Soy de los convencidos de que ETA está en fase terminal: tiene dificultades económicas, de aprovisionamiento de armas y de captación de nuevos profesionales del terror. Pero mientras haya un etarra con una pistola, el riesgo de la muerte existe.

Nunca como en estos tiempos del ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, se han producido tantas detenciones de presuntos criminales etarras. Nunca como con el ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, han sido asesinadas menos gentes inocentes. Nunca han sido tan eficaces en su labor la Guardia Civil y la Policía Nacional. E incluso la Ertzaintza.

Pero el PP no quiere públicamente unirse al esfuerzo de la inmensa mayoría de los partidos vascos. Teme a sus militantes radicales partidarios del “todo o nada”.

En este tipo de finales de grupos terroristas eso del “todo o nada” es un inmenso error que, ni en las peores dictaduras, se ha producido nunca. Recordemos a Franco en el País Vasco o a los soviéticos en Chechenia o a decenas de gobiernos ingleses en Irlanda. Para terminar (he dicho terminar) una confrontación con terroristas que creen que sus ideas bien merecen incluso la muerte, o se habla o se fracasa.

Si dentro de unos meses (ojalá no ocurra) un grupo de bandidos toma rehenes en la sucursal de un banco, estoy seguro de que el ministro (seguramente del PP) dará orden de negociar con los desalmados. ¿Sería coherente ese ministro si se niega a negociar con quienes tienen a media Euzkadi de rehén?

No hace falta que me lo recuerde nadie: lo primero la acción policial. Ya se ha hecho y se ha hecho muy bien. Igual que lo hará ese hipotético ministro del PP ante la ocupación de una sucursal bancaria. Pero, además, si de verdad  quiere cerrar una triste historia de cincuenta años (o de cincuenta horas), se negocia.

El lunes, muchos vascos de muchos colores políticos van a intentar saber algo más sobre cómo se puede conseguir que ETA entregue las armas. Estoy seguro de que Mariano Rajoy, en conciencia, sabe que esos vascos a los que no acompaña el PP tienen razón. Pero tiene miedo a su extrema derecha.

Luis Solana es militante socialista y promotor de Nuevas Tecnologías
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