La costa gallega destaca por sus paisajes naturales. Increíbles playas, impresionantes acantilados dominan la costa y constituyen lugares únicos que es imprescindible visitar. También son dignas de mención las numerosas islas que salpican el litoral y las rías, algunas de las cuales esconden aspectos muy curiosos

La isla de A Creba, en la ría Muros-Noia, cerca de Santiago, es una de ellas, ya que es de propiedad privada. Se encuentra abierta al público en el área delimitada por la Ley de Costas, que es la zona pública por donde se accede, y en el perímetro, donde se puede disfrutar de un agradable paseo. 

La privatización de la isla

Más allá de los mitos y leyendas que hay sobre el origen de la isla, los ciudadanos demandan que pase a ser de titularidad pública. Fue comprada en 1966 por el padre del actual propietario y tal y como explica el medio gallego La Voz de Galicia, está inscrita en el Registro de Propiedad desde hace justamente cien años, desde 1922. Desde esta fecha, una edificación privada ocupa toda la costa.

En 1990, unas 300 personas invadieron la isla de manera pacífica exigiendo que fuese devuelta a los vecinos y exigiendo que pasase a ser de propiedad pública. 

Los paseos por A Creba

A Creba, a la que se accede a través de pequeñas embarcaciones, ofrece a aquel que la visita poder disfrutar de un recorrido tranquilo y en familia. El camino tiene una duración de aproximadamente 1 hora y durante el mismo se puede disfrutar de las preciosas panorámicas de la ría de Muros

Se trata de una experiencia inolvidable, ya las aguas turquesas y su lejanía de la civilización hacen de este lugar un destino ideal. Y, aunque haya un guarda de la propiedad nada más llegar, éste no impide que pueda visitarse y conocer sus playas de arena blanca y sus bosques.

La leyenda sobre su ermita

Hay muchas leyendas sobre A Creba, pero una destaca sobre el resto: la de la construcción de su ermita, Nuestra Señora de A Creba, que implica demonios y tempestades. El escritor Vicente Risco la narra de esta manera:

"En la Creba había moros que tenían un templo de su falso dios. Los cristianos los mataron dejando solo a la hija del jefe. Esta invocó al demonio, quien levantó una tempestad, ahogó a los cristianos y separó la isla de la tierra. La mora se convirtió en una gran serpiente rodeada de fieras que hundían a los barcos. Los cristianos fueron donde un santo hombre que les aconsejó bendecir la isla y erguir la iglesuela de Nuestra Señora de A Creba".