Macarena Olona parece prescindir de Vox pero no pausar su carrera política. La incomodidad de Santiago Abascal al hablar de ella con Federico Jiménez Losantos demuestra un enfriamiento y una guerra velada entre ambos tras el fracaso electoral andaluz.

Macarena Olona está en campaña, y esta, por lo pronto, le está saliendo mejor que la de las andaluzas. La dirección de Vox mira con recelo todo lo que hace la alicantina, existen nervios reales cada vez que mueve ficha, todos aquellos que dejaron el puñal en sus carnes ahora se dan cuenta de que sin quererlo se estaban haciendo el harakiri. En la formación de Abascal no pudieron hacerlo peor. La lucha de egos y las rencillas personales hicieron que Macarena Olona acabase castigada en Andalucía. Los que la mandaron creyeron que mataban dos pájaros de un tiro. Se la quitaban de en medio y mejoraban con nota los resultados en un feudo tan importante como Andalucía. Error. Una campaña absurda y grotesca hace que la granaína postiza saque unos tímidos resultados y que Juanma Moreno consiga una histórica mayoría absoluta que sirva como confirmación del cambio de tendencia hacia un PP poderoso y aglutinador. Los resultados no llegan ni de lejos a las expectativas y la “derechita cobarde” pasa a ser la derecha sensata y ganadora. Jugada redonda.

Siempre lo digo, cuando en política uno entra en una espiral de errores tiene mala solución, lo mejor es detenerse, la velocidad frenética te arrolla y las malas decisiones se repiten en bucle. Entras en barrena. Tras el batacazo del 19 de junio, una Olona en estado de shock pide que se le busque acomodo en la dirección del partido o, en su defecto, en el Senado. Sin embargo, lo que se encuentra es a sus verdugos enseñándole el camino de salida. Triple error. Primero el de la escenificación de la salida. El motivo: problemas médicos. La forma: Una carta y un frío abrazo con un hierático e insípido Abascal. Aquello no se lo creía ni el más devoto de los militantes de Vox con Don Pelayo puesto de avatar de Twitter. Segundo, creer que el poder de Olona se había diluido tras el batacazo electoral. En política, hay un poder superior al que te otorga el cargo y el sueldo, y ese poder es la gente, el capital humano. Macarena Olona no es poderosa por su preparación, ni por su solvencia electoral, ni siquiera por su oratoria. Macarena Olona es una buena política porque tiene una cantidad ingente de fieles dispuestos a aplaudir y a bendecir cualquier cosa que salga de su boca. Por lo visto, a nadie en la sede de la calle Bambú le dio por pensar que, al orillar a Macarena Olona, estaban perdiendo una gran parte de su marca, o sí lo pensaron, pero creyeron que daba igual, y aquí el tercer error, la subestimaron, creyeron que estaba tocada y hundida, que se iría a su casa y no molestaría. Error garrafal. En política hay que conocer bien a tus enemigos, y nunca, repito, nunca, dejarlos que se escapen vivos.

Pero Olona se marchó, y tras unos días de silencio y reflexión, a su barco lo llamó libertad, pero dentro de esa libertad, iban camuflados el odio a los que la defenestraron y las ganas de reivindicarse. Cuando uno está herido y se siente vulnerable siempre busca aferrarse a sus certezas y virtudes, y, como he dicho antes, Macarena tiene una que destaca; su corte de adeptos. Teniendo claro que lo que necesitaba era sacar músculo ideó un plan y lo materializó con su Camino de Santiago. Ahí inició su vendetta. Desde sus redes sociales avisó a su ejército, llegándose a ofrecer dinero a los que no pudieran costeárselo, contacto con los medios de comunicación y se lanzó de nuevo a la carretera. De repente, una Olona milagrosamente recuperada de sus problemas de salud, recorría largas etapas escoltada por sus pretorianos y diversos medios de comunicación dispuestos a meterle el micro. La abogada del Estado iba dosificando la información en cada intervención, lanzaba enigmáticos mensajes que eran una mezcla de frases de motivación y autoayuda barata que fueron tornando según avanzaba la expedición en verdaderas puyas hacia su antiguo partido. El foco volvía a estar sobre ella, y cuando le preguntaban por su marcha con la boca decía ambigüedades, pero con los ojos parecía señalar a alguien: a ellos, al mando de Vox con Abascal y Ortega Smith a la cabeza.

En Vox, los nervios iban creciendo al ver que su votante, cada vez más desengañado, pedía explicaciones, pero como suele pasarles a los que están dentro de la espiral del error, confiaron su suerte a que la tormenta amainase, se autoconvencieron que esto era una telenovela veraniega, que cuando empezase el curso político todo iba a quedar en un indeseable susto. Pero no, se volvieron a equivocar, y Olona siguió con su hoja de ruta, envalentonándose con el paso de los días, colocando las piezas del puzle que ayudasen a esclarecer el secretismo, completando ese relato de la víctima que se levanta de las embestidas y las puñaladas de sus compañeros y se convierte en una heroína vengativa. Para ello, la abogada del estado se ha servido de frases conmovedoras y ejemplos vitales, el último y el más llamativo fue la foto que colgó el pasado lunes con Mario Conde. «La moral del éxito y la moral del fracaso. D. Mario Conde» puso en su cuenta de Twitter.

Pero todo se terminó de precipitar ayer por la mañana cuando Santiago Abascal entró por los estudios de Es Radio. El presidente de Vox se las prometía felices, creía que jugaba en casa. Pero esta vez no, Federico no cedió, y el probable pacto que hicieron de que no se tocaba el tema de Olona en antena se lo pasó por el arco del triunfo. En mitad de la entrevista, Jiménez Losantos le espetó: «Nos tienes que explicar que ha pasado con Macarena Olona». La cara de Santiago cambió por completo, tragó saliva, ensayó una risa tensa y cayó mientras pensaba en cómo salir de aquel atolladero. Dubitativo e inseguro primero trató de salir por la tangente: «¿Lo de los resultados en Andalucía?». «No, no, qué ha pasado con Macarena Olona, que ayer vi una foto en la que estaba con Mario Conde. Una abogada del estado con un ladrón de bancos», respondió el veterano locutor. Abascal, sin llegarle la camisa al cuello, reconoció que no era capaz de explicar muchas cosas y luego trató de escabullirse del brete diciendo que para ser abogado del estado no puedes estar afiliada a un partido. Así es, el todopoderoso líder de la «derecha valiente» y de la «España viva» respondiendo cual niño que ha sido pillado mintiendo al locutor de radio al que escuchan una gran parte de sus votantes. Cuidado que todo va bien hasta que va mal. Federico quiso dejar claro ayer que él es capaz de retratar a Vox y a sus líderes, porque él fue uno de los percusores de su éxito.

Mientras todo aquello ocurría en Es Radio, una sonriente Macarena Olona se grababa en la parte de atrás de un coche un vídeo felicitando a Federico su cumpleaños para subirlo a sus redes sociales. El plan de Olona sigue en marcha, y ayer lo volvió a demostrar, no solo en la entrevista de Abascal, si no en la acción que llevaba días alentando en sus redes. Desde hace aproximadamente 15 días, la exdiputada anunció que iba a dar una ponencia en la Universidad de Granada. No tardaron en entrarle al juego los conocidos como «grupos antifascistas» que dijeron que Olona no pisaría la Facultad. Listo, ya tenía el relato montado. En el día internacional de la democracia iré a la Universidad de Granada en defensa de la libertad. Finalmente, ayer se vivió un espectáculo lamentable. Nadie debe prohibir a nadie entrar en la Universidad, y todos los que ayer estaban impidiendo, muchos de manera salvaje, que Olona entrase no saben que lo que realmente le estaban haciendo no era oposición si no un favor. Olona quería foco mediático y lo obtuvo a través de la polémica. Probablemente, muchos de los que estaban ayer impidiendo el acceso hayan sido partícipes de uno de los primeros hitos de la plataforma/partido/movimiento que Macarena Olona está pensando en montar. Porque solo hay dos cosas claras; que quiere venganza y que está en campaña.

¿Qué hay de fondo? Yo quiero mirar a Italia. Giorgia Meloni ya estuvo en Andalucía y es inspiración de Olona. La política radical italiana dirige Hermanos de Italia, un partido a la derecha de la Liga de Matteo Salvini. La ultraderecha de la ultraderecha. Ojo con Macarena, que puede ser la errejona de Abascal. «Hermanos de España», yo no lo descartaría.