El presidente del banco, Francisco González, se lo explicó a su manera atribuyendo parte de la responsabilidad al presidente José Luis Rodríguez Zapatero. FG, como se le conoce en el mundo financiero, dejó entrever su esperanza en el fin del ciclo socialista y en la llegada a la Moncloa de Mariano Rajoy aunque se abstuvo de pronunciar el nombre de su paisano. No es el primer empresario que se expresa políticamente. Arturo González, dirigente de los industriales madrileños ha pedido abiertamente el adelanto electoral.

Una actitud que contrasta con la del presidente de la CEOE, Joan Rosell que marca una neutralidad política que, la sienta o no, parece obligada por parte de una organización empresarial. También contrasta con la actitud mantenida por Emilio Botín, presidente del primer banco del país, que animó a Rodríguez Zapatero a concluir la legislatura para hacer las reformas necesarias.

Su colega del BBVA, FG, criticó en Méjico las reformas del jefe del gobierno español porque, en su opinión, Zapatero no cree en ellas. “En 2008 – resumió la situación Francisco González ante financieros mejicanos - el presidente español no quiso ver la crisis y desde hace un año, el mismo Gobierno ha implementado algunas reformas, pero, francamente cuando uno implementa reformas en las que no cree, esa reforma no llega a buen camino. Y ésa es la situación en la que estamos”.

La verdad es que para no creer en sus reformas Rodríguez Zapatero se ha aplicado a ellas con la fe del carbonero y ha pagado su resolución con la mayor derrota electoral de la historia socialista. No dudo que FG habla con sinceridad y buena fe pero tampoco olvido que atribuye al jefe del Ejecutivo y de forma más concreta a Miguel Sebastián los intentos de arrebatarle el sillón en el que le había sentado Rodrigo Rato.

Se comprende que el presidente del BBVA vislumbre en el horizonte con simpatía un cambio de gobierno. Refiriéndose a las voces que reclaman un adelanto electoral ha reflexionado:
"Hay mucho ruido con esto, mucha presión porque da la impresión de que no podemos estar más en este periodo de indefinición, que hay que tomar medidas para que España no esté en ese torbellino europeo. No lo merece".

Algo tendrá que ver también en la motivación de FG que últimamente se alcen en el Gobierno fuertes acusaciones a la banca por su responsabilidad en la crisis. A este respecto, Lula da Silva está más cerca de Zapatero que del banquero hispano. Las palabras que he recogido al inicio muestran dolor por la situación española y hay que reconocer con él que en efecto: “Algo va mal en España”.

Otra cosa es que la llegada de Rajoy a la Moncloa sea la medicina prodigiosa, en lo que el ex presidente brasileño, un hombre de izquierdas, pudiera ser reticente.

José García Abad es periodista y analista político