En lo alto de las montañas alicantinas, encontramos el pintoresco pueblo de Guadalest, un lugar que custodia grandes secretos en sus murallas y sus calles empedradas. Las fachadas encaladas reflejan la luz del sol mientras que, en el horizonte, el embalse brilla como un espejo, capturando el azul del cielo y las siluetas de las montañas que hay a su alrededor. No obstante, esta localidad es más que un paisaje deslumbrante, es un museo viviente. Un testimonio de generaciones que han dejado su huella en cada rincón.

En sus museos y exposiciones, los cuales le dan fama a este municipio enclavado en la provincia de Alicante, se pueden observar desde coches antiguos, pasando por pimenteros, saleros e incluso instrumentos de tortura, hasta llegar a miniaturas que desafían la percepción del ojo humano. Cada museo es un portal a un momento distinto de nuestra historia. Y coronando este particular mosaico que conforma Guadalest, se alza imponente un Castillo musulmán que vigila desde su atalaya, invitando a los visitantes a descubrir los enigmas y leyendas que este pueblo ha guardado celosamente a través de los siglos.

Origen e historia del pueblo

El paso del tiempo ha dejado en Guadalest una rica historia que se remonta a hace milenios. Aunque sus primeros vestigios datan de la época íbera, fue bajo el dominio musulmán cuando el lugar alcanzó su apogeo. Los musulmanes, con su profundo conocimiento en arquitectura y urbanismo, construyeron la fortaleza y el laberíntico trazado del pueblo que, hasta el día de hoy, evoca ese pasado medieval. El nombre "Guadalest", derivado del árabe "Wadi-Al-Lest" (Valle del Águila), nos traslada a esa época y a la majestuosidad del entorno natural que rodea todavía al municipio. Finalmente, con la Reconquista en el siglo XIII, Guadalest pasó a manos cristianas.

A lo largo de los años, este enclave estratégico fue codiciado y defendido ferozmente debido a su posición elevada y difícil acceso, lo que le otorgaba un papel defensivo crucial en la región. Las murallas, las torres y otros elementos arquitectónicos que se conservan hasta la fecha fueron testigos de las batallas y los asedios que han ido definiendo a lo largo de los siglos el destino de este pueblo.

El terremoto que cambió Guadalest y otras curiosidades

A pesar de su pequeño tamaño y reducida población de menos de 200 habitantes, Guadalest está repleto de sorpresas. Uno podría pensar que en tan solo 16 kilómetros cuadrados no hay mucho que descubrir, pero nada más lejos de la realidad. Para empezar, una de las principales atracciones que sorprende a los visitantes es el Portal de San José, un túnel excavado en la roca que sirve como puerta de entrada al casco antiguo.

Si retrocedemos en el tiempo, encontramos que en 1644, un gran sismo sacudió la región, dejando una marca indeleble en el pueblo y sus estructuras. Este terremoto cambió la geografía del lugar, pero también reveló la resiliencia de sus habitantes, que reconstruyeron y adaptaron el pueblo a su nueva realidad. 

Y si hablamos de curiosidades, la más importante del precioso municipio de Guadalest es que este ostenta un peculiar título: es el pueblo con más museos por habitante de todo el territorio nacional. Siendo esta condición singular lo que más llama la atención de los turistas.

Recorrido por los museos

Si eres un viajero inexperto y te interesa visitar todos los museos de Guadalest, esta puede ser una opción de recorrido que puedes seguir: comenzamos nuestro itinerario en el Museo de Vehículos Históricos "Vall de Guadalest", donde una impresionante colección de vehículos clásicos nos espera. Coches y motocicletas narran la evolución del transporte a lo largo del siglo XX.

Desde ahí, ascendemos hacia el corazón del pueblo, y nos adentramos en la vida diaria y las tradiciones de los habitantes de la región en el Museo Etnológico. A través de sus artefactos y objetos cotidianos, el pasado rural de Guadalest cobra vida. No muy lejos de allí, el Museo de Saleros y Pimenteros nos sorprende con una colección única en el mundo, mostrando la diversidad y creatividad de estos objetos de mesa.

