Les explicamos. Rajoy y su entorno se ven como vencedores el 20N. Nada extraño viendo las encuestas. Incluso con mayoría absoluta. “¡Qué alegría!” pensarán ustedes que se piensa en Génova. Pues sí, pero…, no tanto.

La victoria del PP no traerá una solución “milagrosa” a la crisis
¿Por qué ese resquemor ante una victoria electoral incontestable? Porque la crisis está muy lejos de resolverse. O lo que es lo mismo, como ya vienen anunciando, aún sea con sordina, los propios líderes ‘populares’, “los milagros no son posibles”. En el PP, como en todo el mundo de las finanzas, se sabe que, durante al menos dos años más, la crisis va a seguir ahí. Y aún con gran crudeza.

Las ‘soluciones Rajoy’ van a ser muy difíciles de tragar por la población
Para hacer frente a la crisis, Rajoy y su gobierno tendrían que ‘quemarse’ con esas medidas que el líder popular procura no desvelar, pero que a veces se le ‘escapan’. Las dos últimas, ya las conocen porque las hemos recogido en ELPLURAL, son rebajar la indemnización por el despido, y reformar el seguro de desempleo porque “es un verdadero agujero en las cuentas” del Estado.

Evitar que la victoria ‘popular’ sea flor de una legislatura
Desde luego en Génova, pero también entre los poderes tradicionales conservadores – muy especialmente los poderes económicos y financieros- se espera que tras el desgaste al que ha tenido que hacer frente el PSOE, una victoria del PP traiga una larga cadena de gobiernos de la derecha. El peligro para que eso no suceda sería quemarse con medidas impopulares e ‘inevitables’ como las que hemos apuntado y que costaron el derrumbe de la popularidad de políticos en los que, como en un espejo, se mira el líder de la derecha español. Por ejemplo, el británico David Cameron.

La propuesta trampa: hagamos un pacto “por el bien de todos”
¿Cómo hacer frente a ese riesgo de desgaste? Haciendo corresponsables de ellas a los demás partidos. Muy especialmente al PSOE. Y aquí está la propuesta que, se dice entre los banqueros, haría Rajoy. Pongan las palabras que quieran, pero la idea que propondría el jefe de filas de la derecha es ésta: “la situación es tan difícil o más que lo era en los años setenta, por lo que todos necesitamos unirnos para hacerle frente;  pactemos una serie de medidas que nos lleven a despegar en un gran pacto de Estado” ¿Cuál es la trampa? Que una mayoría importante conservadora, reforzada con PNV y CiU, nacionalistas, sí, pero tan conservadores al menos como el PP en temas económicos y, a menudo, sociales, podrían alcanzar ese acuerdo.

Si el PSOE dice no sería un partido ‘irresponsable’
En esta situación el PSOE tendría dos posibilidades, a cual peor. Por un lado, si dijera sí, sería engullido quién sabe por cuánto tiempo, por la ola conservadora. No olvidemos que una victoria del PP el próximo día 20 N les daría un poder que nunca antes ha tenido ningún otro partido: control de casi todos los gobiernos autonómicos y todas las grandes ciudades fuera de Cataluña y el País Vasco. Si el PSOE dijera que no, sería presentado como un partido insolidario e irresponsable, que pondría su agenda por encima del bien común y no querría colaborar para sacar a España de la crisis.

Eso es lo que se dice, ya les contamos, entre banqueros y financieros.