El efecto mariposa, vinculado a la teoría del caos, asegura que es posible que el simple aleteo de una mariposa provoque un huracán en la otra punta del planeta. Según las investigaciones del matemático y meteorólogo Edward Lorenz, en un sistema no determinista, pequeños cambios pueden conducir a consecuencias totalmente divergentes. Así, una protesta independentista en Barcelona puede provocar la muerte de un ciudadano francés en el aeropuerto de El Prat. El turista, que padeció un infarto, ni vió ni oyó la manifestación, pero el que estuvieran cortados los accesos al aeropuerto provocó que tuviera que ser trasladado en helicóptero y aunque llegó al hospital antes que si hubiera sido llevado en ambulancia, murió. Según el juez García-Castellón el fin de la vida de este señor pudo iniciarlo el ondear de una estelada en Gran Vía.

Ya saben ustedes que los juristas son gentes de letras y no todos son tan avezados en matemáticas como García-Castellón, así que convencido de que esta teoría difícilmente podría ser entendida y apoyada por un tribunal, el magistrado ha decidido dar un nuevo giro en su investigación contra, perdón, sobre Carles Puigdemont intentándolo ahora con la parapsicología. El juez está convencido de que los independentistas catalanes tenían en mente haberse manifestado contra el Rey en un viaje que no hizo a Cataluña. Sólo Dios puede saber qué hubiera ocurrido de haberse producido el viaje y de que hubieran decidido manifestarse, pero los antecedentes de la concentración en el aeropuerto no hacen pensar en nada bueno.

Ambos actos, el de la manifestación en el Prat y el que no se produjo nunca en el no viaje del Rey, son considerados por el juez como puro y simple terrorismo. Puede haber quien ponga en duda esta consideración, pero esa negación sólo puede basarse en la más absoluta ignorancia. Ya es hora de que todos asumamos que vivimos en el caos, que no podemos pretender controlar la consecuencia de nuestros actos, sin que importe la intención con la que los hagamos. Todos somos potenciales terroristas. Si algo puede salir mal las posibilidades de que sea así son mayores de que ocurra lo contrario. García-Castellón al nacer tenía, en teoría, las mismas posibilidades de haber sido íntegro que inmoral, justo que arbitrario, futbolista que juez.