Este jueves 23 de febrero me despido de ElPlural.com tras casi siete años. Estas serán las últimas líneas de mi firma que, hasta nueva orden, podrán leer. A riesgo de ser tan sucinto como para ganarme el reproche del departamento de SEO por no superar el mínimo de palabras, aprovecho estos cinco minutos para apurar el que será mi último café en esta redacción mientras agradezco públicamente a varias personas que bien lo merecen. A ti, lector, te ayudará a conocer el equipazo que hay detrás del periódico y cómo funciona la maquinaria.

Angélica Rubio, la directora. Me lo ha dado todo. Confianza para crecer y libertad para expandirme. Cuando llegué como becario un 24 de junio de 2016 aún no ocupaba su cargo actual. Recuerdo aquel día. Incluso, si cerrara los ojos, podría olerlo. El inconfundible aroma de la cafetera situada justo detrás de mi asiento. Entonces, el café lo tomaba en la corporativa taza pequeña blanca y roja. Hoy lo hago en una más grande y más oscura. Es negra. Ya estaba cuando llegué, pero nadie la usaba y nadie ha reclamado su posesión así que la hice mía. Porque cuando estás en casa, coges tu taza, no una prestada. Aún no había tomado asiento, ni mucho menos me había servido el café -al principio, reconozco que me daba hasta vergüenza-. Me estaban presentando a todo el equipo y mis ojos rápidamente atinaron. “Hola, soy Angélica, bienvenido”, me dijo. Asentí de forma casi reverencial y clavé una sonrisa nerviosa porque la reconocí. Por suerte contuve el “ya, si te veo en la tele” que retumbó en mi cabeza. Meses después, en marzo del 2017, asumió la dirección y una de sus primeras decisiones fue confiarme la corresponsalía parlamentaria. Alto honor. Arrastro esa deuda desde entonces y no creo que el catering que he traído hoy la salde. Ahora bien, mi madre, María Luz, no te perdonará que aún no os hayáis visto en persona. Ese debe tampoco será fácil de saldar.

José María Garrido. Internamente le llamamos Chema y, reconozco que en todo este tiempo sigo sin saber si prefiere que se escriba con “Tx”, Txema. Sé que se tomará a broma lo que voy a decir a continuación, porque se lo he dicho alguna vez y siempre se ríe. Chema, con Ch, es el mejor periodista que he conocido. No he visto a nadie disfrutar tanto de esta profesión como él. Creo que no es vocacional, es mero vicio a las risas que le provocan según qué temas. Es mucho más que un jefe. Es un ejemplo para todos, un modelo y una fuente de inspiración por su devoción a la profesión -devoción que nunca reconocerá-. Es mucho más que un jefe porque es un amigo. Fue el primero que me abrazó al darle la noticia de mi marcha y estoy en disposición de jurar que se le vidriaron los ojos. Solo yo sé todo lo que he aprendido de él. No con él, sino de él. Se dice que nadie puede ser perfecto y en su caso es su amor al Atlético de Madrid lo que le impide aspirar a serlo. Un último apunte que creo que le gustará saber: en conversaciones privadas con Nacho Caballero, no pocas veces nos hemos confesado que verte trabajar, Chema, es un gustazo tal que daría para sentarse, observar, tomar nota e imitar. Sabes perfectamente que mis artículos siempre han sido muy rigurosos, así que, de facto, sabes que nada de esto es mentira. Me voy sin hallar la respuesta a la pregunta de cómo lo haces, cómo llegas a todo. Cómo.

Nacho Caballero. Me he terminado el café. Me he dado cuenta al escribir tu nombre, emocionarme y buscar la taza sin mirar para dar un sorbo que me ayude a disimular. Voy a rellenar y sigo.

Nacho Caballero. Así firma, pero para mí es Nacho desde hace más de 10 años. Además de mi compañero, es mi mejor amigo. Es un pedazo de periodista como la copa de un pino. Pocas miradas tan críticas y afiladas he visto. No puedo decir mucho más porque el resto pertenece al ámbito privado. A él no le echaré de menos porque nos seguiremos viendo, hablando, viajando y disfrutando de nuestro Real y de El Nano (Fernando Alonso). Juntos. Solo me apena saber que, a partir de hoy, será la primera vez desde que nos conocemos que no le vaya a ver a diario, ya fuera sentado a mi lado en la universidad o enfrente en la redacción. Eso sí, que de por hecho que sí le leeré a diario.

Hay muchas otras personas y, para evitar que la hipotética bronca del equipo de SEO sea porque me he alargado demasiado y no por la brevedad, iré más rápido. Suren Gasparyan y Luis Abascal. Ha sido un auténtico placer y me voy con el mal sabor de boca de no haber podido absorber su estilo y técnicas. Pertenecen al equipo de fin de semana, siempre han ido más por libre y siempre han funcionado como un reloj suizo. Un binomio inmejorable. Ya no os daré más chapas. Sara Economía, como la tengo guardada en el teléfono. Su sentido del deber compite con la devoción de Chema. Ha sido un apoyo fundamental desde su entrada. Como lo fue Sara Emérita, también conocida como Sara la de redes. Su huella aún impregna esta redacción. Cuando entré ya estaba y se marchó hace ya unos años. Cómo habrá sido su paso por ElPlural.com que aún hay una fotografía suya trabajando en el corcho de la redacción. Javier Pardo, quien asumió el rol del que fuera mi primer jefe de redacción Marcos Paradinas, a quien también he de mencionar. Don Javier, hago mías tus palabras tras comunicar mi decisión: “Ha sido un gustazo”. Asumiste con arrestos la tarea de coordinar la mañana y puedes estar más que satisfecho. Qué fácil es currar contigo, “chato”.

Acelero, ya no por el SEO, sino porque me quedo sin café y, de querer más, me va a tocar hacerlo. Lean a Cynthia Coiduras, que pasa a Congreso y lo hará a las mil maravillas, como antes ha hecho otras tantas cosas y tan bien se ha adaptado a todos los cambios. Marisu, gracias por llamarme aquella mañana para informarme de que había sido aceptado como becario. Nunca te lo he dicho, pero aquella mañana, cuando hablábamos, aún arrastraba los pormenores de la noche anterior, que fue la de mi graduación. Enric Sopena. Coincidí solo un par de veces, pero el respeto y la admiración que le tenía la gente atravesaba la sala cada vez que entraba. Mención especial para Tito. Igual ni siquiera le llegan estas líneas, pero lo que he disfrutado de las conversaciones cafeteras… Cierro los agradecimientos personales con la más imprescindible de todas. Su nombre no aparece en el listado de autores, pero sin ella, Marisol, nada de lo que sí se ve saldría adelante.

Me dejo mucha gente que o están o han estado. No puedo mencionar a todos. Son muchos y muy valiosos. Me despido con esta frase de la que son protagonistas. Si los lectores conocieran cómo se trabaja en ElPlural.com, lo valorarían más incluso de lo que ya lo hacen. Un equipazo que se desvive por sacar el mejor periódico posible adelante. Y lo consiguen todos los días. Ahora, lo leeré desde fuera, consciente del sacrificio. Gracias a todos.