Una frontera. 3.000 kilómetros que separan dos mundos. Estados Unidos y México. Los pasos fronterizos son lugares únicos. Extraños, místicos. Manás de riqueza. El contrabando genera fortunas, peligros, violencia y corrupción. Todo es contrabandeable. Incluso personas. La delincuencia es una vía de escape para los condenados a la miseria que osan saltarse las normas del propio sistema que les condena. Y todo eso genera un folklore. Se erigen héroes. Cultura popular que necesita ser transmitida. Y dentro del contexto de México y los cárteles de la droga, surge la narcocultura. Que, por supuesto, tiene un sonido. Los narcocorridos. Y en la actualidad, los corridos tumbados y el subgénero bélico.

“Más vale vivir 4 años como rey que 10 como buey”, es una expresión popular que sintetiza a la perfección el sentir de quien, cansado de labrar tierra y vivir esposado a una condena en libertad, delinque. Esas vidas seducen. Buenas ropas, buenos carros, joyas, mujeres. Un pistolón en la cintura. Morir como un toro bravo, hasta la última corneada. A pesar de ser personajes malvados se disfrazan de héroes. Muchas veces llegan a dónde el Estado no lo hace y ayudan a su pueblo; aunque al mismo tiempo lo someta y envenene. Como el Estado mismo, al fin y al cabo. Y ese estereotipo es un éxito en ventas. A través de los narcocorridos se glorifican figuras delictivas, encumbrando un historial de violencia y sangre. Y como toda historia, necesita ser contada, transmitida. La cultura popular del boca a boca. La tradición oral. 

Es una música que nació al compás del narcotráfico. Evolucionan los bandidos, también su música. También cambian sus gustos. Su estética. No es lo mismo Miguel Ángel Félix Gallardo que Iván Archivaldo Guzmán, hijo del Chapo. El mundo de los grandes capos es diferente al de los narcojuniors. Ya no son Los Tigres del Norte ni Los Tucanes de Tijuana; son Natanael Cano y Peso Pluma. Ya no son narcocorridos. Son corridos tumbados. Así lo explica para ElPlural.com el sociólogo mexicano de la Universidad de Guadalajara, Jorge Ramírez: “Hay una conexión muy grande entre el surgimiento y consolidación de este género y la nueva generación de narcos. También de trabajadores y consumidores. Es la música de la generación que ha relevado a la del Chapo Gúzman. Y sus canciones cantan las nuevas dinámicas del narco. Además, el narcotráfico entiende que a este género se le puede sacar rédito económico y la cultura del influencer deja dinero. Los Chapitos tienen negocios y marcas registradas al padre. Y lo comercializan a través de los corridos. En ellos los alaban, mandan mensajes a sus enemigos. Es un asunto empresarial, también”.

Género prohibido

Las razones para prohibir o censurar ciertos tipos de música pueden variar según la jurisdicción y las circunstancias. Además, dichas prohibiciones suelen estar relacionadas con preocupaciones sobre la incitación a la violencia, el contenido explícito o el fomento de actividades ilegales. El propio profesor Ramírez señala que el corrido tumbado “es un género tolerado y seguido, pero también perseguido y censurado". "Los artistas tienen canciones que son muy transparentes e inocentes, pero otras son verdadera apología al narco. Hay prohibiciones que vienen desde la anterior oleada de corridos, los llamados alterados. Estos fueron, abiertamente, parte de la lucha entre los cárteles. Para muchos, forman parte de una historia de violencia, se molestan y se ponen en guardia. Pero prohibir estos conciertos es solo querer evitar problemas. No es por la música, es por lo que pueda suceder en el lugar en el que se toque”, reflexiona el experto.

El subgénero alterado es el más crudo. Surgido en Culiacán, Sinaloa, rinden culto a las acciones más sádicas y violentas de los narcos. Se habla de decapitaciones y torturas. “Van y hacen pedazos, a gente a balazos. Ráfagas continuas, que no se terminan. Cuchillo afilado, cuerno atravesado para degollar”, reza Sanguinarios del M1, de Movimiento Alterado, un grupo musical formado por los artistas El Komander, Los Buitres, Larry Hernández, Noel Torres, Oscar García, Los Cuates Valenzuela, Buchones de Culiacán, Buknas de Culiacán, Los Primos, Erik Estrada y El RM. Sus composiciones hablan en exclusiva del Cartel de Sinaloa, cuyo jefe era el Chapo Guzmán. En el caso de componer canciones sobre un enemigo, Los Zetas, por ejemplo, sus vidas correrían peligro.

Cabe destacar la historia de Chalino Sánchez, el Rey de los Corridos. Tras comenzar su carrera en Estados Unidos, el cantante tenía un concierto en el Salón Bugambilias en Culiacán, Sinaloa, el 15 de mayo de 1992. Durante la actuación, recibió una nota amenazándolo de muerte. Acababa de entonar su famoso tema, Alma Enamorada. A pesar del miedo experimentado, continuó el concierto. Al terminar, fue secuestrado y al amanecer apareció con dos balazos en la nuca. Nunca se supo quiénes fueron los autores. Años antes, fue herido de bala en un concierto en Coachella. Tras ser disparado, él mismo sacó una pistola y balaceó al agresor. Chalino Sánchez no es el único cantante que ha muerto a manos del narco: Luis Mendoza, vocalista de la agrupación Los Ronaldos, Alfredo Olivas Jenni Rivera, Valentín Elizalde, el vocalista de K-paz de la Sierra, Sergio Gómez, Sergio Vega "El Shaka" o el asesinato de 13 músicos de Kombo Kolombia.

Vinculación de los corridos bélicos con el narco

Más allá de Ella Baila Sola, Peso Pluma ha tocado el corrido bélico. Y lo ha hecho con el éxito que le caracteriza. Con sangre libanesa y de Sinaloa, el joven de Jalisco, ha compuesto varios éxitos sobre narcotráfico. Y en sus composiciones habla de Los Chapitos, hijos de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, y pertenecientes a la nueva generación de narcos mexicanos, los llamados narcojuniors. En AMG, tema con Natanael Cano, pionero de los corridos tumbados, y Gabito Ballesteros, habla sobre el Mercedes que utilizaba Ovidio Guzmán: "Muy bueno para las cuentas, todo a punto en la libreta. Ahí traigo la lista negra pa'l que se pase de verga. Pura morrita bien buena, montada en mi camioneta. Los radios suenan y suenan, pero yo siempre ando alerta". En Igualito a mi apá, con Fuerza Regida, se podría hablar del respeto que generan Los Chapitos en Sinaloa, al igual que su padre: "Y aunque soy muy tranquilo, buen respaldo he tenido. Se topan con la gente, que siempre me ha de cuidar. Lo vuelvo a mencionar. Igualito a mi 'apá".

En El Azul, apodo de Juan José Esparragoza Moreno, uno de los primeros líderes del Cartel de Sinaloa, con Junior H, se hace referencia al número 701, asociado al Chapo, por haber aparecido en ese puesto de los hombres más ricos del mundo: “En la sangre traigo el 701. Melena de león, pues vengo de uno. Siempre amafiado, pues no somos culos”. Sobre el narcotraficante, detenido en EEUU, habla explícitamente en El Gavilán, con Luis R. Conriquez y Tony Aguirre: "Y pa' chambear con don Iván. Soy de la gente del Chapo Guzmán. No me muevan que me puedo enojar, y me les presento, soy el Gavilán". Con el propio Conríquez, en Siempre Pendientes, se enaltece la figura del propio Chapo Guzmán: “En una Urus me salgo a pasear. Diez camionetas se miran atrás. Cuido la plaza del señor Guzmán”.

