Anclado en el corazón de los Pirineos navarros encontramos el Valle de Roncal, un mosaico de naturaleza pura, arquitectura pirenaica y antiguas tradiciones que se han conservado a través de los siglos. Este enclave, situado en el extremo oriental de Navarra, se ha caracterizado por su férrea voluntad de preservar su identidad cultural y su autogobierno. En este contexto, nace Roncal, uno de los pueblos más bonitos de España, cuyo origen se entrelaza con la formación de una mancomunidad de pueblos que forjaron una unión firme con el objetivo de defender el territorio y gestionar colectivamente sus recursos naturales.

Desde hitos históricos como el Contrato de la Unión de 1345, pasando por el Fuero General de 1412, hasta el privilegio de infanzonía otorgado por Carlos I, Roncal ha mantenido su posición como bastión de la tradición y la comunidad. Incluso frente a adversidades como la despoblación y las incursiones durante la Guerra de la Independencia, este valle ha sabido adaptarse, convirtiendo la agricultura, la ganadería y, más recientemente, el turismo en los pilares de su economía.

¿Qué ver en Roncal?

El pintoresco pueblo de Roncal destaca por haber sabido preservar su esencia medieval a través de sus calles empedradas y su rica arquitectura, invitando a los visitantes a sumergirse en su patrimonio, una experiencia única que se esconde en cada rincón. Entre los lugares de interés más notables se encuentra el Cementerio de la villa, donde destaca el mausoleo de Julián Gayarre, una obra magistral del escultor Mariano Benlliure que homenajea al tenor y su contribución al mundo de la ópera. La Ermita de la Virgen del Camino, ubicada en el Barrio El Castillo, es otro punto emblemático con su retablo mayor y la venerada imagen de la Virgen, complementada por una talla barroca y cálices de plata.

Mausoleo de Julián Gayarre en el Cementerio de la villa de Roncal. Turismo Navarra

Por otro lado, la Casa Museo Julián Gayarre ofrece una mirada íntima a la vida y obra del tenor, permitiendo a los visitantes conocer más sobre su legado. Desde La Era, donde se separaba al viento el trigo de la paja, situada también en el Barrio del Castillo, se pueden disfrutar de vistas panorámicas que capturan la belleza del pueblo y sus alrededores. La represa cercana evoca el histórico descenso de las almadías por el río Esca, un espectáculo que enriquece la historia local.

En el casco urbano de Roncal, se erige la iglesia de San Esteban, con su impresionante arquitectura gótico-renacentista del siglo XVI, siendo otro ejemplo de la riqueza cultural de Roncal. En su interior, alberga valiosos tesoros como un retablo mayor barroco y una sillería del coro del mismo estilo, que son reflejos de la profunda tradición religiosa y artística del pueblo.

Las casas señoriales dispersas por el pueblo, tales como Casa López, Casa Gambra o Casa Sanz Orrio, reflejan la arquitectura típica del valle y el próspero pasado de Roncal. Estas edificaciones, junto con la oficina de turismo que ofrece rutas muy recomendables, permiten a los visitantes descubrir los rincones más emblemáticos del pueblo y disfrutar de su encanto único.

Aunque Roncal no solo cautiva por su patrimonio arquitectónico y cultural, sino también por su espiritualidad y tradiciones, evidentes en lugares como la Ermita de San Sebastián en Navarzato, un lugar de recogimiento y fe situado en un entorno natural impresionante que refleja la devoción local y se convierte año tras año en un punto de encuentro de la comunidad durante sus festividades. También el Dolmen de Lubrakieta es una muestra fascinante de la prehistoria de la región. Este monumento megalítico recuerda las creencias y los rituales relacionados con la vida, la muerte y la eternidad de las antiguas civilizaciones que habitaban en lo que ahora es Roncal. 

Además de su patrimonio cultural, Roncal es el punto de partida ideal para explorar la impresionante naturaleza del Valle de Roncal. Con numerosas rutas de senderismo y paisajes asombrosos donde los visitantes pueden disfrutar de la tranquilidad y la belleza natural de esta región. Desde las calles empedradas de Roncal hasta las cumbres nevadas de los Pirineos, este valle es un testimonio del espíritu indomable de Navarra.

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El Valle del Roncal, un santuario natural

El Valle del Roncal, un santuario natural en Navarra.

El Valle del Roncal, ubicado en la majestuosa cordillera de los Pirineos en Navarra oriental, está compuesto por siete pintorescas localidades: Burgui, Vidángoz, Garde, Roncal, Urzainqui, Isaba y Uztárroz, y está considerado uno de los mejores destinos para los amantes del turismo rural, los deportes al aire libre, la naturaleza, la historia y, por supuesto, la gastronomía.

Este hermoso valle ofrece una amplia gama de actividades, desde senderismo por sus extensos 160 kilómetros de senderos balizados hasta esquí de fondo en la estación de Larra-Belagua cerca de Isaba, donde se puede disfrutar del impresionante entorno pirenaico. Aunque para lo más aventureros también existe la posibilidad de hacer rafting en el río Esca, toda una experiencia arriesgada y cargada de emociones, que se recomienda llevar a cabo durante el deshielo primaveral.

La cultura también ocupa un lugar destacado en el valle con el Museo del Queso, que permite a los visitantes descubrir la famosa tradición quesera del valle, y con el Museo de la Almadía en Burgui, que celebra la tradición de los almadieros, en honor a los cuales, en el Valle del Roncal se celebra el Día de la Almadía, una fiesta de interés turístico donde se revive el antiguo oficio de transportar troncos de madera por el río desde los bosques hasta las serrerías​​.

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La gastronomía de Roncal con el queso como protagonista

La gastronomía del Valle del Roncal, un espejo de tradiciones y sabores navarros, y es un pilar fundamental de su rica cultura. Escondida en las profundidades de los Pirineos, la región destila historia y calidad a través de sus platos y productos, entre los que destaca el emblemático Queso Roncal, pionero en ostentar la Denominación de Origen en España. Este queso, elaborado con la esencia de la leche cruda de las ovejas Latxa y Rasa, encapsula el carácter recio de la tierra con su distintivo toque picante.

La cocina roncalesa se enorgullece de sus costillas de cordero al sarmiento, que, al unísono con los pimientos del piquillo, sorprenden al turista con una explosión de sabores autóctonos. La chistorra y la trucha a la navarra, el jamón serrano y sus sofritos tradicionales, así como las migas de pastor forman parte del legado culinario de la zona. De esta forma, más allá de su patrimonio y paisajes, Roncal se presenta como un destino gastronómico imperdible, donde cada bocado es un viaje por la historia y la cultura navarra, que promete una auténtica experiencia sensorial tanto para nativos como para los visitantes.

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