El presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla, no se anduvo con tonterías este sábado en La Sexta Noche: “La pandemia no puede ocultar que hayamos tenido presuntamente a un rey haciendo negocios fraudulentos, cobrando presuntas comisiones o llevándose dinero a paraísos fiscales”. Así de directo, con cruda sinceridad, se expresó el líder del Partido Regionalista Cántabro.

A Revilla no se le podrá pedir nunca que adopte modos cortesanos para disculpar el monarca emérito. Siempre ha utilizado un lenguaje directo en lo que a él se refiere. En contraste, otros políticos desvían el asunto como si aquí no hubiera ocurriera nada. Y no es así.

Su gestor, Arturo Fasana, ha declarado ante el fiscal jefe del cantón de Ginebra que Juan Carlos I depositó en Suiza a nombre de la sociedad panameña Lucum, un maletín con cerca de dos millones de dólares que había recibido previamente en BahréinTodo ello en una cuenta a la que también habrían llegado unos cien millones procedentes de Arabia Saudí.

Frente a los mojigatos silencios políticos, Revilla habló con tranquilidad y certeza planteando que la Justicia investigue, como es su obligación. Al invocar la valentía judicial, advirtió que ha sido un error que el Congreso haya rechazado la creación de una Comisión de Investigación sobre los asuntos del antiguo monarca. Es más, si al final resulta que existe un dinero irregular de por medio, en opinión del presidente cántabro, debería reintegrarlo a España para invertirlo en la lucha contra la pandemia, por ejemplo.

La trayectoria de Juan Carlos I se torció de forma evidente tras un inicio difícil aupado por el franquismo, con su importante papel importante durante la Transición y su actuación decisiva en el golpe de Estado del 23-F. Pero los réditos del servicio a la democracia y la simpatía golferas, no pueden tapar las irregularidades económicas ni el presunto aprovechamiento de la posición de Jefe del Estado en beneficio personal.

Es necesario que quede clara la actuación del emérito que ha dejado a su hijo, el Rey Felipe VI, un regalo envenenado para su persona y para la Institución. La investigación es por tanto obligada. Aunque muchos se pongan de perfil y apelen a conspiraciones independentistas y del sector que encabeza el vicepresidente Pablo Iglesias, al que acusan de intenciones aviesas de querer reformar la Constitución para eliminar la Monarquía.

Lo que hace falta es transparencia y en eso Revilla actúa como un Pepito Grillo o como aquel niño del cuento que mientras toda la Corte aplaudía la belleza del nuevo traje del emperador, gritaba sorprendido: “Pero, ¿qué decís? ¡Si el emperador va desnudo!"