, pero también podcast. Teníais Cinemascopazo hasta hace un año, compatibilizándolo con Todopoderosos y Aquí hay dragones, que es otro éxito…

R.: Eso es muy bestia. El crecimiento de Aquí hay dragones ha sido muy brutal. No llega al medio millón de Todopoderosos, pero está por ahí.

P.: ¿Habéis notado algún bajón durante la pandemia?

R.: Hubo quince días sí, pero luego fue a más. Fue un momento en el que estábamos todos idos y sin hacer nada. Nosotros seguimos haciendo las cosas con tranquilidad y sin agobios. Hay una cosa que define todo lo que hacemos. Las pelis de Rodrigo, los libros, los podcast de Arturo González- Campos, los sketches de Javi Cansado… Es algo que haríamos para una sola persona, que seríamos nosotros mismos. Yo escribo los libros que me gustaría leer. Lo hemos hablado muchas veces y Rodrigo lo comenta con cierta frecuenta. Estos son los podcast que me gustaría mandarle a mi yo de 15 años.

Ayer, un chaval de once años de Crevillent, me dio las gracias por los podcast. Me dijo que leía a Stephen King, a Arturo Pérez-Reverte y a mí. Decía que éramos sus autores favoritos. Yo me acordaba de cuando era pequeño y leía a Stephen King, a Reverte y a Tolkien y que quería ser escritor de mayor. Este chico quiere ser escritor y me ha mandado los tres capítulos de su novela. Con once años. Esto tiene sentido porque me he convertido en lo que quería ser de pequeño. El ciclo puede continuar. Es verdad que en esa ecuación de antes, en la que yo me había puesto con trece años, antes estaba Tolkien y ahora estoy yo. No me estoy comparando (ríe). Pero os jodéis, la gente se muere y tenemos lo que tenemos. Dentro de unos cuantos años, Sergio escribirá las mejores novelas del mundo y le daré las gracias por haberme escrito un email hace 30 años. Igual que yo cuando escribía a Pérez-Reverte a su página web cuando era adolescente. Es el fuego de los libros. No es para sentirse orgulloso, sino que es mi trabajo. Luego Sergio hará lo mismo con otro chaval.  

P.: No quiero concluir esta charla sin preguntarte por tu Condensador de Fluzo…

R.: Empezamos el 7 de enero.

P.: Imagino que el nombre es tuyo…

R.: Que va. Que va. Me fliparía que se me hubiese ocurrido a mí. Yo sólo soy un invitado en esta historia. Esto fue la productora, que tenía una idea para hacer un programa de historia que estuviera plagado de historiadores. Querían que lo presentara un historiador, pero les generaba un problema de conocimiento para el gran público. Entonces pensaron que fuese yo y lo presentase. He llegado el último y estoy increíblemente feliz por apoyar un proyecto de este tipo y para que se conozca y que guste. Están siendo días de rodaje duros porque yo no había hecho esto en mi vida. Estoy muy contento. Es la primera vez que hago algo en televisión, probablemente me diréis que no tengo ni puta idea de presentar (ríe). Pero los que vienen son buenísimos. Salvo yo, está todo el mundo muy bien. Ahora en serio, intento hacer cosas que ilusionen, enganchen y que muestren amor por cosas que merecen la pena. Es lo que define mi vida; la pasión por lo que hago.