El citado portavoz de Mariano Rajoy sostuvo ayer que “el terrorismo de ETA no puede acabar con un empate”. A la derecha se le ha encendido la señal roja de alarma porque si ETA  hiciera un gesto verdaderamente creíble en torno a la paz, váyase a saber cuál sería su impacto electoral.

Flechas envenenadas
La derecha mediática ha cerrado filas, lo que hace a menudo y a la  perfección, y ha lanzado flechas envenenadas contra las sensatas reflexiones de López. Pons subrayó con énfasis que el terrorismo etarra no puede terminar más que como vencido. No debe haber -según  repican inquietados los tambores genoveses- “vencedores y vencidos”.

La concordia
Ha de conocerse, señala el portavoz,  que “hemos ganado los demócratas y han perdido los terroristas”. Pero convendría que supiera Pons que el lehendakari ha manifestado estos días que él no es partidario en absoluto de que no haya ni vencedores ni vencidos. ¿Por qué, sin embargo, Pons no le ha reconocido a López que, en este punto, coincidían? ¿Rechaza también Rajoy que se llegue a “un gran acuerdo para la concordia?



Los tiempos de Aznar y ETA
Pons debería saber, por lo demás, que la frase de que sí era adecuado que no hubiera ni vencedores ni vencidos fue acuñada y difundida durante las tregua de ETA, con José María Aznar presidiendo el Gobierno. La divulgó en declaraciones a los periodistas Ricardo Martí Fluxá, a la sazón secretario de Estado de Seguridad, nombrado para tan importante cargo por Jaime Mayor Oreja, ministro del Interior en aquel tiempo.  Cuando dijo lo que dijo Fluxá a favor de que no hubiera ni “vencedores ni vencidos” no sólo era secretario de Estado de Seguridad, sino que formaba parte del selecto grupo de los hombres de  mayor confianza de Aznar, que se reunieron formalmente con los jefes del terrorismo  en Zürich.

¿Presidente de la paz?
Aznar, quien saludó a ETA como Movimiento  Nacional Vasco de Liberación (MNVL), entonces soñaba con erigirse presidente de la paz.  El 1 de noviembre de 1998, pronto hará 13 años de ello, se dio a conocer que “Aznar no exigiría a ETA entregar las armas, pero sí el abandono absoluto de la violencia”.

Pelillos a la mar
Afirmaciones como las anteriores o “seremos generosos con ETA si dejan de matar” o “estamos dispuestos a hacer la paz” y, en paralelo, haber trasladado 135 presos etarras a cárceles próximas a Euskadi, denotan una actitud que nada tiene que ver con la constante presión popular contra la mayoría de actuaciones del Gobierno del PSOE respecto al terrorismo etarra. Y no silenciemos, por favor, que lo único que les interesa de verdad a Rajoy y a sus colaboradores es vencer el 20-N. Lo demás, incluido el posible fin de ETA, pelillos a la mar. ¡Ya está bien de que nos tomen el pelo  los dirigentes del PP!

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM