En el corazón del Museo Thyssen-Bornemisza, en una noche de inauguraciones por todo lo alto, música y arte pictórico sellaron lazos dando lugar a un espacio de culto en el epicentro del Paseo del Prado de Madrid. Barry B, una de las voces emergentes de la música indie actual, se coronó con una actuación que muchos habrían querido más duradera, pero que dejó buen saber de boca.
Al unísono con la nueva exposición de Warhol, Pollock y otros espacios americanos, el concierto del artista tuvo lugar el pasado sábado 25 de octubre en la sala principal de la pinacoteca, donde decenas de jóvenes se agolparon media hora antes del espectáculo gratuito, expectantes por ver a su artista preferido en un espacio tan singular.
El concierto, de la mano de Cupra City Garage Madrid, con la colaboración del propio Thyssen, aconteció bajo la atenta mirada de “Sus Majestades” -como bien bromeó el artista en referencia a los retratos de los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía- y algún que otro artista conocido entre el público -Gara Durán, quien colabora en distintos temas con Barry B como bien son El lago de mi pena o Puntería-.
Gabriel Barriuso García, alias Barry B, natural de Aranda del Duero, ha golpeado con fuerza en los últimos tiempos el panorama musical actual, más aún en Madrid, donde ya ha agotado tres fechas en La Riviera y, prueba de ello, el derroche de personalidad, elegancia, entrega y corazón que denotó en su actuación en las noches del Thyssen.
Al interpretar Victoria, Chocolate Axe o Infancia malcalibrada, consiguió que toda la sala corease al unísono temas ya consagrados como de culto entre sus seguidores más acérrimos y, para quienes lo descubrieron más a fondo aquella noche como una servidora, abrió la puerta a un nuevo artista al que seguirle la pista bien de cerca.

Concierto de Barry B en Las Noches del Thyssen. Foto: Marta Alberca / ElPlural.
No fue hasta el final de la velada cuando la euforia se hizo con el control del escenario y su público con motivo de la guinda del pastel: Pensaba que me había tocado Dios, la canción más conocida del artista en colaboración con Carolina Durante. Las primeras filas más cercanas al escenario improvisaron un pogo que sorprendió al propio cantante; una emoción que se trasladó a la interpretación de un Barry B que cantó este último tema a viva voz, terminando con los pies apoyados en el micro y recostado sobre la silla, teniendo como fondo uno de los cuadros principales del hall del museo, una imagen que trascenderá, de seguro, en su hemeroteca escenográfica.
Los pasillos inundados de Warhol y Pollock
Pero la noche no acabó aquí. Apenas diez minutos antes de que el Thyssen cerrase sus puertas hasta el próximo día, buena parte de aquellos que fuimos al concierto apresuramos el paso para no perdernos la exposición del momento, de cómo las obras de Andy Warhol y Jackson Pollock, dos conocidos polos apuestos que convergen en un misma misión.
El museo presenta esta colección bajo una pregunta que abre la reflexión entre aquellos que acudan a sumergirse en ella: ¿Y si hubiera afinidades, más allá de la fascinación del primero por el segundo tantas veces recordada? Funcionando tanto como figura y fondo, ambas obras unen lazos en esta exposición temporal denotando el arte abstracto de Pollock contrastando con el estilo pop de Warhol.

Exposición 'Warhol, Pollock y otros espacios americanos' en el Museo Thyssen. Foto: Marta Alberca / ElPlural.
Una noche que no estuvo exenta de emociones. Un Barry B fugaz que tan sólo unos pocos pudieron disfrutar en directo en el corazón del Thyssen, mientras que Warhol y Pollock no se moverán hasta el próximo 25 de enero de 2026.
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