En un rincón de su oficina, sin focos ni platós, Dan Berges escribe y graba solo. Nadie diría que de ese espacio, sin más atrezzo que una cámara y una idea afilada, han salido algunas de las piezas más virales de edutainment lingüística en español, una mezcla entre educación y entretenimiento. Pero así es. Su rostro, repetido miles de veces en feeds de TikTok, reels de Instagram y shorts de YouTube, es ahora una referencia para quienes quieren entender –o al menos replantearse– cómo funciona el idioma que hablamos todos los días.

Berges no tenía previsto convertirse en un referente cultural del español. Ni siquiera tenía claro que su contenido interesaría a más de un puñado de filólogos. Pero lo ha conseguido. Y lo ha hecho con un formato breve –menos de un minuto por vídeo– y una estrategia tan meticulosa como apasionada, que mezcla el humor con la precisión académica.

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El otro día Carmen, la mujer de mi vecino Antonio, se enfadó mucho

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Entre la música, la educación y la gramática

Dan vivió quince años en Estados Unidos. Allí estudió música, se formó en educación y comenzó un máster en lingüística que acabaría marcando su enfoque comunicativo. “Estudié sobre todo semántica, específicamente semántica y pragmática experimental”, recuerda. Lo suyo con el lenguaje no es una afición improvisada; es una obsesión. Se sabe “casi de memoria” la Nueva gramática de la lengua española. Y cuando se sienta a escribir un guion para redes, su cerebro parece dividirse en dos: uno que seduce con ritmo narrativo, otro que no permite ni una coma fuera de lugar.

¿Entretenimiento o pedagogía? 

Los vídeos de Dan Berges no enseñan como lo haría un manual. No son sólo ganchos virales. “Es edutainment, porque claro, con los algoritmos de recomendación, tienes que captar la atención primero”, explica. Su fórmula es una coreografía ajustada al milímetro: gancho inicial, giro de guion, exposición clara de un dilema gramatical... y, a menudo, una conclusión que no es tal. Porque uno de los rasgos más característicos de su estilo es no ofrecer respuestas definitivas: “Muchas veces el objetivo no es explicar un concepto, sino hacer ver que en gramática muchas cosas no son blancas o negras”.

Ese relativismo, sin embargo, no es superficial. Tiene que ver con cómo la lingüística moderna se ha alejado del canon normativo para adentrarse en lo que realmente hacemos cuando hablamos. ¿Es un posesivo un pronombre? ¿Qué pasa si digo “yo me sequé” en lugar de “me sequé yo”? A Dan no le interesa tanto corregirte como obligarte a pensar.

El universo paralelo donde todos discuten sobre gramática

Cada vídeo es una pequeña ficción. Aunque sus contextos parezcan reales –una pelea de Ilya Topuria, un artículo de Cosmopolitan sobre las red flags, un atraco en Barcelona–, la mayoría de las situaciones están inventadas. “Digamos que muchos de los vídeos, la trama ocurre en un universo paralelo donde la gente está muy obsesionada con la gramática descriptiva y tiene unas convicciones muy fuertes”, bromea.

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Hay mucho revuelo en las redes porque Cosmopolitan publicó una lista de banderas rojas en las apps de citas

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Ese microcosmos es también su taller. Tiene listas: una de temas lingüísticos (de semántica, de pragmática, de sintaxis) y otra de posibles ganchos. “A veces me siento y trato de conectar un gancho con un tema. Otras veces se me ocurre algo y lo escribo directamente”, cuenta. El proceso se repite: idea, guion, grabación, filtro de calidad. Algunos vídeos no pasan el corte final. “A veces pensaba que tenía una idea muy buena, pero luego no ha quedado tan bien, entonces no lo publico”.

El impacto inesperado y una marca personal en marcha

Berges dirige una academia de idiomas, su principal ocupación. TikTok, Instagram y compañía siguen siendo, para él, un proyecto paralelo, una especie de experimento que se ha desbordado. “No esperaba tener tanto impacto”, admite. Aunque no monetiza directamente su contenido, ya prepara un libro basado en sus vídeos más exitosos: adaptaciones escritas con el mismo estilo ágil, riguroso y provocador.

La promoción del libro, eso sí, seguirá su propia lógica: será también contenido útil. “Los vídeos cuyo objetivo sea promocionar el libro tendrán valor por sí mismos, tanto de entretenimiento como educativo”, dice. Porque si hay algo que Dan no negocia es la integridad de su propuesta: ni postureo vacío, ni lecciones enciclopédicas. Sólo ideas lanzadas como dardos de un minuto.

Y ¿a futuro?

El fenómeno es curioso: hay profesores que usan sus vídeos en clase, adolescentes que se lo recomiendan a sus docentes y desconocidos que lo paran por la calle. “Me hace mucha gracia”, reconoce, “porque yo los grabo solo en mi oficina, con la cámara… Es raro. No es como salir en la tele”. Pero ahí está: con miles de visualizaciones y una comunidad fiel que lo sigue por su capacidad para explicar por qué un aunque puede cambiarlo todo en una frase.

@dan_berges El sábado, tras la pelea de Ilia Topuria, la gente en el bar solo hablaba de una cosa #gramática ♬ sonido original - Dan Berges


Por ahora, no tiene intención de dejar su trabajo principal. Ha pensado incluso en un one man show teatral sobre todo esto, aunque admite que el formato escénico se le resiste: “No puedo sentarme y contar estas historias una tras otra, 20 de estas… Tendría que tener un hilo conductor diferente”.

Mientras tanto, Dan Berges sigue explorando los márgenes entre el entretenimiento y la erudición. Y en ese espacio tan poco transitado, ha conseguido algo inusual: que miles de personas hagan clic en un vídeo de menos de un minuto… y se queden pensando en una coma.

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