Es evidente que Abhir Hathi es una bestia. Un elefante. Acaba de estrenar Brown Boy, su último álbum. Podemos analizar cómo un artista español puede sonar tan americano. Podemos hablar de comparaciones con Kanye West. Podemos hablar de millones de cosas al respecto de su música y sonido. De su evolución. Es obvio que Abhir es un artistazo y que ha lanzado una bomba atómica sobre el género urbano. 

Pero esta entrevista no está para analizar evidencias. Esta conversación no va de música. Va de raíces, familia, legado, cultura y migración.

Pregunta: Brown Boy.

Respuesta: Ha sido un proceso muy divertido. Lo recalco porque me lo he pasado muy bien. Seguir tu intención y pasártelo bien con tus amigos es una gozada y una bendición.

P: Se nota mucho la herencia cultural y familiar en todo el trabajo.

R: He hecho algo muy distinto a lo antiguo. No porque haya sentido rechazo a mi cultura familiar sino porque nunca lo había sentido así. Hay varias reglas que me han ayudado mucho a entender que estoy en el camino correcto para ello. Por un lado, he practicado la autenticidad, no he pensado en resultados y he optado por hacer trabajo incómodo. Esas tres cosas me han ayudado en momentos de duda. Si siento que algo no es auténtico, no lo hago.

P: Me interesa el proceso de conexión con tus raíces y sangre.

R: Va muy de la mano con lo que soy ahora mismo. Esto no es un traje que me quito y me pongo. Es todo un proceso de maduración y de hacerte hombre. De trabajo psicológico. También de ver que tu alrededor no ha crecido de la misma manera. Ves patrones diferentes. Y piensas, 'igual no soy un canario nacido en una casa hindú y sí un pibe indio nacido en Canarias'. Hay una diferencia enorme en estos aspectos. Antes creía en la primera y ahora sé que soy la segunda. Es lo que hay. Soy las dos cosas y ninguna a la vez. Tengo dos casas y dos culturas y ninguna a la vez. En las islas soy el indio y en la India soy el de las islas. Pero he aprendido a vivir ahí y mola. Estoy contento.

P: Hay una gran colonia hindú en Canarias. Un hecho poco conocido en la península.

R: Mi historia vale para la de muchas familias. Todos empiezan buscando prosperar. Una mejor vida fuera de la India. Mis abuelos eran de Mumbai. Y les llega por el boca a boca de que en Nigeria hay una oportunidad de trabajo en el sector textil. Viajan con mi tío siendo un niño y allí nace mi padre. Y les pilla una guerra civil. Y de ahí, otra vez por el boca a boca, les llega que hay una oportunidad en el pescado en Gran Canaria. Entonces, mi abuelo coge a toda su familia y van a la isla. Al poco tiempo de llegar, sale una oportunidad de currar en textil. Algo común en la comunidad hindú. Es la historia de la lucha por prosperar, tal y como tiene cualquier migrante. Mi padre estudia aquí también. Y se va haciendo poco a poco a Gran Canaria. Y conoce a mi madre, cuya familia también emigró desde la India, pero en su caso a Lanzarote. También trabajó en textil.

P: Tengo relación con amigos canarios con raíces hindúes y he podido ver de cerca esa ética de trabajo.

R: Cualquier emigrante va a trabajar mucho. Si algo he aprendido con este disco es que el hijo de un emigrante siempre se sentirá en deuda por el sacrificio del padre. He comprobado una gran ética de trabajo en el resto de familias hindúes. Y la mía, gracias a Dios, prospera. Mis padres se casan y nazco en 1996. He tenido mucha suerte. He crecido como un pibe canario a pesar de haber nacido en una casa hindú.

P: Tu casa era una pequeña India en sí misma.

R: Justo. Y con las celebraciones típicas como el Holi, Diwali o el Día de los Hermanos. Pero también celebro las Navidades. Y ahora me doy cuenta al madurar que no puedes llegar a ser de algo al 100%.

El hijo de un emigrante siempre se sentirá en deuda por el sacrificio del padre

P: ¿Alguna vez te rebelaste contra tu propia cultura?

R: Ahí está el truco. El tema Abel, va sobre eso. Sobre si realmente tengo un rechazo con Dios porque no me siento identificado con la Iglesia y quizás eso esté interfiriendo en mi relación con mi religión, mi cultura y mi familia. Me he sentido desubicado y desplazado toda mi vida, pero cojo esa sensación y la convierto en mi mayor virtud. Y eso es este disco. No puedo vivir toda mi vida infeliz por sentirme desplazado.

P: Realmente, es un privilegio poder ser hijo de diferentes culturas.

R: Es la polla. Pero sigo en ese proceso de entender. He sabido coger lo bueno de ambas sin querer preferir ninguna. Al día siguiente del Areucas, los pantalones pitillo y el polito del Zara, te encuentras con el Diwali, que es la Navidad hindú. No lo abracé como debía porque no lo entendía. Pero es precioso. También mantengo mi rechazo a la Iglesia en ambas culturas. Aunque conservo la religión y la espiritualidad, creo en Dios. Algo que he recuperado después de mucho tiempo.

P: ¿Y cómo te hace sentir eso ahora mismo?

R: Me da igual ir a contracorriente o lo que pueda pasar con los que están acostumbrados al anterior trabajo. Me da igual darme un golpe en números y perder relevancia. Cuando haces eso y sigues tu intuición, es cuando conectas de verdad. Al empezar no era así. El éxito era un Latin Grammy y en el punto actual, no pienso en ello.

P: Realmente tienes un perfil para ello. Con proyección internacional y creo que sonarías muy bien con los grandes nombres de Puerto Rico o EE.UU, por ejemplo.

R: Dios te oiga. Siento que sí, pero prefiero que lo digas tú, que es tu trabajo.

P: Se nota mucho la influencia americana. Pero es algo común en todos nosotros.

R: Al final esa cultura es la que me hizo. La música americana es la que más ha tenido que ver en mi gusto y mi forma de tomar decisiones. Es una mezcla especial. Pero esos son los artistas que más me gustan, las batidoras más locas.

Me he sentido desubicado y desplazado toda mi vida, pero cojo esa sensación y la convierto en mi mayor virtud

P: Mola mucho eso de poder conectar la India con México o Puerto Rico.

R: Es un triángulo guay, Canarias, India, Latinoamérica.

P: Estás conectando el mundo.

R: Es una de mis ambiciones, de hecho. Ya no mido la ambición con resultados sino en hacer las cosas bien hechas para que se disfruten.

P: ¿Sientes cierta responsabilidad al ser una persona que está adquiriendo una proyección para con las nuevas generaciones de tu comunidad?

R: Me gusta separar las cosas. No quiero abanderar una cosa en concreto porque mi objetivo no es reivindicar sino hacer lo que quiero y disfrutar de mi vida. Si en ese proceso, inspiro a alguien, feliz. La gente tiene tomar sus propias decisiones de cómo quieren crecer. Al igual que me tocó hacer a mí. Es como decir que Chief Keef es malo para la juventud americana. ¿Los chavales americanos de 15 años se dan tiros por su culpa? Yo creo que no. No quiero cargarme eso en la espalda. Solo soy un pibe que hace música con el corazón.

P: ¿Cómo ves el futuro? ¿Qué te dice tu tercer ojo?

R: Me flipa lo del tercer ojo. Pero no quiero saber nada del futuro. Llevo tanto pensando en él que ahora me toca soltar y preparar la gira. Que, por cierto, va a ser la polla.

P: ¿Cuándo empiezas?

R: 12 de enero en La Paqui, Madrid.