No lo hizo en mayo, in extremis, días después de las elecciones autonómicas y municipales que dejaron al PSOE tirado en la cuneta, maltrecho y sin horizontes alternativos a la vista, salvo el aterrizaje de Alfredo Pérez Rubalcaba. No era tiempo de roces incómodos o de colisiones dialécticas entre unos y otros. Había que salvar, al menos, los muebles y esperar a que las heridas se cicatrizaran. Sin embargo, las heridas no cicatrizaron y los muebles se los llevó el 20-N.

Máximo riesgo
Fue ése uno de los muchos momentos de máximo riesgo que vienen arrastrando los socialistas desde que terminara la bonanza económica en 2008. Chacón dio un paso atrás porque la situación  era casi explosiva y no estaba el horno para ni un bollo más. La sensatez general y la prudencia se impusieron.

El mago de OZ no era mago
El efecto Rubalcaba atrajo ciertamente a la mayoría de dirigentes y de simpatizantes no indignados con el socialismo. Rubalcaba es un político de Champions League, brillante, acreditado y solvente.  Muchos creyeron que era el mago de OZ de la política, pero olvidaron que ese mago de Oz nunca fue, en realidad, un mago. Entre los atributos de Rubalcaba, no figuraban los milagros. Pero, sea como fuere, el candidato socialista derrotado no se merece salir por la puerta de atrás de Ferraz. No es la hora de las condecoraciones, pero sí de la máxima dignidad posible.

Un cielo repleto de gaviotas
Han de ser los militantes socialistas los que encuentren la fórmula de la renovación y, en paralelo, de la eficacia. Y es preciso que el PSOE se fortifique. Sólo fortificado puede plantar cara a un PP que convirtió la crisis en el mejor maná llovido cada día de un cielo repleto de gaviotas y  un territorio lleno de parados.

Una gran alcaldesa
Chacón tiene toda la legitimidad  para optar a la dirección del socialismo en España. Una de sus compañeras, Aina Calvo, una gran alcaldesa de Palma de Mallorca, caída como tantos y tantas dirigentes socialistas por el desplome del Gobierno Zapatero y por el oportunismo de la derecha, declaró hace un par de días a la televisión balear: “Hay que hacer autocrítica (…). No creo que Rubalcaba sea el futuro del PSOE pero sí el presente de este partido (…). Quién sabe quiénes serán los candidatos. Entiendo que Rubalcaba haga el debate de investidura, pero no es el futuro del país en este momento. Chacón es de mi generación. Tiene una gran trayectoria, pero no adelantemos acontecimientos (…)”.

Urnas como patenas
Lo importante es que se hagan muy bien todas las cosas que se han de hacer en el Congreso de febrero. Deben ser las urnas las que marquen inequívocamente el porvenir del PSOE. Esas urnas han de estar relucientes como patenas, exentas de favoritismos y de triquiñuelas por parte del denominado aparato y, sin duda, por parte de ninguno de los candidatos o candidatas que  concurran. Conviene no adelantar acontecimientos, como subraya Aina Calvo.

Nadie daba un euro por Rajoy
Los indicios siguen apuntando  a día de hoy hacia Rubalcaba o hacia Chacón. Rubalcaba ha perdido, pero podría ganar dentro de cuatro años. Cuando comenzó la segunda legislatura de Zapatero, nadie daba un euro -ni fuera ni dentro del PP- por el futuro de Rajoy. Y en cambio los populares han barrido a los socialistas. Cuando Zapatero venció a Bono por la mínima, muchos lo minusvaloraban. No obstante su primera legislatura fue, en general, sobresaliente. ¿Por qué no podría pasarle ahora algo similar a  Chacón, aunque no como presidenta, sino como jefa de la oposición mayoritaria?

 Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM