Con amigas como Cayetana Álvarez de Toledo, Pablo Casado no necesita enemigos. La diputada a la que catapultó José María Aznar como candidata del Partido Popular en Barcelona, con la esperanza de resucitar a su debilitado partido en la capital catalana, sigue sentando cátedra a pesar de la victoria espectacular que obtuvo en los pasados comicios: sólo ella consiguió escaño parlamentario por su circunscripción.

A pesar de todo, siguiendo sin duda las instrucciones de su mentor, Aznar, Pablo Casado no paró hasta nombrarla portavoz de su grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. De tono engreído y crispado, Cayetana dejó claro desde el primer día su menosprecio hacia el oponente, sea quien sea.

Ahora, la diputada argentina de origen, nacionalizada francesa más tarde, para adquirir después la nacionalidad española hace algo más de diez años, levantó ampollas entre sus compañeros de Euskadi por unas declaraciones en Es radio, nada menos que en el programa de Federico Jiménez Losantos, quien se encontraba en plena arremetida ultraderechista, ensañándose con el PP vasco. Y, en particular, con el diputado que votó erróneamente a un candidato de EH-Bildu por lo que se le abrió un expediente.

Preguntaron también a Cayetana su opinión sobre ese “impresentable,” (que en su día sufrió cruda persecución por parte de ETA), y sobre la actual dirección del PP de Euskadi, con su presidente Alfonso Alonso a la cabeza, que no había sido sustituida por una gestora dados sus malos resultados electorales.

La diputada no defendió a su compañero expedientado, y tildó de grave error que los populares vascos defendieran la foralidad, acusándoles de “cierta tibieza con el nacionalismo”, a fin de obtener mejores resultados en las elecciones.

Emulaba así Cayetana las formas traicioneras de su padrino Aznar cuando éste descalificaba a Mariano Rajoy, a pesar de haberlo designado con su propio dedo, dando muestras de una deslealtad manifiesta. Tiene bastante descaro, criticar y/o permitir la crítica a un sector del propio partido, que no comparte la línea que uno defiende contra viento y marea. Las reacciones de sus compañeros en la convención del PP de este fin de semana, en la que han reivindicado su propio perfil, fueron inmediatas.

Borja Semper, portavoz del PP en el Parlamento vasco, dejó clara su indignación: "Mientras algunas caminaban sobre mullidas moquetas, otros nos jugábamos la vida defendiendo la Constitución". En cuanto a la foralidad, recordó que está recogida en la Carta Magna.

Así las cosas, Casado tuvo que viajar de urgencia a Euskadi a abrazarse con Alonso y asegurar “Yo también soy vasco”. Paños calientes para templar el incendio de la pirómana Cayetana. El presidente del PP vasco hizo de tripas corazón, “no tenemos tiempo para tonterías”. Si bien se permitió alguna pulla con matiz deportivo.

“Mañana en el Mundial de Baloncesto juega España contra Argentina… yo prefiero que gane España”.

 Con el carrerón que lleva Álvarez de Toledo, cabe preguntarse, ¿cuánto durará Cayetana? La respuesta, visto lo visto, la debe tener José María Aznar.