Por lo visto, a la alcaldesa de Madrid le cuesta mucho tomar “conciencia” sobre la mendicidad. Ya en septiembre de 2010, siendo por aquellas fechas responsable del departamento de Medio Ambiente, Botella señaló los “60 puntos donde pernoctan más de 200 personas”. Pero no dijo ni pío acerca de lo que iba a hacer para favorecer o ayudar a quienes que pertenecen al sector social -cada vez más numeroso- de los  marginados.

“Dificultad añadida”
Su intervención de entonces no fue acompañada por decisiones positivas, destinadas a  los sin hogar. Lo único que, al parecer, le interesaba era transmitir a la ciudadanía madrileña que los mendigos de la zona centro de la capital de España eran una “dificultad añadida” para mantener limpio ese distrito.

Tentación de grandeur
Claro que su protector -vía Aznar- en el Ayuntamiento, Alberto Ruiz Gallardón, también se lució hace casi un año, enseñando la patita de su escasa sensibilidad social. Como hemos recordado en ELPLURAL.COM, el alcalde que más ha despilfarrado millones y  millones de euros  desde su irresistible tentación de grandeur, o de faraón,  advirtió que iba a proponer al PP una “ley estatal” para que los mendigos “salgan de la vía pública”.

 La derecha lepenista
En Francia, Nicolás Sakorzy ha dedicado esfuerzos visibles para erradicar a los mendigos de París, precisamente en estas navidades. Hay que echar a los mendigos, sostiene el presidente de la República.  Algo similar a lo de de Sarkozy -que en estas cuestiones xenófobas se sitúa con frecuencia en la derecha  lepenista-  intentó hacerlo Gallardón desde el Ayuntamiento madrileño. Y ahora Botella vuelve a las andadas y tratará de  fichar a los indigentes.


El alcalde de París
A Sarkozy le ha procurado parar los pies Bertand Delanoe, el alcalde socialista de París. Estas declaraciones suyas fueron muy oportunas: “El deseo de combatir la pobreza por la represión y las multas es chocante, en un momento en el que el Estado no está cumpliendo sus obligaciones en materia de vivienda de jóvenes vulnerables o alojamiento de emergencia”. Delanoe es uno de los políticos más apreciados por su coherencia ideológica progresista. Ha promovido viviendas en París asequibles a los más necesitados.

 Sin complejos
La derecha española, en todo caso, anda crecida por doquier. Actúa sin complejos, tal como predica Aznar y confirma a su estilo Mariano Rajoy. El presidente del Gobierno -que en dos meses ha perdido ya dos puntos, todo un récord- se quitó su careta y dijo: “La reforma laboral me va a costar una huelga general”. Si acaso, a los trabajadores.

“No me preocupan los muy pobres”
Mitt Romney, el candidato republicano a la Presidencia de EEUU, es otro provocador lenguaraz. En CNN soltó hace unos días lo siguiente: “No me preocupan los muy pobres. En Estados Unidos tenemos una red de seguridad”. Y se quedó tan fresco. Mientras tanto, respalda un recorte del gasto público, sobre todo a costa de las rentas bajas”.

“Los niños, a trabajar”
Y otro ultraconservador norteamericano, Newt Gingrich –tipo sin escrúpulos e hipócrita acreditado- manifestó recientemente en la Universidad de Harvard que “las leyes que prohíben el trabajo infantil –a los menores de 12 años- son “estúpidas”. Y añadió: “Los niños desfavorecidos de 9 años o mayores deberían trabajar”.

El bicentenario de Dickens
Empieza  el bicentenario de Charles Dickens, azote de los poderosos y defensor de los débiles. Pero tal como se exhibe la derecha en general, instalada en el neoliberalismo, parece que en lugar de estar en el siglo XXI, estemos regresando al siglo XIX.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM