Hay señales de que recibiremos un nuevo episodio de la nefasta política energética de José Luis Rodríguez Zapatero y Miguel Sebastián.

Tenemos pues otra Endesa a la vista, la joya eléctrica hispana que se entregó al estado italiano pretextando una españolidad cubierta por la presencia de los Entrecanales.

Ahora Luis del Rivero ha efectuado un matrimonio de conveniencia con el Estado mejicano por medio de su empresa cien por cien estatal Petróleos Mexicanos (PEMEX).

La reacción de Miguel Sebastián, se supone que con el asentimiento de José Luis Rodríguez Zapatero, no ha podido ser más flácida.

El ministro, a quien, probablemente  le queden pocos meses en el huerto le ha facilitado la tarea a su amigo el constructor murciano, quien también disfruta de la amistad de Zapatero, José Blanco y Javier de Paz, el amigo y consejero áulico del presidente, el correo del zar, quien le ha servido de intermediario con el mundo de los negocios.

Sebastián ha dado la bienvenida a la operación ante la que nada tienen que decir la Comisión Nacional de la Energía en la que el ministro influye decisivamente como se vio con Endesa.

La mejicana duplica su presencia en Repsol rozando el 10 por ciento y se alía con el murciano que posee un 20 para hacerse con el control de la empresa y de sus dividendos lo que a la vez representaría una garantía para los bancos que del Rivero no puede ofrecer desde el ladrillo, su nicho natural.

Y todo a cambio de la palabra, palabrita del Niño Jesús,  de que el murciano y el mejicano mantendrán la españolidad de nuestra joya energética.

Ni siquiera contamos con la palabra de honor, como la que garantizan ciertos escotes femeninos que no tienen más garantía que la de la resistencia de la mujer que lo lleva, de  que el murciano cediendo a la tentación no venderá su paquete al mejicano como hiciera Acciona a Enel.

Ni siquiera sabemos si en el viaje relámpago que del Rivero girara a Méjico no hablaron de esta posibilidad.   O de la forma de hacerse con más acciones en el mercado aprovechando que casi un 60 por ciento del capital se encuentra en flotación libre. En una situación similar los Entrecanales pudieron hacerse sigilosamente con un importante paquete de acciones.

Luis del Rivero ha intentado hacerse con los mandos en otras ocasiones acuciado por el pago de la deuda con la que compró su paquete sin poner un euro.

Los intereses de los prestamos bancarios los esperaba pagar con unos dividendos que Antonio Brufau el presidente de la compañía estimó prudente moderar.

La situación se agrava por el hecho de que hoy Repsol-YPF vale 2.000 millones de euros menos que cuando se hizo la compra por lo que las garantías se devalúan.

El constructor murciano tiene cita con sus banqueros para refinanciar la deuda antes de que finalice el año. Antes se habrán celebrado las elecciones generales dando paso a un nuevo Gobierno en el que no estarán Zapatero ni Sebastián aunque  Rubalcaba alcanzara la Moncloa.

No tengo nada que objetar a la globalización de los negocios que permite a empresas españolas  salvar sus beneficios con los ingresos de los países donde trabajan y de forma muy concreta en Méjico.

Pero no hay que olvidar que Repsol tiene una fuerte participación en Gas Natural, presente en el gas y en la electricidad, y que este es un sector regulado en el que el Estado  tiene una seria responsabilidad y mecanismos para evitar, entre otras cosas,  la toma de control por parte de empresas extranjeras.

José García Abad es periodista y analista político