El diálogo se mantiene y eso es lo importante. Los que anticiparon el fracaso se lo tendrán que  tragar. Es más, poco antes del encuentro de ayer entre Pedro Sánchez y Quim Torra en el Palacio de Pedralbes, los dos grupos independentistas del Congreso de los Diputados votaron a favor de desbloquear el techo de gasto, propuesto por el Gobierno socialista, que permitirá más recursos para autonomías y ayuntamientos. Es decir, quitaron la primera soga al proyecto de Presupuestos del Estado para 2019. En Moncloa se impuso el optimismo.

Cuando el proyecto de las cuentas anuales llegue a la Cámara Baja, los diputados Esquerra Republicana y del PdeCat tendrán la oportunidad de no enmendarlas. Ya se verá. Los independentistas no aplauden al Gobierno de Sánchez, pero el riesgo de que la fórmula andaluza se repita les pone los pelos de punta.  Cuando oyen al presidente del PP, Pablo Casado, defender otra vez la aplicación en Cataluña del artículo 155, y ahora de modo indefinido, tiemblan, aunque saben que no sería constitucional.

 Mientras continúe el diálogo político, el horizonte seguirá abierto, aunque los guardianes de la independencia no renuncien a su objetivo, alcanzar la República Catalana. Reconocen que va para largo, muy largo, pero admiten que la declaración unilateral de independencia, que estuvo vigente unos segundos, fue un gran error, pero las divergencias que afloran entre los independentistas ofrecen una imagen lamentable. También las hay, por cierto, entre los partidos constitucionalistas. De ahí que, algún entendimiento futuro entre unos y otros no deba descartarse. Los socialistas encabezados por Miquel Iceta y los Comunes catalanes, sin un liderazgo todavía consolidado, podría llegar.

De momento, Esquerra Republicana es el partido al que sonríen los sondeos. Y su presidente, Oriol Junqueras, marca tendencia hacia la moderación desde la cárcel de Lledoners. En un artículo publicado por El País, propone una gobernanza de fuerte calado social, sin renunciar a su propósito de conseguir “una Cataluña libre dentro de una Europa federal y democrática”.

En todo caso, la opinión ciudadana sobre el futuro de Cataluña continúa dividida en dos mitades. Pero, una inmensa mayoría es favorable a que se realice una consulta sobre las futuras relaciones del país con el resto del Estado y muy pocos defienden hoy que los responsables de la consulta ilegal del 1-O continúen encarcelados sin que se haya dictado sentencia.

Este es uno de los nudos gordianos de la cuestión. Fue un error reclamar de viva voz la libertad condicional de los independentistas presos a cambio del apoyo de ERC y del PdeCat a los Presupuestos del Estado para 2019. Pero, si el juicio del procès concluyera con numerosas condenas por el delito de rebelión, el futuro volvería a oscurecerse.

De momento, el diálogo continúa.