No voy a hablar de política en esta ocasión, aunque, en realidad, todo lo es. Si nos atenemos a la etimología política es todo aquello que concierne a los ciudadanos de la urbe, “la polis”, entendida como estado. De estas cuestiones, la cultura, que es lo que somos, incluso cuando dejemos de existir como civilización, debería ser tema mucho más principal de lo que es. Tampoco se lleven a engaño con el título de este artículo, no voy a hablar del piano de Donald Trump, no creo que sepa ni lo que es salvo como objeto decorativo de ostentación, sino del mítico grupo de rock Supertramp, del que el músico clásico español Hugo Selles acaba de hacer un disco versionando sus temas más conocidos para la música clásica. El de Hugo Selles no es un perfil de músico clásico habitual. Al contrario que el camino seguido por una mayoría, su proyección musical se caracteriza por la heterodoxia, el eclecticismo de una amplia producción discográfica y por la diversidad de sus proyectos y propuestas. Este año celebra el décimo aniversario de su primer lanzamiento, un álbum que mezcló sus raíces en el pianismo clásico-romántico, con la música electrónica ambiental: Memories From a Cold Place. Desde entonces, el pianista y compositor nacido en Santander en 1988 y que comenzó a tocar el piano a los 6 años, lleva más de 20 trabajos publicados. En conmemoración a estos diez años produciendo música, Hugo echa una mirada al pasado, pero también hacia el futuro.

Este junio ha publicado un disco homenaje al icónico grupo inglés de pop-rock Supertramp. Un disco que no cae en obviedades o clichés, sino que muestra la mentalidad tan abierta del pianista. Pianotramp, como se titula el disco, abarca algunos de los clásicos del grupo británico como puedan ser Dreamer o Fool’s Overture; pero no busca, sin embargo, caer en los estereotipos tan comunes de este tipo de álbumes, ya que muchos consisten en la transcripción casi exacta al piano de las canciones más famosas de un grupo. Hugo busca siempre crear algo propio, poner su sello de identidad. De esta forma, hay cabida para otras canciones no tan famosas de Supertramp como puedan ser Know Who You Are o A Soapbox Opera. El trabajo ha sido grabado y co-producido por la australiana India Hooi, en los estudios de la Real Academia Danesa de la Música. A lo largo de sus cuarenta minutos de duración, se percibe en el piano de Hugo la influencia de la grandiosidad romántica de Rachmaninov o la elegante delicadeza de Chopin; aunque también hay espacio para la improvisación, influido así por algunos de sus pianistas favoritos de jazz como puedan ser Brad Mehldau o Lyle Mays. Se pueden además encontrar interesantes experimentaciones sonoras con el uso de un piano preparado, aplicando técnicas contemporáneas como las usadas en obras de George Crumb, o Moritz Eggert, entre otros. Pero la inquietud creativa de Hugo Selles no termina aquí.

El pasado mes de marzo, vio la luz Butterflies, un disco inspirado en pinturas de Sara Fuentes. A su vez, a finales de año y para cerrar esta celebración, Hugo Selles publicará un disco de piano solo dedicado única y exclusivamente a repertorio clásico, el primero de su carrera de estas características, con obras de Rachmaninov, Liszt y Debussy; y que ha contado con el patrocinio y apoyo de Yamaha Music Europe, y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Figuras de talento y recorrido internacional como la de Hugo Selles no suelen acaparar los titulares de los medios de comunicación hoy. Ni siquiera las páginas de las secciones de cultura de los periódicos llamados “serios” que rozan por falta de lectores, en muchos casos, un amarillismo preocupante y banal. Yo hoy he querido darle la relevancia, el espacio y el respeto a alguien como Hugo Selles que, con trabajo, talento y constancia, aporta a nuestra sociedad, cada vez más superficial, una nota más de inteligencia.