En una entrevista publicada el 20 de octubre de 2022 para el programa Soy Grupero, meses antes de alcanzar la gloria con Ella Baila Sola, La Doble P, analizó su versión más belicosa: "Esta música está muy satanizada y hay que verlo con claridad. Nosotros somos artistas y es lo que sabemos hacer. Esa no es mi vida diaria", declaró. También dedicó unas palabras sobre el papel jugado por la figura de Joaquín Guzmán Loera en sus letras: "Son corridos de encargo. No es que hagamos un homenaje o que la gente le venere. Nos dedicamos a los corridos de encargo y entregar nuestro trabajo. Es normal en este género, a todos los artistas del regional mexicano que hacen corridos, en algún momento alguien les llama y preguntan cuánto cobra por hacer un corrido", expresó.

El pionero de los corridos tumbados, Natanael Cano, también ha hecho referencia en varias ocasiones al Cartel de Sinaloa. Por ejemplo, en Cuerno Azulado, de su último álbum, Nata Montana, el joven de Hermosillo narra la historia de un pacto entre el Gobierno mexicano y el Chapo, mencionado por sus iniciales JGL, y al que piden para presidente: "Cuerno de chivo azulado, con el gobierno pactado. Chingo de perico que se ha traficado. La montaña patrocina, siempre en el rancho JGL pa' presidente". En el tema Ch y la Pizza, con Fuerza Regida, también se hace referencia a las iniciales de Joaquín Guzmán Loera: "JGL haciendo verdes. La gorra bien puesta cargo de señor. Póngase bien verga que cargo un cuernón". En Pacas de Billetes, también del disco Nata Montana se hace referencia al 701, número asociado al Chapo: "701, la clave que se respeta. La mente brillante y el negocio la receta. Traigo medicina pa curar enfermos".

La conexión entre artistas y el narco es obvia. Desde los tiempos de Los Tigres del Norte a los de Natanael Cano. Al final los corridos de encargo son uns vía de financiación para los artistas. Y una inversión barata para el narco. Ambos acuerdan una especie de simbiosis. Además, los artistas también son invitados a las fiestas que organizan, y los narcos hacen de relaciones públicas en el mundo del espectáculo, les abren puertas. El sociólogo Jorge Ramírez analiza este hecho: “El peso del narcotráfico y las bandas criminales es muy fuerte. Está probado que financian al género de dos maneras. Encargan corridos y solicitan composiciones a los artistas más importantes; además, tienen muchos ofrecimientos. Es decir, hay compositores que tratan de vender sus temas a los narcos, incluso gratuitamente. También se sabe que hay disqueras que tienen un vínculo con el narco. Se ha descubierto que el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), tenía intereses en una. El narco es muy poderoso ya que también es el gran demandante. Y necesitan tener composiciones que hablen de ellos. Se parecen a los holandeses del siglo XVI, quienes tenían muchísima lana y autofinanciaban retratos”.

Algunas localidades mexicanas han optado por prohibir el género por su contenido violento. Sin embargo, esa violencia es un reflejo acorde a lo que se vive en México. Los artistas no disparan cuernos de chivo ni mueven pacas de cocaína. Los artistas escriben y cantan. Canalizan sus emociones y expresan su realidad de esa manera. Están creando legado cultural. Y prohibir ese legado, no va a evitar el asesinato de las miles de personas que mueren al año en México. De hecho, prohibir algo, es realmente incitar a seguir haciéndolo. Al mismo tiempo, es importante no romantizar las historias de narcotraficantes y asesinos. El pueblo mexicano debe lidiar con una situación dramática en el que miles de inocentes son asesinados por culpa de la guerra del narco. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se mostró muy crítico con el corrido tumbado: “A lo mejor no les va a gustar a los jóvenes y a los cantautores, pero no me importa. No nos vamos a quedar callados cuando dicen que son buenas las tachas (MDMA), que tienen un arma calibre 50 y que sus ídolos son los narcotraficantes más famosos”, dijo en una comparecencia pública. Cabe destacar que AMLO es la misma persona que sondeó aprobar una amnistía para líderes del narcotráfico y en cuyo sexenio, se superan los 151.471 homicidios. Y el último culpable es Peso Pluma.