Día a día, la Navidad se acerca y la relajación de estas fechas va calando los huesos de los españoles. Por si la cercanía de las vacaciones no fuera suficiente, el libertinaje va en aumento por culpa de las cenas de empresa, donde el alcohol, por no hablar de otras sustancias, entra en una escena como la laboral, donde ni está ni se le espera. Y así saltan por los aires los corsés en los que se circunscriben nuestras relaciones profesionales, se nos suelta la lengua y corremos el riesgo de pasarnos de rosca.

Lo siento, pero no estamos hablando de Silvia Charro y Simón Pérez, con su vídeo viral de las hipotecas a tipo fijo en el que su elevado estado de ánimo ha provocado su despido fulminante de las empresas a las que representaban al tiempo que su fama se ha disparado. La pérdida de ingresos laborales la contrarrestan ahora con sus visitas a Espejo Público, para que forenses y peritos les acusen de consumo de drogas, o a Sálvame Deluxe para recrear el vídeo de marras.

En realidad, la idea era hablar de Soraya Sáenz de Santamaría, y su famoso vídeo en una comida-mitin del Partido Popular en el que arrasa con cualquier expectativa que tuviera la formación para las próximas elecciones catalanas del 21D.

Soraya Sáenz de Santamaría ya estaba muy cuestionada por sus enemigos internos en el Consejo de Ministros. Fue nombrada una especie de ministra para Cataluña con el objetivo de apaciguar los ánimos del independentismo catalán, pero el conflicto se disparó a cotas nunca vistas en la democracia española. No sólo se llevó a cabo el referéndum sin que la inteligencia española, en manos de la vicepresidenta, supiera por dónde le venían las urnas. También se reaccionó con una brutal respuesta policial del Gobierno llevó el procés a todas las televisiones del mundo.

Pero la paciencia de Mariano Rajoy con Soraya Sáenz de Santamaría parece infinita. Así que, cuando se aplicó el artículo 155 en la Generalitat de Cataluña, el presidente del Gobierno delegó en su mano derecha el control total de la intervención. Pero, como bien sabe Spiderman, pero no Soraya, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y la vicepresidenta, quizás en el fragor y el éxtasis de esa comida, donde corrió el vino tempranillo de Milhojas, un Rioja asequible que los expertos describen como “fácil de beber”.

Sea por el calor de los aromas florales del vino o por el fragor de la campaña electoral, Sáenz de Santamaría se cargó todo el discurso del Partido Popular que presumía de la independencia del sistema judicial y la fortaleza de nuestro Estado de Derecho. Porque, según la mismísima vicepresidenta del Gobierno, el mérito de haber “liquidado” y “descabezado” al independentismo catalán es de “Mariano Rajoy y el Partido Popular”.

“¿Quién está mandando a la liquidación al independentismo catalán? Mariano Rajoy y el Partido Popular”. “¿Quién ha hecho que hoy por hoy ERC, Junts per Catalunya y el resto de independentistas no tengan líderes porque están descabezados? Mariano Rajoy y el Partido Popular".

Un discurso que da las suficientes razones a los independentistas para seguir hablando de “presos políticos”, porque, ¿qué otra cosa pueden ser si la número dos del Gobierno presume de haberles descabezado para tener unas elecciones tranquilas? De momento, Junts per Catalunya, la candidatura de Puigdemont, ha anunciado que llevará el encendido discurso de Sáenz de Santamaría a la Fiscalía. Como si aún hubiese independencia judicial en este país y no pasase todo por “Mariano Rajoy y el Partido Popular”.