Los neumáticos son una de las piezas más relevantes del vehículo, aunque a menudo reciben menos atención de la que necesitan. Revisar su estado y mantener la presión adecuada son claves para garantizar un buen rendimiento y evitar problemas en la carretera.

Saber cuándo es necesario cambiarlos no depende solo del desgaste visible. También influyen factores como el uso que se le da al coche, las condiciones de la carretera, el clima o incluso los golpes contra bordillos. Mantenerlos en buen estado requiere revisiones periódicas para comprobar cortes, bultos o pinchazos en zonas críticas como los flancos.

Un operario cambiando neumáticos

Es un error no hacer caso a estas señales que te avisan de que necesitas cambiar de neumáticos

El motivo más habitual para sustituir los neumáticos es el desgaste; sin embargo, esto es un error ya que es posible que haya que cambiarlos mucho antes de eso. Así, de fábrica cuentan con unos 9 milímetros de dibujo, pero los fabricantes aconsejan no utilizarlos por debajo de los 3 milímetros, aunque el límite legal se sitúe en 1,6 milímetros. Circular con ruedas gastadas no solo compromete la seguridad, sino que puede acarrear sanciones de unos 200 euros y el suspenso en la ITV.

Otra referencia útil es el testigo de desgaste que incluyen todos los neumáticos. Si la banda de rodadura y el testigo están al mismo nivel, es momento de reemplazarlos. También es posible medir la profundidad con un medidor específico.

El tiempo es otro factor determinante. Aunque el dibujo parezca correcto, los fabricantes recomiendan sustituir las ruedas cada 40.000 o 45.000 kilómetros, o bien entre cinco y ocho años después de su fabricación, indicada en el lateral de la goma. Si los neumáticos superan los diez años, su sustitución debe ser inmediata.

Los daños también obligan al cambio. Un golpe fuerte, un bulto, una raja o un pinchazo en el flanco pueden provocar un reventón o pérdidas de aire. En estos casos, la reparación no es recomendable y lo más seguro es la sustitución.

Si un neumático tiene más de diez años, el cambio tiene que ser inmediato

El desgaste irregular y lo que revela del coche

Cuando los neumáticos se gastan de manera desigual, suele ser un aviso de que algo no funciona bien en el vehículo. Las causas más comunes son un fallo en los amortiguadores, un problema en los frenos o una alineación incorrecta. Este tipo de desgaste reduce la vida útil de la rueda y aumenta el riesgo de pinchazo.

Para detectar estas señales, se recomienda girar la dirección al máximo y revisar tanto el interior como el exterior del neumático. Una inspección visual sencilla puede evitar problemas más graves.

Qué neumático elegir

A la hora de cambiarlos, es fundamental montar en el mismo eje neumáticos iguales en marca, modelo y medida. Así se garantiza el mismo agarre en ambos lados, lo que favorece la estabilidad y reduce riesgos en la conducción.

Las cifras grabadas en el lateral de la rueda indican sus características: anchura, altura del flanco, tipo de neumático (radial o diagonal), diámetro de la llanta en pulgadas, índice de carga y código de velocidad. También aparece la fecha de fabricación, expresada en la semana y el año. Cuanto más reciente sea, mejores condiciones tendrá la goma.

Inflando una rueda

La presión, una revisión mensual imprescindible

La presión influye directamente en el consumo y en el agarre del vehículo. Si está baja, los laterales se desgastan antes y el coche consume más combustible. Si está demasiado alta, se desgasta el centro y disminuye la adherencia.

Lo más recomendable es revisar la presión una vez al mes o antes de un viaje largo, siguiendo siempre las indicaciones del fabricante que suelen estar en el manual o en pegatinas del vehículo. El inflado debe hacerse con los neumáticos en frío y no conviene olvidar la rueda de repuesto.

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