No han sido pocas las veces en que, además de los resultados electorales, los dirigentes del Partido Popular han sacado pecho de sus datos de militantes. Según ellos mismos presumen, son el partido europeo con mejores datos de adhesión, y es cierto… si nos creemos las cifras que ellos mismos publican y que son absolutamente opacas. Según el PP, cuentan con 860.000 afiliados, más o menos.

Sin embargo, cuando se escarba en el dato, las cifras no cuadran por ningún lado, y en Génova lo saben. Los últimos congresos regionales, donde se ha instaurado la figura de la doble vuelta para que los militantes elijan a los presidentes regionales de la formación, han demostrado que apenas el 10% ha votado.

En público, desde el PP señalan que no todos sus militantes están dispuestos a votar, pero en privado reconocen que el censo está hinchado y que hace falta renovarlo, algo que no se hace desde hace 15 años. La razón, según explica El Mundo, es que cuantos más afiliados se tenga, más compromisarios puede enviar una delegación territorial a un Congreso.

Ese truco ha fomentado algunas prácticas de dudosa ética. Para empezar, el PP cuenta como militantes tanto a los afiliados que pagan cuota como a los que se declaran simpatizantes, pero no contribuyen económicamente. A esto hay que sumar que la falta de actualización implica, por razones naturales, que muchos de esos militantes ya hayan fallecido y sigan contando. Y luego, a nivel interno, está el hecho de que varios territorios se negaban a dar de baja a quienes lo solicitaban. Una vez que te habías apuntado era imposible apostatar.

Por eso, ahora que han acabado los Congresos regionales, el PP se propone, o eso dicen, realizar una actualización del censo y elaborar un Reglamento Nacional de Afiliación que permita darse de alta y de baja de manera automática. O establecer una cuota mínima para todos, que luego podrá aumentarse de manera voluntaria en cada comunidad.

Esta fórmula, pero sobre todo la actual, sumada a la falta de transparencia, hace muy difícil fiscalizar la financiación del PP, que tantos problemas de corrupción le ha traído en los últimos tiempos. Un ejemplo es que los ingresos del PP cayeron en 2016 un 27,5% por la vía de los militantes. 1,2 millones de euros menos desde 2013, pese a que en esa etapa el PP seguía declarando que su número de afiliados no paraba de crecer.

Las dudas sobre el número de militantes del PP no son nuevas. Si se compara con partidos de la misma dimensión en Europa, el dato ya es sospechoso. El partido de Angela Merkel dice tener 600.000 miembros y sus rivales socialistas, menos de 460.000. Los socialistas franceses tenían 131.000 en 2016 y los republicanos 238.200. En Reino Unido, los laboristas declaran 388.407 y los tories 149.800, mientras que el Partido Democrático de Italia presume de sus 385.320 afiliados.     

Otro de los aspectos que hace sospechar es que, en total, la cifra de españoles que pagarían cuota a un partido debería rondar el medio millón de personas, según declaran los partidos. Pero los datos de la Agencia Tributaria señalan que sólo hay 90.000 declaraciones de la Renta deduciendo sus aportaciones.

Estos datos refuerzan la encuesta que un grupo de profesores radicados en la City University of London realizó en 2014, la llamada European Social Survey (ESS). Este sondeo señalaba que entre 2002 y 2010, los militantes del PP habían pasado de poco más de 300.000 a apenas 100.000, mientras que el partido decía haber pasado en ese período de algo más de 600.000 a superar los 800.000. La misma encuesta señalaba que el PSOE tenía 400.000 militantes en 2002, prácticamente los mismos que lo confesaban en la encuesta. Sin embargo, en 2010 los socialistas declaraban poco más de 200.000, mientras que la encuesta revelaba que estarían por encima de los 300.000.