Mientras cientos de obispos tomaban asiento el pasado jueves en la primera sesión de la Cumbre sobre los abusos sexuales en la Iglesia Católica, en una gran pantalla se podían ver y oír un seleccionado puñado de testimonios de víctimas. Una niña que había abortado tres veces por orden de un sacerdote que la golpeaba cuando ella se negaba al coito, un niño que había sufrido más de cien ataques sexuales por diversos curas, o un sacerdote que en su etapa de seminario fue forzado por un superior. Apenas un esbozo de los miles y miles de casos que se han descubierto hasta ahora. Casi todos con un elemento en común, el encubrimiento del criminal por parte de la jerarquía eclesiástica.

El Papa Francisco había pedido previamente a las conferencias episcopales que se reunieran con las víctimas y que rellenaran un cuestionario sobre su actividad. Sin duda, Francisco es el primer obispo de Dios que parece haberse tomado en serio un problema que amenaza seriamente a la Iglesia. La metodología que ha impuesto la actual curia vaticana tiene el beneplácito de una parte de los expertos en el tema, aunque muchos otros coinciden en que es insuficiente para abordar el problema en toda su magnitud.

Pensarán muchos de ustedes que, sea o no insuficiente, es un primer e importante paso. Tienen razón, lo sería. Y pongo un condicional, porque para mí en toda esta historia hay algo que se da por sobreentendido y que me resulta esencial aclarar. Si el Papa es elegido por los cardenales iluminados por la gracia de Dios, es decir, es escogido por el dedo del Divino, ¿cómo es posible que éste sea cuestionado por muchos de los que notaron el aliento del Espíritu Santo a la hora de votar? ¿Para qué necesita el Papa que las conferencias episcopales rellenen cuestionarios de oficina sobre su actividad, si tiene comunicación directa con Dios nuestro Señor sabedor de todas las cosas?

Me imagino que estas cuestiones que me surgen les pueden parecer una paja mental sin sentido, pero son la clave para entender el meollo de la cuestión. ¿No se han preguntado nunca en qué se convierte la Iglesia si Dios no existe? Sin el componente divino es una enorme multinacional propietaria de infinidad de bienes inmuebles por todo el mundo, la mayor coleccionista de arte del planeta, la más gigantesca empresa educativa, accionista de muchas otras grandes compañías y la única con estado propio. Con su obra social, por supuesto, pero también con el mayor porcentaje de acusaciones por diversos crímenes, entre ellos los sexuales, de todas las grandes y pequeñas corporaciones de la Tierra. 

Si lleváramos a juicio a la Iglesia debería demostrar que todos los beneficios y todas las eximentes legales que les hemos concedido los humanos, los tienen porque existe Dios. Un Dios que está por encima de las leyes y que los ha elegido a ellos como sus representantes ante nosotros, simples mortales. De no poder demostrarlo, deberían disolverse y pagar no sus pecados, sino sus impuestos, sus multas y,  los que hubieran cometido delito, sus años de cárcel. Pero como seguro que no es así, y que en verdad su poder les viene del Altísimo, no tendrán dificultad en presentarnos las pruebas pertinentes. 

Quedamos a la espera.