Cuando a una persona le diagnostican cáncer es habitual que escuche frases como “tienes que luchar”, “ahora toca ser valiente”, “tienes que ganar la batalla, “nunca te rindas”. ¿De verdad tener cáncer implica librar una guerra? ¿Es una batalla encarnizada? 

 Como cáncer no es igual a muerte dejo atrás el miedo y doy paso a la esperanza

Cuando me diagnosticaron un cáncer con metástasis hace seis años jamás lo viví como una lucha, lo interpreté como una oportunidad para echar el freno de mano y revisar como había vivido hasta ese momento y como quería seguir viviendo el resto de lo que me quedara de vida. Fue el momento de dejar de pensar en el futuro y de intentar cambiar un pasado que ya era inamovible, para pasar a vivir el instante presente. Hice una lista de sueños y deseos y me lancé a hacerlos realidad.  Dejé de pensar en la muerte y en la enfermedad. Acepté la muerte como algo inevitable para todos los seres, al fin y al cabo todos vamos a morir, lo único que no sabemos es el momento en que esta llegará. Dejé atrás el miedo y dí paso a la esperanza.

Cuando pude decirme esto a mí misma, empezó para mí una nueva vida. Decidí que hasta que no llegase el momento de abandonar esta vida iba a vivir intensamente, iba a extraerle todo el jugo a la vida e iba a dejar de lamentarme. Aprendí a amarme sobre todas las cosas y dejé que me amaran, me rodeé de la que gente que realmente aportaba cosas buenas a mi vida y me alejé de quien me hacía sufrir. Llené mi vida de cosas bonitas, de instantes inolvidables, aprendí a disfrutar de cada beso, de cada abrazo, de cada inhalación, sin importarme el momento de la muerte y eso hizo que realmente empezase a VIVIR en mayúsculas y me olvidase de la enfermedad para enfocarme en ser feliz y vivir con paz y serenidad. Aprendí a relativizar los problemas y dejé de hacer un castillo de cada grano de arena. Desde ese momento tuve claro que iba a sanar y el cáncer iba a desaparecer de mi vida.

Aprendí a relativizar los problemas y dejé de hacer un castillo de cada grano de arena

Cuando tienes cáncer hay que enfocarse en la esperanza, en buscar la luz al final del túnel y es el momento de empezar a vivir la vida que siempre has querido vivir. Es el momento de valorar lo que tienes y dar las gracias. Es el momento de sentir, de vibrar, de disfrutar, de decir adiós al miedo, de escuchar a nuestro corazón y amar de manera incondicional. Si tienes cáncer lee esto atentamente: Cáncer no es igual a muerte y como cáncer no es igual a muerte dejo atrás el miedo y doy paso a la esperanza.