En la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992) se aprobó un acuerdo internacional que, bajo el nombre de Declaración de los Bosques, pretendía proteger los bosques primarios del planeta.

Para ello se aprobaron una serie de compromisos que hacían referencia al espesor mínimo de los troncos a talar, el espaciado entre los árboles y la obligatoriedad de reponer un número de pies igual o superior a los talados a fin de garantizar la sostenibilidad del modelo silvícola y conservar nuestros bosques.

Sin embargo, los informes de las organizaciones ecologistas demuestran que, a día de hoy, más de tres cuartas partes del comercio internacional de madera se no atiende a estas medidas.

Para evitar este fraude y hacer frente al comercio ilegal de maderas se puso en marcha el sello del Consejo de Certificación Forestal FSC (Forest Stewardship Council). Creado en 1993 por representantes de la industria y las organizaciones conservacionistas, este sello establece una serie de normas para acceder a la etiqueta que lo certifica, de manera que los consumidores del producto final podamos identificar los productos elaborados bajo su supervisión cuando vayamos a comprar un mueble.

Los productos identificados con el sello FSC provienen de explotaciones forestales sostenibles que respeten los acuerdos internacionales para la conservación de los bosques, pero donde también se respetan las relaciones de las comunidades indígenas y el derecho de los trabajadores, se evalúa regularmente el impacto de las extracciones en el ecosistema forestal y se protege su biodiversidad.

Por eso es tan importante exigir el certificado FSC en la compra de cualquier producto procedente de la madera: desde puertas hasta revestimientos, accesorios de decoración e incluso papel.

Aunque en esta época del año conviene recordar la necesidad de solicitarlo especialmente cuando vayamos a adquirir un mueble de jardín. Mesas, hamacas, sillas, tumbonas: al escoger el modelo y el tipo de madera debemos optar tan solo por los que muestren el sello FSC.

De esta manera estaremos actuando decididamente a favor de la sostenibilidad de los bosques, contribuiremos a reducir los conflictos armados que enfrentan a las mafias locales y evitaremos el consumo de la denominada "madera de la guerra". Favoreceremos el desarrollo de las cooperativas indígenas y de la economía rural en las regiones más boscosas del planeta y promoveremos un aprovechamiento sostenible, justo y responsable de las selvas.