“El tiempo es el mejor asesino”, decía la ‘maestra del crimen’, Agatha Christie. Y es que fue justo el tiempo lo que terminó ‘matando’ a Hércules Poirot, en sentido figurado. El aclamado detective, que resolvió los acertijos y misterios de la gran escritora británica, fue noticia internacional el 6 de agosto de 1975, hace exactamente 50 años atrás, por su inesperada muerte.

Hércules Poirot nunca existió en carne y hueso, pero sí entre las páginas de Christie que millones de lectores le dieron -y siguen dando- vida. Por este motivo, la sorpresa fue monumental cuando el prestigioso periódico estadounidense The New York Times abrió en primera plana con el fallecimiento del mítico personaje: ‘Hércules Poirot, ha muerto; famoso detective belga’, rezaba la primera página. Nunca antes un personaje ficticio protagonizó este grado de relevancia en el mundo periodístico.

Christie consagró su legado literario gracias a las aventuras detectivescas de Poirot en 30 novelas desde su primera aparición en El misterioso caso de Styles (1920) y otros 50 relatos cortos, pero, contra todo pronóstico, fue ella misma quien le dio sentencia de muerte literaria un año antes de fallecer y, con este 50 aniversario, se rememora aquella huella que marcó un antes y un después en la novela negra y la manera de desentrañar un misterio.

Y es que Poirot, tanto por su descripción en las decenas de novelas que protagonizó como en la que realizó la propia Christie, no es un personaje entrañable, amistoso o cercano; todo lo contrario, el belga se distinguía por sus aires egocéntricos, sibaritas, pretenciosos e insufribles, pero que también marcaron su resolutivo método para desentrañar los misterios más enrevesados.

La última aparición de Poirot como protagonista de una de las aventuras de la ‘dama del misterio’ se dio en uno de sus últimos libros, El Telón (1975), obra que escribió más de 30 años antes de su publicación. El detective, al reconocer que este último caso “sería el más interesante de todos”, declinó en el ocaso al fallecer de un ataque al corazón un 6 de agosto de 50 años atrás.

“Elemental, mi querido Watson”: de Holmes a Poirot

Lo cierto es que el legado de Poirot, indiferentemente de la edad, sigue presente en la actualidad habiendo pasado medio siglo. Sumado a otros detectives de calado literario como el inconfundible y ‘número 1’ Sherlock Holmes, del británico Arthur Conan Doyle, o el francés Arsene Lupin, obra de Maurice Leblanc, este ‘triplete del misterio’ consagró un antes y un después en el trazado de una historia de rompecabezas y aún siendo de inspiración para la literatura negra de los tiempos que corren.

Son muchas y variopintas las réplicas, adaptaciones e influencias que se han sucedido en las últimas décadas y que continúan manteniendo la herencia de estos personajes ficticios, y sus consiguientes autores, vivas. Bien sea a golpe de influencias en otras novelas de misterio, siguiendo las pautas de investigación de Holmes o Poirot; o, por el lado más visual, sus adaptaciones a la gran pantalla.

En lo que concierne a la figura de Hércules Poirot, el cine ha dado vida en numerosas ocasiones al personaje más célebre del universo Agatha Christie. Fue en 1974 cuando Albert Finney interpretó al detective en la primera adaptación de Asesinato en el Orient Express, también bajo la piel de Peter Ustinov en 1978 en Muerte en el Nilo.

Sin embargo, la imagen más reciente que puede venirse a la cabeza es la del actor Kenneth Branagh con el imponente bigote de Poirot en las películas de 2017, 2022, 2023, esta última Misterio en Venecia.

Agatha Christie, maestra de la novela negra

Desde la década de 1920 hasta el día de hoy, Agatha Christie ha dejado una huella imborrable con sus más de 66 novelas policíacas, 14 colecciones de relatos y adaptaciones teatrales memorables, consagrándose como la novelista más vendida de todos los tiempos, con ventas estimadas en más de dos mil millones de ejemplares en al menos 44 idiomas. Aunque resulte ficticio decirlo, su posición rivaliza únicamente con figuras universales como William Shakespeare o incluso la Biblia.

Su narrativa elegante, construida sobre el uso inteligente de pistas falsas, suspenso sutil y personajes memorables no sólo con Hércules Poirot, sino también con Miss Marple, quienes contribuyeron a definir las convenciones de la época dorada del relato detectivesco.

Dejando a un lado su huella material, cierto es que sus palabras aún resuenan. Agatha Christie se refirió a lo imposible, pero fue esto mismo lo que consiguió dar vida a sus miles de páginas, a la reinvención de un género de principio a fin, y que aun, a día de hoy, permanecen entre las manos de lectores, adaptaciones de distinta índole o en historias de boca en boca: “Lo imposible no puede haber sucedido; por tanto, lo imposible tiene que ser posible, a pesar de las apariencias”.

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