Holanda y Alemania le han dicho a Italia y España que se apañen como puedan con la pandemia, en la UE se está para hacer negocios y ganar dinero, que lo de la solidaridad es cosa de las ONG's. Esto último no lo han dicho exactamente así, pero se les ha entendido perfectamente. Es un acto insolidario que, a poco que hayamos leído algo de historia sobre estos países, no debería sorprendernos.

Pero no nos lo tenemos que tomar como algo personal, lo de dejar atrás a los débiles, sin sentir el menor remordimiento, bien al contrario, vanagloriándose de ello, lo hacen también con los suyos. Los especialistas holandeses que están al frente de la lucha contra el coronavirus, aconsejan a los directores de los centros hospitalarios que ni tan siquiera se molesten en ingresar a los ancianos, aunque a estas alturas sus unidades de cuidados intensivos están lejos de la saturación. Podríamos decir que se trata de una eutanasia hiperactiva.

En España también tenemos nuestra propia Holanda. No es exactamente un territorio físico, sino mental. Gente sin el mínimo escrúpulo dispuesta a sacar beneficio de la tragedia. La actuación del Gobierno es perfectamente criticable, a toro pasado todos podemos estar de acuerdo en que se podía haber actuado antes, que se debería haber suspendido la manifestación del 8-M, también los mítines de algunos partidos políticos que se celebraron esos días. Sin duda, ahora sabemos que deberíamos tener más mascarillas, respiradores, unidades de UCI y, sobre todo, más personal sanitario.

Obvían esos canallas que ahora ponen el grito en el cielo, que muchas de esas carencias las padecemos porque ellos mismos o sus antecesores se dedicaron durante años a cepillarse la sanidad pública. Que construyeron decenas de hospitales con dinero público para privatizarlos inmediatamente después en beneficio de ellos y de sus amigos. Que miles de licenciados en medicina y enfermería tuvieron que irse de nuestro país, formados la inmensa mayoría con el dinero de nuestros impuestos, para poder ganarse la vida.

A todos esos, la salud de los débiles les importa exactamente lo mismo que al gobierno holandés. Sólo su voto tiene importancia y están dispuestos a cualquier mezquindad por conseguirlo. Muchos llevan días amenazando con un ajuste de cuentas cuando esto acabe. Cuando llegue ese momento no podemos olvidar lo que quieren de nosotros y que nuestra única arma es una papeleta y un sobre.