Es un jubilado de oro que recibe una pensión generosa como excomisario europeo compatible con la jubilación de exministro español y la que le corresponde como probo funcionario del Estado.

A esta triple jubilación hay que añadir los emolumentos que recibe como consejero de Enel, la eléctrica estatal italiana y la que recibirá al obtener un sillón en el consejo del gran banco británico Barclays.

Como se sabe, Enel es propiedad casi al cien por cien del estado italiano y, como también es sabido, fue esta compañía la que se quedó con Endesa con el beneplácito del gobierno español de cuya responsabilidad económica se ocupaba Pedro Solbes.

Se da otra circunstancia curiosa: el exvicepresidente económico trabajará en el mismo grupo que José María Aznar que fue nombrado recientemente asesor de Endesa, la filial española de Enel.

Parodiando a Fraga puede decirse que las compañías consiguen extraños compañeros, no en la cama pero si en la gran mesa alargada no menos concupiscente de sus consejos de administración.

La verdad es que Pedro Solbes no es el único excargo socialista que alcanza un puesto semejante; Felipe González aceptó el pasado mes de diciembre un sillón en el consejo de Gas Natural, la gran energética catalana.

No tengo dudas de que tanto Felipe González como José María Aznar y Pedro Solbes actuaron con honestidad en el desempeño de sus respectivos cargos.

Sin embargo les habría honrado sobremanera llevar la consecuencia de sus principios más allá de dicho desempeño ofreciendo su experiencia y sabiduría a la ciudadanía en la forma que estimaran conveniente.

La democracia española se ha dotado de un sistema de incompatibilidades razonable, aunque perfectible, de los cargos públicos durante el transcurso de su vida política.

Sin embargo no está bien reguladas las incompatibilidades cuando se abandonan los cargos.

Hay limitaciones para trabajar en determiandas actividades durante un periodo de dos años pero no parece suficiente.

La honradez de los aludidos se da por supuesto como el honor de la mujer del Cesar;  pero para evitar sospechas lo mejor es que los ciudadanos tengan la absoluta seguridad de que mientras ocupan un alto cargo público no estén haciendo méritos para encontrar un chollo cuando se retiren.

José García Abad es periodista y analista político