Saber Matar es el cuarto experimento literario del valenciano David Pascual Huertas, también conocido como Mr.Perfumme. Una suerte de road movie con tono fanzinero, o quizá un rompecabezas hecho de personajes disparatados y en plena crisis existencial.

Mr Perfumme es un colectivo que lo mismo publica un álbum que un libro, como Saber matar. Como artista, David, ¿qué te ofrece cada disciplina?

Bueno, para empezar, el hecho de poder trabajar en grupo. Cuando escribo un libro, el proceso es completamente individual, yo tomo todas las decisiones y soy responsable al cien por cien del resultado; tengo un mayor control sobre toda la obra y de los tiempos, pero todo esto no es necesariamente bueno per sé, depende del momento. El proyecto musical, al margen de las diferencias propias del hecho de que hablamos de disciplinas diferentes, tiene dos cosas que son maravillosas: uno, trabajar con un grupo humano al que quiero y con el que soy feliz trabajando; dos, que en Mr.Perfumme (la banda) yo sólo soy una pieza más, somos ocho personas aportando distinto puntos de vista y focos al proyecto, y eso lo hace interesante el proceso, y más divertida la experiencia.

El humor es un denominador común de muchas de tus creaciones, y está muy presente en Saber matar. ¿Es tu medio natural de expresión?

Sí, totalmente. Yo me expreso en mi vida cotidiana a través del humor. No sólo es algo que me interesa como recurso narrativo, es un vehículo a través del cual vivir de una manera determinada, y, por tanto, lógicamente, en mi obra siempre está presente. 

Y lo mismo con la incorrección política. ¿Somos ahora más correctos que antes?

No sé si mis libros o nuestros discos son políticamente incorrectos. Intentamos que no sean cómodos, eso si es cierto. Lo que más me aburre del mundo son los lugares comunes. Respecto a si somos más políticamente correctos ahora que hace años, no estoy muy seguro.  Vox son muy poco políticamente correctos y los ha votado un montón de gente. Mira, yo a nivel personal, de un tiempo a esta parte, sí tengo en cuenta algunas cosas que antes no tenía. Hay algunas cosas sobre las que decido, conscientemente, no bromear en una canción o un libro. No digo que la ficción deba ser moral, no lo creo, pero yo, políticamente, decido no hacerlo.

En Saber matar conviven personajes de muy distinto pelaje como miembros de una secta, autores de cartas al director de una revista de pesca… ¿Dónde los buscas?

Algunos son reales y otros me los invento. Las señoras que van a un retiro de su secta me llevaron en Blablacar a Zaragoza. La conversación tan loca que tienen es prácticamente como ocurrió, yo no quería que el viaje acabara nunca. Pablo und Destruktion existe de verdad, claro. Otros no son reales pero siempre tienen algo de real. A mí me gusta utilizar personajes muy humanos y situarlos en contextos muy locos, muy extremos. Y para que eso funcione tienen que ser muy vulnerables, muy de verdad, así que tengo que encontrar debilidades con las que te puedas identificar.

Se ha conectado el libro con Pynchon, Kerouac o la Generación Nocilla, y también tiene un tono muy fanzinero y muy pop, ¿no?

Yo leo mucho y muy variado, y muchos y muchas de mis autores favoritos no se parecen en nada a lo que yo hago, bueno, en nada, no, yo utilizo como puedo lo que me gusta suyo, pero el resultado final no se parece demasiado porque mis libros son como misceláneas en las que se mezclan un montón de cosas. Pero si, claro, entiendo las referencias, y los he leído a todos ellos. Aunque, sinceramente, me siento más cercano a propuestas como las de Óscar Gual o María Bastarós. Me gusta mucho lo que dices de los fanzines, por que al final un fanzine es un formato muy libre, en el que se mezclan disciplinas, géneros literarios, dibujos, reseñas, y me siento muy cercano  a esa manera de entender la obra como mezcla loca de cosas. Yo trabajo un poco así.

¿Hemos roto la brecha entre cultura popular y elitista?

Es que yo creo que la cultura elitista es la que corre riesgo de desaparecer, la cultura popular, de un modo u otro, va a seguir ahí, en forma de video juegos o de lo que sea, las que llevan camino de cerrar son las librerías. Mira, yo estudié Bellas Artes y me da exactamente igual lo que es arte y lo que no, ponerle a las cosas un nombre u otro no le da valor. Yo soy un consumidor compulsivo de productos culturales, y lo último que me interesa de ellos es si se consideran alta o baja cultura.

Es un libro de relatos con cierto toque surrealista. Las editoriales independientes como la tuya, ¿son refugio para propuestas más arriesgadas?

Pues honestamente, yo creo que sí. Mandé el manuscrito de Saber Matar a muchísimas editoriales y ninguna se interesó, hasta el punto de que yo mismo empecé a pensar que igual era una marcianada rarísima que no le iba a interesar a nadie. Pero Chebooks, a los que estoy inmensamente agradecido por arriesgarse conmigo desde el libro anterior, deciden publicarlo y resulta que el libro empieza a funcionar muy bien. Salen muchas reseñas, todas ellas muy buenas, comienzan a postearlo más autores, y el libro, en lugar de ir a menos conforma pasan los meses, va a más. Yo no pienso que todos los productos tengan que interesarle a todo el mundo, pero si creo que hay poco riesgo y que, cuando de repente una editorial se arriesga, resulta que los lectores no eran tan tontos ni tan cerriles y son capaces de disfrutar cosas distintas. Y eso es una maravilla.