Es un cadáver político, nada tiene que perder, tan solo, probablemente, un poco más de dignidad. O ganarla.
Gabriel Celaya fue un poeta nada sumiso. Entendía que en tiempos difíciles “nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno”. Y también escribió esto que cantaba Paco Ibáñez y que alguien recordó en la #spanirevolution: “¡A la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que pues vivimos anunciamos algo nuevo”…
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=EN9S93yIL2w&feature=youtu.be[/youtube]
Más artículos de Rosá María Artal en su blog El Periscopio