Vaya semana con Shakira y Piqué. Es como cuando alguien señala la luna y la gente mira el dedo. Dos ricos privilegiados mostrando sus miserias públicamente y al fondo, Midas Alonso, preguntándose dónde está Sturridge, tomándose de trago cinco copas y empachándonos a barras. A ver, que White Lotus mola y el objetivo de cualquier persona de bien es disfrutar de la indiscreta decadencia de la burguesía. Pero es que vamos a ver. No hay color. Aquí somos de Brixton

Así se titula el último corte de Midas Alonso. Un gigante que ha sido capaz de zamparse musicalmente a la nueva sesión de Bizarrap. Un plano secuencia en el que se pimpla tres cervezas, un vino y un cubata. De racing, encima. Con un mensaje contundente, marcado por la penuria, la decadencia. Crochet al tímpano. El juego, las apuestas, el fútbol, el alcohol, el Volvone y no para limpiar el Volvo. Códigos. Problemas reales y no las pijadas de Shakira y Piqué. Y para terminar el clip, un kebab. Como cualquiera que vuelve a casa arrepentido e hinchado de excesos.

Era obvio que el día de Midas iba a llegar. Había una parte egoista en esto, claro. Siempre suele ser así. Él era una especie de tesoro oculto y molesta que el mainstream le haya descubierto. Nadie tenía por qué meterse en nuestro underground. Tú querías ser de los pocos que le conocían y ahora es viral en Tik Tok. Pero es de celebrar que, de vez en cuando, lo bueno llegue ahí. Es lo correcto. Y se aplaude. 

Brixton es su sexto lanzamiento audiovisual. En todos los anteriores también demuestra una gran capacidad de actuación. Porque Álvaro Aparicio es también actor. Le vimos en Entrevías. También en un par de frames de un anuncio del Ministerio de Igualdad. Y en el cortometraje Techno Precariedad. Un tipo creíble y que impone. Se come la cámara en cada videoclip y no para de lanzar versos. Rap de verdad, vamos. Sin artificios. Bucos al mentón. 

Se han hecho muchos memes pero Midas Alonso no es un meme. Es uno de los raperos que más me apetece escuchar en este 2023.