La geografía española está llena de bellas calles con personalidad propia, que se han convertido en verdaderos iconos de las ciudades donde se encuentran situadas. Éstas son algunas de las más carismáticas, según el portal de Turismo.

Calle Betis desde el Puente de Triana

Calle Betis en el barrio de Triana

A orillas del Guadalquivir y con las mejores vistas de Sevilla, fue el lugar elegido por Merimée para situar el domicilio de su inmortal Carmen, la gitana que protagonizaría su novela y la ópera de Bizet. Es una de las estampas más representativas de la ciudad.

Rúa do Franco, en Santiago de Compostela

Rúa do Franco, en Santiago de Compostela

Es una de las principales calles de la capital de Galicia y concentra buena parte de la oferta gastronómica del casco histórico. Sus restaurantes conservan la herencia de los taberneros medievales que atendían a los peregrinos (los francos, peregrinos llegado a través de los Pirineos, vistos como ‘hombres libres' o como ‘Nación Franca') ,que dieron nombre a esta rúa 

Paseo de Gracia, en Barcelona

Paseo de Gracia, en Barcelona

Sin duda, una de las arterias más hermosas de España, que conecta la Plaza de Cataluña y la calle Mayor de Gracia y que fue inaugurada en 1827. Una muestra de la mejor arquitectura modernista, destacando los edificios de Gaudí y los de Domenech i Montaner.

Confluencia de las calles Gran Vía y Alcalá, en Madrid

Gran Vía y calle Alcalá, en Madrid

La calle Gran Vía nació a principios del siglo XX para modernizar la imagen de la capital y ha terminado transformándose en una las más importantes avenidas de la capital, con sus edificios emblemáticos, su dinamismo cultural y comercial y un aura vital que la hace absolutamente irresistible.

Es obligado incluir en esta lista a la castiza calle de Alcalá, por su única Puerta, por los ave Fénix y las cuádrigas que coronan sus edificios, por el Palacio de Linares y otros muchos destacables edificios.

Calle del Ángel, en Toledo

Calle del Ángel, en Toledo

La calle del Ángel es un rincón encantador escondido en el corazón del barrio de la Judería de Toledo, y que tan bién describió hace más de un siglo el poeta austriaco Rilke, amante de esta ciudad, “donde convergen las miradas de los vivos, de los muertos y de los ángeles”.

Esta calle, donde se sitúan los Baños Árabes del Ángel, Arquillo del Judío, desemboca en la de los Reyes Católicos. En la cercana Casa del Judío, la reina Isabel la Católica habría cambiado sus joyas por dinero al judío Ishaq para financiar el viaje con el que Colón acabaría descubriendo América.

Calle de las Flores, en Córdoba

Calle de las Flores de Córdoba. Portal del Turismo

Este estrecho callejón repleto de macetas llenas de flores multicolores, con vistas privilegiadas a la Mezquita Catedral, es la mejor carta de presentación de la ciudad andaluza

Carrera del Darro, en Granada

Calle del Darro en Granada

Una de las calles más románticas de Andalucía, que comunica la Plaza Nueva con el Paseo de los Tristes. De trazado desigual siguiendo el curso del río, hace de frontera natural entre la Alhambra y el Albaicín, las dos colinas históricas de la ciudad, ofreciendo un paisaje para no olvidar.

Paseo del Borne, en Palma de Mallorca

Paseo del Borne

Une la Plaza de la Reina con la Plaza de las Tortugas y desde ella se puede contemplar la palma más monumental, representada por la Catedral y el Palacio de la Almudaina. Entre las casas que la bordean llama la atención el precioso Palau Solleric y algunos edificios señoriales con el sello del arquitecto Gaspar Bennassar, incluido el antiguo Cine Born que hoy ocupa Zara.

Calle de la Compañía, en Salamanca

Calle de la Compañía

Está bordeada por edificios emblemáticos como la Casa de las Conchas, la Clerecía (Sede de la Universidad Pontificia), la Iglesia de San Benito, los conventos de la Madre de Dios y de las Agustinas para culminar en el Palacio de Monterrey.

Calle San Agustín, en San Cristóbal de la Laguna

Calle San Agustín

La antigua calle Reale, en San Cristócal de la Laguna, que fuera la capital de Tenerife, está llena de suntuosos palacios de los siglos XVII y XVIII con hermosos jardines tropicales en su interior,  convertidos en museos y sedes gubernativas.