Griñán ha defendido su honestidad con contundencia ante las insidias de la derecha en el 'caso ERE'



Todavía se recuerda un chusco hecho que ocurrió en lo inicios de la autonomía andaluza. Un director general de Canal Sur se presentó a una comparecencia parlamentaria para rendir cuentas de su gestión sin la preparación necesaria y algo "sobrado". Acribillado por la oposición y arrinconado no tuvo más respuesta que disculparse afirmando "Señorías, vengo ´chungo de papeles".

Hoy se ha escenificado algo parecido. Un líder de la derecha andaluza, Juan Ignacio Zoido, que aparentemente iba "sobrado" frente a un presidente, José Antonio Griñán, cargado de argumentos y datos fehacientes. Griñán preparado y Zoido, 'chungo' de documentación y abarrotado de verborrea vacua, perdió los papeles. Todo ello ha sucedido cuando el propio alcalde de Sevilla y el PP andaluz tenían depositadas toda sus esperanzas en que la comparecencia del Presidente de la Junta en el Parlamento andaluz, a petición propia y sin obligación política alguna, iba a servirles de bálsamo para la situación crítica que vive el PP andaluz y su crisis de liderazgo. La comparecencia del presidente se entendía por la derecha como la caza de una presa. Pero lejos de ello, el cazador fue la pieza abatida y la crisis del PP andaluz más que aminorarse  puede que haya entrado en una fase más grave con un antes y un después tras esta sesión parlamentaria.

De nuevo se ha visto a un Zoido torpe, falto de reflejos faltón, sin ganas, tosco y muy distante de la agilidad mental que se debe de exigir a un líder regional de una formación como la que encarna el Partido Popular. Si hasta ahora era necesario buscar un dirigente que reflotara al PP andaluz tras la marcha de Arenas, ahora esa misión se ha convertido en una necesidad extrema y en una cuestión de caridad democristiana. Zoido fue hoy al Parlamento andaluz buscando carne y salió hecho papilla. Nunca un dirigente ha quedado tan vapuleado en la Cámara andaluza como hoy lo ha sido el alcalde de Sevilla tras la respuesta de Griñán.

Si algo hace separar la línea que separa la política de fuegos de artificios de la seria y real, son los datos y no las soflamas. Pues bien, cargadito de petardos, cohetes y bombas fétidas se presentó Zoido. Las tiró en su intervención y de ahí no pasó tras diluirse entre mal olor argumental y el humo que poco a poco se diluyó. Por contra Griñán respondió con detalle, con datos, papeles, documentos, cifras y argumentos objetos de constatación y verificación. Solo dos aspectos para ilustar. Uno cuando Griñán le espeta a Zoido "Yo puedo decir con rotundidad que no hay financiación ilegal del PSOE ¿usted puede decir que la Gürtel no financió el PP?". El presidente del PP-A quedó descuajaringado. Y el otro cuando Zoido le espeta a Griñán "Enseñe usted las denuncias" y a continuación el secretario regional de los socialistas en su turno le muestra no una, ni dos, ni tres, sino todo un cúmulo de denuncias dejadas caer el atril.

Zoido no dijo más de lo que se ya se sabe y a ratos pareció más un coleccionista de titulares de prensa, de argumentarios vanos de su partido, consignas políticas y ataques personales al presidente cuestionando su honradez. Y ahí parece que donde Griñán se crece, cuando tocan su honestidad. Ello le sirvió al socialista para comparar comportamientos de él y de su partido frente a los populares. Griñán sacó toda una batería de contrastes y le recordó como él comparece y en su partido no frente a la corrupción; como en el PP dan sobresueldos y en el PSOE no; como la trama Gürtel y los "papeles de Bárcenas" se acercan a una posible financiación del PP y en el caso ERE no; como los socialistas andaluces crean comisiones de investigación para este caso y en Madrid huyen de ellas en sus numerosos casos que le afectan. Y así sucesivamente hasta poner colorados a los diputados de la derecha por el sabaneo público a su líder.

Y en especial una cuestión de estética. Mientras a Zoido se le ha visto frío,  abúlico, en pose de criticar pero sin creérselo, a Griñán por contra se le notaba en el rostro que decía la verdad y que su patrimonio personal, el de la honestidad y el de la vocación de servidor público en más de 30 años es no solo intocable sino además incuestionable. Hay cosas que se notan en el rostro y en los gestos y en eso Griñán también ha dejado patente su impronta trasluciendo sinceridad y honradez. Cuando el presidente afirmaba que puede decir "sin bajar la mirada" que su gobierno es "honrado", que ha actuado con "contundencia" y que no va a "descansar" hasta recuperar lo defraudado por los ERE irregulares, era creíble. Por contra cuando Zoido acusaba con más pena que gloria, con más demagogia que con datos, simplemente se veía a un político intentando sacar rédito. Pero se quedó en eso, en vano intento.

En ocasiones, momentos como los vividos hoy hace que nazca un líder pero en este caso y con toda seguridad lo han enterrado. Zoido ha muerto políticamente. En la Calle San Fernando de Sevilla es probable que mañana alguien tenga el deseo de colocar un cartel con el texto siguiente: "Cerrado por defunción política. Se busca dirigente solvente y con preparación. Absténganse amigos de Bárcenas, cuates de Correa y líderes sin cuajo impuestos a dedo".