No se equivocó en el diagnóstico y, desde luego, no buscó tres pies al gato tratando de paliar como fuere la debacle más grande del PSOE desde la recuperación de la democracia hasta la actualidad. Su intervención fue un reconocimiento palmario a la transparencia.



Diez puntos

Ayer se pudo comprobar que la diferencia de votos entre el PP y el PSOE asciende alrededor de los diez puntos, muy cerca por tanto de la mayoría de las encuestas que han circulado en los últimos meses y hasta hace unos días. El objetivo principal de Ferraz era retener en sus manos a Castilla-La Mancha para evitar que la secretaria general del PP, y número dos de Mariano Rajoy, se convirtiera en presidenta de una región que ha estado siempre  gobernada en clave de izquierdas; primero por José Bono y más tarde por José María Barreda. Estuvo en un tris Barreda de tocar de nuevo el cielo. Perdió por un diputado.

Extremadura in extremis
Otros objetivos prioritarios eran el Ayuntamiento de Barcelona y el de Sevilla. También lo era  impedir que Extremadura fuera conquistada por la derecha. Guillermo Fernández Vara salvó Extremadura in extremis y seguirá gobernando, según todos los indicios, gracias a un diputado de Izquierda Unida. Barcelona se resistió como pudo al asalto de CiU.  Jordi Hereu obtuvo un mejor resultado de lo que se esperaba, aunque insuficiente.



La historia se repite
CiU, en todo caso, dependerá en buena parte del PP. La historia tiende a repetirse. Jordi Pujol gobernó durante sus dos últimas legislaturas merced al apoyo de los populares. Respecto a Sevilla, el fracaso municipal de la coalición PSOE/IU abre más y más la posibilidad de que Andalucía pase a ser otra conquista de la derecha. La comprobación de cuál será el futuro de Andalucía se producirá, salvo imprevistos, en marzo de 2012.

Ejercicio apabullante
La enumeración del resto de triunfos del PP en la jornada de ayer sería un ejercicio apabullante. La derecha movilizó a ocho millones de votantes. El PSOE tuvo que conformarse con seis millones. Los socialistas fueron castigados por muchos de los suyos con una severidad extraordinaria. La cuestión de fondo estriba si con el castigo del 22-M tienen los desencantados bastante o si continuarán sin pasar página a los errores de recorrido cometidos por Zapatero. En la hipótesis primera, todavía sería viable vencer a Rajoy, aunque no resultaría nada fácil porque ahora el líder conservador está lógicamente más fuerte que nunca. La segunda hipótesis sólo favorecería a la derecha y, por ende, a Rajoy.

Diez meses
Después del vendaval popular de ayer resistir –que tal es la propuesta de Zapatero- da la impresión de que es la única y última oportunidad de derrotar al PP. En estos diez meses que faltan para marzo o el PSOE consigue frenar y doblegar a  la derecha que exigirá -con rotundidad creciente- elecciones anticipadas o el porvenir del socialismo español pasará por una inacabable travesía a lo largo del desierto. Resistir es vencer, como sostenía Juan Negrín. Y con razón.



Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM