PP, Ciudadanos y Vox parecen no tener otro programa electoral, que el de atacar a Pedro Sánchez y resucitar temas que, felizmente, ya no forman parte de la vida de los españoles. Nadie sabe ni cómo ni por qué, a estas alturas estamos viviendo una campaña con ETA como protagonista del debate. Todo con la inestimable colaboración de la gente que acosó a Albert Rivera en Rentería. Un acto que hubiera pasado desapercibido está en el centro de la atención, gracias a la deriva de los que creen que es válido impedir que el adversario político se exprese. En otras palabras, los acosadores fueron el altavoz de la derecha reaccionaria.

A todo esto, el PSOE ha presentado, finalmente, su programa. No hay mayores sorpresas, ya que los presupuestos rechazados por el Congreso habían sido toda una declaración de intenciones, pero ante tanto despropósito, se agradece que, al menos, se intente hablar de las cosas de comer.

Pero lo más esperado era, por supuesto, la posición del partido de gobierno respecto a Cataluña. Y Pedro Sánchez ha dicho algo tan “revolucionario” como que se aplicará el 155 solamente si procede. Es decir, no se niega (es un artículo de la Constitución) ni se aplica a tontas y a locas para conformar a los radicales. Desde el ABC, se critica esta circunstancia, diciendo que todo desemboca en “menos España”.

En el periódico El Mundo se ha llegado a publicar que “defender la plurinacionalidad de España es dar alas al separatismo”. En otras palabras, lo mejor es negar la realidad y hacer como si otras sensibilidades no existieran. Toda una bomba de relojería.

Pedro Sánchez ha dicho algo tan “revolucionario” como que se aplicará el 155 solamente si procede

Hemos visto hace poco tiempo cómo la derecha sueca ponía un cordón sanitario a la ultraderecha y apoyaba la formación de un gobierno socialdemócrata. Es de esperar que en Finlandia pase lo mismo. Aunque es muy triste que en los países escandinavos el crecimiento de la ultraderecha sea exponencial, es alentador que la reacción esté a la altura en estos dos países. No se puede decir lo mismo de Dinamarca, donde los radicales campan a sus anchas. La derecha española se apunta, al menos de momento, a la vía danesa, convencida de que en estas elecciones se juega el “ser o no ser” que dijera el príncipe Hamlet en la obra de Shakespeare. Un tema que no es menor es que la ultraderecha finlandesa nació en el sector rural. Un ámbito en el que Vox puede ganar por goleada. Las encuestas van todas en el mismo sentido, y son alentadoras para el PSOE, pero de momento, también presentan un número de indecisos que pueden dar un vuelco al resultado final. Avisados estamos.

Y si es cuestión de aprovechar cualquier circunstancia, para los de siempre, el incendio de Notre Dame no podía ser menos. Se quiere mostrar como una metáfora de la Europa (occidental y cristiana) que puede sucumbir y que tenemos que defender. Pues mejor harían en recurrir menos a la metáfora y atender más a la realidad. Hay un señor en la Casa Blanca que, desde su sofá, plantea la solución a los franceses, que por supuesto de esto no saben nada: sofocar el incendio con aviones cisterna. Un iluminado. Si el mundo occidental sucumbe, será porque nos damos el lujo de tener como hombre más poderoso a un sujeto que plantea soluciones de barra de bar.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com