La medida del ayuntamiento de Guadalajara, como las que han adoptado otras administraciones gobernadas por nosotros como la comunidad de Madrid o la de Castilla la Mancha, intentan controlar las protestas antes de que se conviertan en una epidemia. No se nos escapa que cuando tomemos el poder, tras las elecciones del 20N, deberemos tomar medidas radicales que estamos convencidos no van a resultar de su agrado. Conociéndolos como los conocemos, no pasará mucho tiempo antes de que organicen masivas protestas en nuestra contra, y pónganse ustedes entonces a identificar uno por uno en vez de a quinientos a cien mil, o a un millón de radicales vagos izquierdistas.

De momento, ya sabemos quienes son y donde trabajan los quinientos vagos arriacenses que nos fastidiaron las fiestas con su estúpida defensa de la educación pública. Nos quedan más de dos meses para ir identificando uno a uno a profesores, médicos, enfermeras y otros trabajadores públicos, para que cuando llegue el día en el que se enteren ustedes de cual es nuestro programa y con las manos en la cabeza se lancen a la calle, poder transformarlos de cabecillas en cabezas de turco.

Todo será a partir del 20N. ¿Se les ocurre mejor homenaje al Generalísimo y a nuestros padres, que recuperar para fecha tan señalada la añorada lista de vagos y maleantes que tan útil resultó en la consecución de los cuarenta años de paz y progreso?

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