Cuando Alberto Núñez Feijóo habla de igualdad, es una gran mentira. Porque Partido Popular e igualdad no caben en la misma frase. Porque el PP en general y Juan Manuel Moreno Bonilla en particular, nunca ha creído en la igualdad. Porque ellos solo defienden que los ricos sean cada vez más ricos y les preocupa muy poco los que tienen menos recursos. Porque su objetivo siempre es el mismo, bajar impuestos a los multimillonarios, mientras destrozan la educación y la sanidad públicas.

Si hay un ascensor social real, ese es el de la educación pública. Gracias a ella se garantiza la igualdad de oportunidades, esa en la que nunca ha creído el PP. Últimamente tanto las Mareas Blancas como las Mareas Verdes cada semana salen a las calles de Andalucía a combatir a Moreno Bonilla “el privatizador”, ese que destroza la Atención Primaria Sanitaria, dispara las listas de espera y machaca a los sanitarios; ese que recorta la educación pública, no cubre las vacantes de profesores y sube el precio de los comedores y las actividades extraescolares a las familias. A Moreno Bonilla solo le importa el negocio.

Y hablando de negocio, si hay uno especialmente rentable, ese es el de las universidades privadas, donde si tienes dinero podrás obtener un título universitario. Un título que después tendrá la misma validez que el de un alumno que se ha esforzado y se haya dejado las pestañas durante años para conseguir otro título en una carrera en la universidad pública. Una universidad pública donde sí se garantiza la calidad de excelencia de la enseñanza y la adecuada formación de las personas que estudian en ellas. La privatización de lo público genera desigualdad, no va de talento, aquí solo importan los recursos económicos de los padres.

En las universidades privadas no se prima la investigación, sino que se busca esencialmente la rentabilidad de las matrículas sobre la inversión en I+D+i. Ninguna de las universidades privadas que van a llegar a Andalucía de la mano de Moreno Bonilla entrarán probablemente en el prestigioso ranking de Shanghái, donde sí están casi todas las públicas. Y nuestra región apenas se beneficiará de una potente investigación para nuestro tejido productivo e industrial porque no es un objetivo de las privadas.

La apuesta por las universidades privadas, además, pone en riesgo muchas titulaciones, facultades y campus en las universidades públicas, lo que supondrá recortes en el empleo del personal docente e investigador, y del personal técnico, de gestión y de administración y servicios en ellas.

Moreno Bonilla no quiere enterarse de que el deterioro de la universidad pública supone un empobrecimiento educativo y cultural, además de económico, porque según varios estudios realizados, tanto nacionales como internacionales, por cada euro que se invierte en las universidades públicas se generan entre 5 y 7 euros de beneficio para la sociedad.

Pero la prioridad del presidente del PP andaluz es desmantelar lo público para favorecer lo privado, por eso el pasado 27 de septiembre, el Parlamento de Andalucía aprobó las dos primeras universidades privadas impulsadas por Moreno Bonilla, la Universidad Tecnológica Atlántico-Meditérránea (UTAMED) y la Universidad CEU Fernando III.

Y ese mismo día, el Consejo Andaluz de Universidades emitía un informe para la implantación de otras dos universidades privadas más, la Alfonso X el Sabio-UAX Mare Nostrum y la Universidad Europea de Andalucía, que se ubicarán en Málaga. Y solo un mes después, el 7 de noviembre, ambas han sido autorizadas por la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación para iniciar la tramitación de los anteproyectos de ley de su reconocimiento como universidades privadas.

A este ritmo, Moreno Bonilla acabará la legislatura con más universidades privadas que públicas en Andalucía y ello a pesar de que todos los rectores y rectoras de las Universidades Públicas Andaluzas están radicalmente en contra de esta política especulativa de negocio.

Los rectores y rectoras de la Asociación de las Universidades Públicas Andaluzas, reunida el 3 de octubre, dejaron muy claro que las dos universidades privadas ya aprobadas y las otras dos previstas, no cumplen con los requisitos mínimos de calidad. Lo que distingue a unas universidades de otras es la investigación y las privadas no la hacen. Y los requisitos de calidad que se exigen a las universidades públicas no se aplican a las privadas; según el modelo PP no tienen por qué cumplirlos. Hay dos sistemas distintos para verificar y evaluar la calidad de la enseñanza: uno para las privadas y otro, para las públicas.

Pero no terminan aquí las barbaridades de Moreno Bonilla en relación a las universidades privadas, puesto la jesuita de Loyola, inició el pasado miércoles el curso de la titulación de medicina para 60 alumnos y alumnas en su campus de Dos Hermanas (Sevilla), al conseguir el martes la autorización por parte de la Junta de Andalucía.

Las diez universidades públicas de Andalucía están radicalmente en contra del privilegio de la Junta de Andalucía hacia la universidad privada de Loyola. “Jurídicamente no es viable el comienzo de las clases tres meses después de iniciado el curso. Es una medida inédita y excepcional, que afecta a la calidad y representa un privilegio que ninguna otra institución académica jamás haya tenido”, aseveran los rectores de las universidades públicas andaluzas.

Moreno Bonilla defiende a ultranza las políticas de derechas. Así, desde que llegó al gobierno andaluz no destina los recursos económicos que precisan las universidades públicas. Hace dos meses, el presidente andaluz del PP anunció un nuevo modelo financiero para las universidades públicas, tras más de un año de negociación. Prometió que ninguna universidad perdería dinero, pero han llegado los presupuestos y resulta que todo era otra gran mentira. La financiación real de las universidades públicas es insuficiente. Los rectores y rectoras temen no poder hacer frente al coste de la plantilla y al pago de los suministros por la inflación.

Sr. Moreno Bonilla, ¿por qué maltrata a las universidades públicas? ¿Por qué no les destina la financiación que les corresponde? ¿Por qué no hay las mismas reglas para universidades públicas y privadas respecto a la evaluación de la calidad?  ¿Por qué antepone la especulación al bien común?

Muchos hijos de ricos irán a la privada para tener la titulación que no les permite sus calificaciones; pero también, otras muchas familias de clase media trabajadora se hipotecarán, si es necesario, para que sus hijos puedan hacer la carrera de sus sueños y eso es jugar con el futuro de demasiadas familias. Sr. Moreno Bonilla destine los recursos que necesitan las universidades públicas, para que estudiar no suponga un coste para el bolsillo de los andaluces y garantice la igualdad de oportunidades, esa de la que tanto habla el PP, pero en la que tan poco creen.