Museo de Saleros y Pimenteros ubicado en Guadalest, Alicante. Guadalest.es

Museo de Saleros y Pimenteros ubicado en Guadalest, Alicante. Guadalest.es

Continuando nuestro camino hacia la zona más elevada del municipio, el Museo Belén y Casitas de Muñecas nos regala una experiencia cargada de nostalgia, mientras que el Museo Micro-Gigante nos invita a un intrigante juego de escalas y percepciones. En la misma línea, el Museo de Microminiaturas nos desafía a apreciar el arte en sus formas más diminutas, destacando la paciencia y la habilidad de los artesanos.

Antes de culminar nuestro recorrido, el Museo de Instrumentos de Tortura nos brinda un sombrío pero necesario recordatorio de los tiempos más oscuros de la historia de nuestro país. Y, con este último museo visitado, estamos listos para dirigirnos al majestuoso Castillo de Guadalest, pasando obligatoriamente por el Museo Municipal Casa Orduña, considerado el museo más importante del pueblo, que pone el broche de oro a nuestro recorrido.

A través de la Casa Orduña, construida después de sismo de 1644, se accede al Castillo de Guadalest. Guadalest.es

A través de la Casa Orduña, construida después de sismo de 1644, se accede al Castillo de Guadalest. Guadalest.es

El Castillo de Guadalest, el mayor atractivo turístico

Emergiendo de entre las rocas y los verdes paisajes, el Castillo de Guadalest, es más que una estructura; es el alma y el corazón del municipio. Construido en el siglo XI por los musulmanes, este bastión ha sido testigo de innumerables eventos históricos que han moldeado la identidad de Guadalest.

La fortaleza está dividida en la Alcazaba y el Arrabal. Por una parte, la Alcazaba se encuentra en la parte más alta y funcionaba como el último refugio defensivo. Aunque ha sufrido el desgaste del tiempo y los terremotos, aún mantiene una impresionante estructura que desafía al cielo. Por otra, el Arrabal, era la zona habitada adyacente a la fortaleza. Aquí, entre las estrechas calles y las casas encaladas, se puede sentir aún el pulso de un pasado lleno de historia.

El Castillo de Guadalest, construido por los musulmanes, sobrevivió al terremoto de 1644. Diputación de Alicante

El Castillo de Guadalest, construido por los musulmanes, sobrevivió al terremoto de 1644. Diputación de Alicante

Desde sus murallas y torres, las vistas panorámicas son espectaculares, pudiéndose apreciar el vasto embalse de Guadalest y todo el sistema montañoso que lo rodea. En definitiva, un paisaje de valor incalculable que ha permanecido imperturbable a lo largo de los siglos. 

¿Qué más ver en Guadalest?

El casco antiguo de Guadalest es un viaje sensorial por la historia y la tradición. Al caminar por sus estrechas callejuelas, se puede percibir la esencia morisca que impregna las fachadas encaladas y los arcos de piedra. Destaca allí la Iglesia Parroquial de la Asunción, una joya arquitectónica que ha ido presenciando el paso del tiempo y se erige con orgullo en medio del pueblo. 

Rodeando a Guadalest, el majestuoso escenario natural ofrece un impresionante contraste entre las montañas escarpadas y los frondosos valles. Las rutas de senderismo, que atraviesan entre los pinos y las rocas, desvelan preciosas vistas que abarcan hasta el azul Mediterráneo. El aire puro, fresco y vivificante, junto con el canto de los pájaros que allí habitan, proporcionan un telón de fondo perfecto para cualquier aventurero que desee tranquilidad y conectar con la naturaleza.

Vista panorámica del precioso embalse de Guadalest, de aguas turquesas.

Vista panorámica del precioso embalse de Guadalest, de aguas turquesas. 

Por último, cabe destacar el anteriormente nombrado Embalse de Guadalest que, con sus aguas de un azul intenso, se presenta como un espejo que refleja la grandiosidad de las montañas alicantinas. Rodeado de pinares y terrazas de cultivo, este paraje es un remanso de serenidad, ideal para la pesca, la meditación o simplemente para contemplar la majestuosidad del paisaje.